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Los miembros de la élite financiera global que aterrizaron la semana pasada en el aeropuerto Washington-Dulles para las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegaron a un estado que ha visto uno de los mayores frenesíes de construcción en Estados Unidos.
El data center alley del norte de Virginia es un símbolo del auge de inversiones tecnológicas impulsadas por la IA y del boom bursátil que ha ayudado a EEUU a desafiar las sombrías proyecciones de principios de año, que anticipaban una fuerte desaceleración provocada por la guerra comercial de Donald Trump.
En la primavera, el FMI fue una de las instituciones que advertía con tono pesimista sobre los riesgos de recesión para la economía estadounidense. Ahora, su directora gerente, Kristalina Georgieva, adoptó un tono distinto. “El auge de inversiones en IA está generando un optimismo increíble, concentrado principalmente en EEUU”, dijo el jueves.
Los aranceles no han sido el único obstáculo: el país también enfrenta una desaceleración en el mercado laboral, una drástica restricción a la inmigración y ahora un cierre del Gobierno. Pero en el centro del sólido desempeño económico han estado los consumidores, que han seguido gastando.
“Los precios de los activos están muy altos y los spreads de crédito, muy bajos. Veo eso y me sentiría más cómodo si no fuera así. El mercado cree que todo va a estar bien. Yo no estoy tan seguro de eso”, indicó Jamie Dimon, CEO y presidente de JPMorgan Chase.
El factor decisivo, dicen los economistas, ha sido el efecto riqueza positivo derivado del alza en las valorizaciones bursátiles, que ha impulsado el gasto entre quienes poseen activos. Según Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, “las valorizaciones son muy altas y eso está generando ganancias de riqueza para los consumidores”.
La pregunta es cuán sostenible resultará esta expansión que desafía la gravedad.
Los economistas hablan de una economía de dos velocidades: mientras el gasto de los hogares más ricos se ve impulsado por el alza de las acciones, las personas de menores ingresos ven erosionado su poder adquisitivo por una inflación por encima de la meta y un crecimiento salarial más débil.
“A simple vista, la economía parece resiliente”, afirma Isabelle Mateos y Lago, economista jefe de BNP Paribas. “Pero debajo de eso, hay bastantes motivos de preocupación. La gente sabe que podríamos enfrentar un shock en cualquier momento que haga desvanecer esa resiliencia”.
Algunos comparan el auge bursátil con el boom de las puntocom de fines de los años ‘90, lo que alimenta temores de una corrección severa. Los mercados podrían asustarse fácilmente ante un nuevo brote de tensiones comerciales, que permanecen latentes.
“Los precios de los activos están muy altos y los spreads de crédito, muy bajos”, dijo Jamie Dimon, presidente y CEO de JPMorgan Chase, en un evento del Instituto de Finanzas Internacionales el jueves en Washington. “Veo eso y me sentiría más cómodo si no fuera así. El mercado cree que todo va a estar bien. Yo no estoy tan seguro de eso”.
“Aun cuando los promedios se vean bien, si se observa a la población de bajos ingresos -no solo en EEUU, sino en todas partes-, están sufriendo porque la inflación es prohibitiva y los salarios no han subido lo suficiente”, dijo Ana Botín, presidenta del Banco Santander.
Reciente optimismo
El optimismo que rodea a la economía estadounidense contrasta con la alarma que marcó las reuniones de primavera (boreal) del FMI y el Banco Mundial, dominadas entonces por el impacto global del paquete arancelario de Trump en el Día de la Liberación y la sucesión de reveses y giros que siguieron.
En abril, el FMI estimaba que el riesgo de recesión en EEUU era de dos en cinco, mientras rebajaba sus proyecciones de crecimiento. “Los miembros están ansiosos”, dijo Georgieva en ese momento.
Esta semana, el FMI elevó sus pronósticos para EEUU, proyectando una expansión de 2% en 2025 y de 2,1% en 2026, más lenta que en 2024, pero aún la más rápida del G7.
Parte de esa fortaleza se explica porque los aranceles se han estabilizado en un nivel efectivo más bajo de lo que se temía inicialmente: la tasa arancelaria ponderada por comercio de Estados Unidos es ahora de 17,5%, frente al 23% en abril.
El crecimiento también se ha visto impulsado por un adelantamiento del gasto y la inversión de personas y empresas que buscan anticiparse a la aplicación de los aranceles. Las compañías, además, han mostrado una capacidad de adaptación mayor a la esperada, ajustando sus cadenas de suministro y absorbiendo costos adicionales.
Como resultado, se espera que el PIB crezca a una tasa anualizada de 3,9% en el tercer trimestre, según la Reserva Federal de Atlanta, manteniendo el ritmo del segundo trimestre.
“Efecto riqueza”
Los analistas dicen que el rasgo más destacado del desempeño económico ha sido la solidez del consumidor estadounidense, o al menos de un subconjunto económicamente poderoso de la población.
El boom de la IA no solo impulsa niveles extraordinarios de inversión en la construcción de data centers, también ha llevado a los índices bursátiles de EEUU a múltiples máximos históricos, impulsados por la confianza en la capacidad de la tecnología para aumentar la productividad y el crecimiento.
