La próxima boda del fundador de Amazon, Jeff Bezos, y Lauren Sánchez en Venecia se ha transformado en un foco de protestas, mientras activistas climáticos y residentes locales denuncian que el evento encarna muchos de los males globales: desde el turismo excesivo hasta la concentración de la riqueza.
Según reportes, algunos de los hoteles más exclusivos de la ciudad y servicios de taxi acuático habrían sido reservados para una celebración de tres días. Aunque los detalles y fechas exactas se mantienen bajo estricta reserva, uno de los espacios contemplados sería la restaurada Scuola Grande della Misericordia. Venecia, símbolo de un turismo difícilmente sostenible, enfrenta además los embates del cambio climático con el alza del nivel del mar que amenaza sus joyas renacentistas.
Una gran pancarta contra el fundador de Amazon, Jeff Bezos, yace en el suelo de la Plaza de San Marcos
En respuesta, activistas han empapelado muros con afiches que dicen “No hay espacio para Bezos” —en alusión a sus inversiones en tecnología espacial— y colgado lienzos en lugares icónicos como el Puente de Rialto y la isla de San Giorgio.
“Lo que está ocurriendo aquí es una arrogancia descarada”, señaló Marta Sottoriva (34), profesora de inglés y activista. “Está explotando la ciudad igual que ha explotado a trabajadores de todo el mundo para construir su imperio”.
El lunes, un grupo desplegó un lienzo en la Plaza de San Marcos que rezaba: “Si puedes arrendar Venecia para tu boda, puedes pagar más impuestos”. Fue retirado rápidamente por la policía.
“La boda de Bezos es símbolo de la riqueza extrema, el privilegio y muchas de las cosas que hoy van mal en el mundo”, afirmó Clara Thompson, activista de Greenpeace, recordando que se celebra en una de las ciudades más vulnerables al cambio climático.
Celebridades, filántropos y figuras del arte frecuentan Venecia por sus bienales y festivales de cine. En 2014, el actor George Clooney se casó ahí con la abogada de derechos humanos Amal Alamuddin. Pero el matrimonio de Bezos ha generado una molestia particular entre los venecianos, que acusan al alcalde conservador Luigi Brugnaro de priorizar el turismo por sobre la calidad de vida de los residentes.

“No hay espacio para Bezos”
“Los venecianos se sienten traicionados, abandonados y olvidados”, afirmó Tommaso Bortoluzzi, concejal del Partido Demócrata. “Muchos sienten que han perdido la posibilidad de vivir con calma y tradición, mientras Venecia se convierte en un museo al aire libre”.
De acuerdo con el sitio Venessia, la población residente del centro histórico ha caído de 100 mil en los años 80 a menos de 50 mil hoy, mientras proliferan camas hoteleras y arriendos turísticos.
“Año tras año, aumenta el turismo, pero la ciudad no puede absorber un número infinito de visitantes”, advirtió Bortoluzzi. “Los venecianos sienten que ni siquiera reciben los servicios básicos, pese a los altos ingresos del turismo”.
La campaña “No hay espacio para Bezos” ha congregado a estudiantes, sindicatos y activistas por la vivienda y contra los cruceros, en una ciudad que ha limitado el acceso de estas embarcaciones por el daño ecológico que provocan.
Desde la firma organizadora de la boda, Lanza & Baucina, con sede en Londres, aseguraron que el evento fue planeado “con sumo cuidado, dada la fragilidad de la ciudad”. En un comunicado, afirmaron que tanto el cliente como ellos instruyeron minimizar cualquier alteración en la ciudad, respetar a los residentes e instituciones, y emplear en su mayoría a proveedores locales.
“Los rumores sobre una supuesta ‘toma’ de la ciudad son completamente falsos y opuestos a nuestros principios”, indicaron, agregando que Bezos habría realizado donaciones —sin precisar montos— a organizaciones que protegen la laguna veneciana.
El alcalde Brugnaro, en tanto, arremetió contra los manifestantes y declaró que “quien ama Venecia siempre será bienvenido”.
Sin embargo, la campaña sigue activa y suma apoyos. Las críticas no solo apuntan al turismo, sino también al capitalismo impulsado por la tecnología y la precarización del trabajo en la economía de plataformas. El año pasado, la policía italiana incautó 121 millones de euros a una filial de Amazon en Milán por supuesta evasión tributaria y prácticas laborales irregulares, acusaciones que la compañía negó.
Para este sábado, los manifestantes planean lanzarse a los canales y bloquear con sus propias embarcaciones el paso de los taxis acuáticos que transporten invitados.
“La agenda política aquí difumina constantemente los límites entre el bien público y los intereses privados”, concluyó Sottoriva. “Los residentes locales somos vistos como obstáculos para el turismo, como obstáculos para una Venecia convertida en parque temático”.