Si Estados Unidos llegara a involucrarse en el conflicto entre Israel e Irán, se esperaría que juegue un rol clave en la destrucción de las instalaciones subterráneas de enriquecimiento de uranio en territorio iraní.
Esa tarea recaería casi con certeza en un número reducido de bombarderos estadounidenses, capaces de transportar una bomba guiada de precisión de 13,6 toneladas: la GBU-57 E/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), el explosivo no nuclear más potente del mundo.
Lanzada desde un bombardero sigiloso B2, la también conocida simplemente como bunker buster (bomba rompebúnker, en español) tiene 6 metros de largo y puede penetrar más de 60 metros de roca y tierra con pura fuerza cinética, dependiendo de la dureza del terreno, antes de detonar. Al ser guiada por precisión, en teoría pueden lanzarse múltiples bombas sobre un mismo punto.
“Para destruir Fordow se requerirían al menos dos bombas cayendo exactamente en el mismo punto. Nunca se ha intentado en una guerra real”, dice el director del OIEA, Rafael Grossi.
Más potente que cualquier bomba convencional del arsenal israelí, la MOP tiene la capacidad de destruir buena parte de las instalaciones subterráneas de enriquecimiento de Irán, especialmente el sitio de Natanz, que se estima está enterrado a 20 metros de profundidad y reforzado con unos 2 metros de concreto armado.
Sin embargo, podría no ser suficiente para destruir la planta de Fordow, mucho más protegida, ubicada dentro de una montaña y cubierta por hasta 80 metros de roca y tierra, incluso cuando la bomba fue diseñada específicamente con ese objetivo en mente.
El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, ha dicho que algunas de las instalaciones más sensibles en Fordow podrían estar incluso más profundas, hasta a 800 metros bajo tierra.
“Yo he estado ahí muchas veces”, dijo a Financial Times este mes. “Para llegar, uno desciende en espiral, cada vez más abajo”.
Dilema con antecedentes históricos
El hecho de que no haya garantías de que un bombardeo -ni siquiera una serie de ataques- destruya el total o la mayoría del material nuclear ya enriquecido en Fordow recuerda a un dilema similar que enfrentó EEUU en el pasado.
Durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, cuando se consideró una ofensiva contra el armamento nuclear soviético instalado en la isla, una preocupación clave era no poder eliminar todos los blancos, lo que llevó al Presidente John F. Kennedy a optar por un bloqueo naval y la vía diplomática.
“La Fuerza Aérea estadounidense estaba segura de poder destruir solo el 85% de los objetivos, por eso también existían planes para una invasión terrestre posterior”, explicó el historiador militar Robert Pape, autor del libro Bombing to Win, un estudio fundamental sobre campañas de bombardeo del siglo XX.
“En el caso iraní, ¿cómo puede el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU estar seguro de que eliminará todo? Ese es el gran problema”, agregó.
Las capacidades de la MOP
Fabricada por Boeing, la MOP ha sido probada en el polígono de White Sands en Nuevo México, pero nunca se ha utilizado en combate. Y eso plantea un segundo desafío.
“Para destruir Fordow, el objetivo para el que se diseñó la MOP, probablemente se requerirían al menos dos bombas, cada una cayendo exactamente en el mismo punto”, afirmó Pape.“Puede que eso funcione, y estoy seguro de que la Fuerza Aérea tiene la capacidad técnica. Pero nunca se ha intentado en una guerra real”.
Una bomba diseñada con anterioridad, la Massive Ordnance Air Blast (MOAB), de 10 toneladas, es menos potente pero sí fue usada con gran efectividad en 2017 en Afganistán, contra una red de cuevas del Estado Islámico en la provincia de Nangarhar.
La MOP, desarrollada desde 2002, desplegada por primera vez en 2011 y actualizada periódicamente desde entonces, es más precisa que la MOAB. Su carga explosiva es mayor y está contenida en un revestimiento metálico extremadamente rígido que permite una penetración profunda antes de detonar.
Se estima que EEUU posee unas 20 bombas MOP y cada una cuesta cerca de US$4 millones, según un contrato de 2011 que fijó el precio de ocho unidades en US$28 millones.
El avión que la transporta
Solo el bombardero B2 Spirit está configurado para transportar y lanzar esta bomba. La Fuerza Aérea tiene en servicio 20 de estas aeronaves, cada una capaz de cargar dos MOP, una en cada bahía.
Fabricado por Northrop Grumman, el B2 tiene un alcance sin reabastecimiento de 11.000 km, y de 19.000 km con una recarga aérea, lo que le permite llegar a casi cualquier blanco en el mundo.
No obstante, más allá del poder destructivo de la MOP y del B2, una misión contra Fordow enfrentaría otras dificultades tácticas, advirtió Pape.
La primera es que lanzar más de una bomba sobre el mismo objetivo podría obligar al B2 a permanecer sobre el área, quedando expuesto a las defensas aéreas iraníes.
“El B2 es un bombardero furtivo, pero eso significa que evita el radar, no que sea invisible desde todos los ángulos”, explicó. “Por ejemplo, tiene un fondo plano, lo que lo puede hacer tan vulnerable como un Boeing 737 frente a misiles antiaéreos”.
El segundo desafío es abrir una ruta segura de vuelo hacia el blanco. Esto podría requerir misiles crucero anti-radar que eliminen instalaciones iraníes de detección que no hayan sido ya destruidas por Israel.
“Pero es muy probable que Irán haya anticipado que EEUU intentaría abrir ese corredor”, dijo Pape. “El bombardeo podría funcionar, pero debe emprenderse con la conciencia de que nunca se ha hecho antes”.