Según JPMorgan, un conjunto de 30 acciones vinculadas a la IA representa ahora el 43% del valor total de mercado del índice S&P 500. El aumento de valor de estos papeles entregó US$ 5 billones (millones de millones) de riqueza adicional a los hogares estadounidenses solo en el último año.
“Hay dos efectos distintos: uno es el gasto directo en inversión, que aporta cerca de medio punto porcentual al PIB”, explica Marc Sumerlin, de la consultora Evenflow Macro. “Y luego está el mercado bursátil”.
En este contexto, algunos analistas empiezan a cuestionar por qué la Fed ha estado relajando las tasas de interés. El mercado laboral ha mostrado debilidad, lo que ha servido de argumento para reducir el costo del crédito.
Michael Strain, del think tank American Enterprise Institute, afirma que las rebajas de tasas son equivocadas dado el vigor del gasto del consumidor y las señales de persistente presión inflacionaria.
“Estos efectos riqueza son reales y persistirán hasta 2026, lo que impulsará el gasto agregado”, dice. Y agrega: “Hay una buena dosis de presión inflacionaria”.
La historia del consumo en EEUU puede ser impresionante, pero es profundamente desigual. El alza en los precios de las acciones significa que los estadounidenses más ricos, que poseen una proporción mucho mayor del mercado bursátil, están sosteniendo el consumo.
Según Mark Zandi, economista de Moody’s, el 10% más alto de la población por ingresos es responsable de cerca de la mitad del consumo total del país.
Calcula que el llamado “efecto riqueza” equivale a 5 centavos: por cada dólar que los estadounidenses ganan en el mercado bursátil, gastan cinco centavos.
“Es una fortuna que el auge de la IA haya ocurrido en el último año. Ha ayudado a amortiguar el impacto de los aranceles y de la ofensiva antiinmigración de Trump. Es una de las principales razones por las que no hay recesión”, afirma.
Todo esto ha sido especialmente positivo para las empresas que venden bienes y servicios de lujo.
Delta Air Lines señaló la semana pasada que espera que los ingresos por la venta de sus productos premium, como los pasajes de primera clase, superen el próximo año a los de la clase económica. Mercedes-Benz informó que las ventas minoristas de su modelo G-Wagon, cuyo precio parte en US$ 148.250, han subido 41% en lo que va del año, frente a un alza de 6% en las ventas totales de la marca en EEUU.
Los desafortunados
Pero los más afectados comienzan a sufrir ahora que las empresas están creando menos empleos, en medio de lo que el presidente de la Fed, Jerome Powell, describe como una economía de “bajas contrataciones y pocos despidos”.
Durante la pandemia, todos los hogares recibieron cheques de estímulo otorgados por Trump y luego por el exPresidente Joe Biden. En los años siguientes, la abundancia de empleos ayudó a sostener el alza salarial.
Ahora los economistas observan una desaceleración del mercado laboral, que podría deberse al enfriamiento de la demanda o al endurecimiento de las políticas migratorias. Otros datos muestran que los trabajadores con menores ingresos -los más vulnerables a los ciclos económicos- están viendo un crecimiento salarial menor que los de mayores sueldos.
Datos de la Fed de Atlanta indican que en agosto, el cuartil inferior de los trabajadores obtuvo un aumento promedio de 3,6%, frente a 4,6% para los de mayores ingresos.
“Aun cuando los promedios se vean bien, si se observa a la población de bajos ingresos -no solo en EEUU, sino en todas partes-, están sufriendo porque la inflación es prohibitiva y los salarios no han subido lo suficiente”, señaló Ana Botín, presidenta ejecutiva del Banco Santander.
El jueves, el gobernador de la Fed Christopher Waller comentó que sus contactos empresariales reportaban que los trabajadores de menores ingresos estaban siendo golpeados por los altos precios. Dijo que ya estaban “cambiando sus planes de gasto para encontrar mejor valor”.
Sus problemas se agravarán el próximo año, cuando entre en vigor la ley de impuestos y gasto de la administración Trump, conocida como One Big Beautiful Bill Act.
La Oficina Presupuestaria del Congreso, el ente fiscalizador, estima que los recortes tributarios harán más ricos a los ricos, pero a costa de los estadounidenses más pobres.
Los recortes en los programas de seguro médico y cupones de alimentos reducirán los recursos del 10% más bajo de la distribución de ingresos en US$ 1.600 al año, mientras que el 10% más alto verá aumentos anuales de US$ 12 mil.
Son generalizados los temores, incluso entre funcionarios públicos, de que la IA profundice esta brecha entre ricos y pobres.
El profesor de la Universidad de Cornell, Eswar Prasad, señala que el impacto del auge de la IA en la desaceleración de la creación de empleo también está generando inquietud entre funcionarios de países de bajos ingresos. “Están casi en un estado de parálisis”, dice. “Ven venir una gran ola de shock, pero se sienten impotentes para hacer algo al respecto”.