El gran circo del motor, como es la Fórmula 1, vuelve a levantar su carpa. Y esta temporada ofrecerá dos carreras nuevas en Europa y pocos cambios de patrocinadores, salvo el regreso de Martini. Este año, habrá 19 grandes premios alrededor del globo. Eso sí, con el foco puesto otra vez en el Viejo Continente, cuna de esta competencia. Con el regreso de Austria y la entrada de Rusia, casi la mitad de las disputas serán en suelo europeo. Esto, en circunstancias que un gran premio tiene un impacto económico directo de más de 100 millones de euros en países de tradición automovilística.
Esta vez, la mayor revolución se ha producido en el ámbito deportivo más que en el corporativo. Los monoplazas han cambiado su diseño para adaptar los nuevos motores turbo V6 así como el límite a 100 kilos de combustible. El morro es ahora más bajo y, por lo tanto, todos lucen diferentes. Novedoso son los nuevos McLaren, que destacan por la salida de su patrocinador principal hasta la pasada temporada, Vodafone, que dejó la competición en la que invertía unos 50 millones de euros al año. Todo apunta a que este equipo correrá esta temporada sin un title sponsor, a la espera de la llegada de Honda, socio de la escudería a partir de 2015 y que podría traer consigo un gran patrocinador como Sony, compatriota nipón, aunque también suenan Fly Emirates (que ya estuvo en los monoplaza en 2006 y que desde el año pasado es socio global de la Fórmula 1) o incluso Telmex. Pero Ron Dennis no parece dispuesto a ver sus coches libres de patrocinador hasta entonces. Confía en que a partir de la segunda carrera pueda lucir alguna marca, pues además ha reconocido que anda a la caza de nuevos inversionistas para revivir la escudería.
Un año para apostar
En todo caso, la salida de Vodafone se trata de algo puntual, ya que la mayoría de los patrocinadores presentes se mantienen en la parrilla, aunque no siempre en los mismos autos. Sí se ha producido un ajuste de los precios, pues la F1 tampoco es ajena a la situación económica de las empresas en todo el mundo, en línea con lo que se está haciendo en el resto de deportes: ya no se trata de contar con una pegatina, sino de obtener el máximo provecho de estos acuerdos.
UPS ha crecido en relevancia en Ferrari, donde el año pasado aportaba 8 millones de euros, como también lo ha hecho la compañía china Weichai Power. Claro TV ha seguido a Sergio Pérez de McLaren a Force India, y la petrolera venezolana Pdvsa ha hecho lo mismo con Pastor Maldonado, de Williams a Lotus, tras firmar un acuerdo de 35 millones de euros.
Pero Williams no ha tardado en cubrir el espacio, gracias a un viejo conocido de la competencia como Martini -que en su día patrocinó a Brabham, Lotus y Ferrari- y que ahora pone nombre al equipo: Williams Martini Racing.
Según los expertos, se trata de un acuerdo muy económico, ya que el cambio de normativa de este año ha hecho que esta temporada sea el momento idóneo para apostar por este deporte, pues no hay claros favoritos sobre el asfalto. Ciertamente, resultaba extraño ver competir en una liga tan exclusiva y costosa a los Williams en blanco y azul, con apenas cinco marcas visibles, como también resultará chocante ver a los McLaren libres de sponsors (ahora sólo se ven las pegatinas de Mobil1, Hugo Boss, Akzonobel, SAP y Johnie Walker, aunque en el caso de los pilotos mantienen a Santander como el principal en el mono de Jenson Button y Kevin Magnussen).
Los equipos pueden permitirse este lujo, gracias a la inyección económica procedente del reparto de la FOM (gestora de la Fórmula 1). El Pacto de la Concordia, que rige el reparto económico entre las escuderías, establece una serie de criterios para repartir los ingresos procedentes de los derechos de televisión, las licencias y los cánones que cobran a los circuitos.
Así, la FOM, que se estima que el año pasado ingresó por estos conceptos en torno a 500 millones de euros, entrega a cada escudería una determinada cantidad según sus resultados en el año, los años de participación en la F1 y el palmarés acumulado a lo largo de los 74 años de vida de la competencia.
Por ello, no resulta extraño que los equipos más fuertes económicamente sean Ferrari, McLaren, Mercedes y Red Bull. El presupuesto de la escudería de Dieter Mateschitz, superó los 210 millones de euros en 2013, a los que habría que añadir los correspondientes al título. En el caso de Ferrari, ascendió a 245 millones de euros. Estas cuatro escuderías contarían este año con un suelo común superior 250 millones de euros, gracias a los resultados de la última temporada, que en todo caso, según fuentes de los boxes, supone que se mantienen estables desde hace tiempo, ya que en estos equipos (salvo Red Bull) es difícil delimitar cuánto procede de la casa fabricante o cuánto de la propia competición.
Los nuevos jugadores
Los presupuestos que sí que crecen son los de Bernie Ecclestone con las nuevas sedes de la F1. El magnate del motor no va a bajar los precios que se paga por patrocinar un gran premio. A estas alturas, nueve de las diecinueve carreras no tienen title sponsor -y eso que Pirelli ha entrado con fuerza, en el Gran Premio de España y en el de Hungría- debido al incremento en las tarifas que Ecclestone propone a las nuevas empresas que quieren poner su apellido en una carrera.
También acepta de buen grado
el ansia de muchos países por acoger su circo. Es el caso, por ejemplo, de Socchi, sede del Gran
Premio de Rusia. Al tratarse de un país con poca tradición en la F1, el precio por albergar una gran prueba se sitúa en línea con lo pagado por los Emiratos Árabes o Singapur:
unos 50 millones de euros. Éste sería el umbral que está negociando también Azerbayán, que podría acoger un gran premio urbano a partir del próximo año en una estrategia encaminada a poner en el mapa a Baku. En cambio, el canon de la otra nueva carrera del año, el GP de Austria (sede de Red Bull), es mucho menor ya que se trata de un país con tradición en la celebración de pruebas.