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Sindicato de Foxconn es una señal de que se acabó la China barata

Los salarios reales medidos en dólares de 2005 han subido 350% en los últimos once años, más rápido que en cualquier otro país asiático.

Por: | Publicado: Viernes 8 de febrero de 2013 a las 05:00 hrs.
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Por David Pilling



Deng Xiaoping dijo que el precio de las reformas de mercado era dejar que algunos se hagan ricos primero. Tres décadas después, eso ha pasado en China… y algo más. Ahora, una forma de cerrar la resultante brecha de ingresos es permitir que algunas personas hagan algo más primero: votar.

¿Cómo podría reducir la desigualdad dejar que la gente vote? Terry Gou, el presidente taiwanés de Foxconn, el mayor contratista manufacturero de electrónica del mundo, dio un paso adelante. A partir de este año, Foxconn permitirá a sus 1,2 millones de trabajadores que voten por lo que afirma que será un sindicato genuinamente representativo.

La intención de Gou podría no ser dar a los trabajadores el poder de negociación de sueldos que llega a menudo con una fuerza laboral sindicalizada. Más probablemente, espera mejorar la imagen de la compañía, empañada por una ola de suicidios en sus fábricas en 2010, y por las acusaciones de malas condiciones y uso de menores de edad. La empresa, conocida por fabricar los iPhones y iPads de Apple, también suspendió la producción en septiembre después de una pelea que involucró a varios cientos de trabajadores.

Los sueldos más altos podrían no ser la intención, pero ese es el resultado probable. Incluso sin sindicatos, los sueldos de las fábricas han estado creciendo a tasas de dos dígitos por años, a medida que desaparece el brillo de los empleos en la línea de producción y la demografía se vuelve menos favorable para los empleadores. Los salarios reales medidos en dólares de 2005 han subido 350% en los últimos once años, más rápido que en cualquier otro país asiático, según HSBC.

Es probable que eso se acelere. El año pasado, la población en edad de trabajar bajó por primera vez, en 3,5 millones, a 937,3 millones de personas, y muestra que China ha agotado uno de los factores más importantes de rápido crecimiento: un flujo sin fin de nuevos trabajadores.

De hecho, los sueldos más altos encajan con el objetivo del Partido Comunista de revertir la creciente desigualdad de ingresos. Hay un resentimiento creciente contra personas, muchos de ellos funcionarios del partido, que según se cree se han enriquecido groseramente. Esta semana, el Consejo de Estado entregó un plan de 35 puntos para reducir la brecha de ingresos. Entre sus metas está sacar a 80 millones de personas de la pobreza, aumentar el sueldo mínimo a al menos un 40% de los salarios promedio, y obligar a las empresas estatales a devolver más de sus ganancias al gobierno para redistribuirlas.

Pese a que el plan no entrega muchos detalles, coincide con el objetivo que ha expresado Xi Jinping, quien asumirá la presidencia el próximo mes, de castigar la corrupción y las extravagancias oficiales.

Acá un punto económico serio. Si China quiere reequilibrar su economía y generar más crecimiento desde la demanda doméstica y menos desde la inversión y las exportaciones, tendrá que colocar dinero en los bolsillos de las personas. Una forma obvia es permitir que los sueldos de los trabajadores suban.

Si las alzas de sueldos se aceleran efectivamente, las empresas tendrán que hacer grandes aumentos de productividad para no perder competitividad. Eso no ocurrió en los cinco años hasta 2011, según HSBC, cuando los incrementos de salarios superaron los aumentos de la productividad, lo que presionó al alza los costos laborales unitarios en más de 100%.

El fin de la China barata podría enviar a algunos empleos intensivos en mano de obra -como textiles y pequeñas manufacturas- al exterior. Hay evidencia de que países como Bangladesh, Vietnam, Tailandia y México ya se han beneficiado.

Pero los costos laborales no son todo. Para los bienes manufacturados, los sueldos son sólo una pequeña fracción del costo. Según el New York Times, si Apple pagara sueldos estadounidenses para producir sus iPhones, sumaría US$ 65 al costo de cada unidad. Pero la competitividad china va más allá del precio. Más importantes son los enormes clusters de fabricantes de componentes, capaces de implementar las constantes actualizaciones exigidas por la industria. Las plantas chinas son legendariamente flexibles. El diario contó cómo, a sólo semanas de que los iPhones salieran a la venta en 2007, Apple renovó la línea de producción de Foxconn en Shenzhen, para colocar a los aparatos pantallas de vidrio en vez de plásticas. Ese cambio habría sido imposible en cualquier otro sitio.

Obviamente, si Foxconn realmente permitiera un sindicato poderoso podría poner en peligro la flexibilidad, pero uno realmente fuerte, preparado para una huelga, no es lo que está en juego. Los trabajadores tampoco piden recortes de horas ni la introducción de prácticas laborales rígidas. De hecho, una queja común en la tienda de ventas de Foxconn no es que trabajen demasiado, sino que no obtienen suficientes horas extra. Salarios altos o no, China probablemente siga siendo competitiva por algún tiempo.

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