La “odisea griega” sigue alargándose y Atenas vuelve a aplazar reunión clave con los partidos
Las autoridades griegas precisaron ayer que aún deben acordar con sus acreedores internacionales recortes adicionales del gasto por 600 millones de euros.
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Pese a la enorme presión internacional y las críticas de los principales gobiernos europeos, las autoridades griegas volvieron a postergar por segundo día consecutivo una reunión con los representantes de los principales partidos que es clave para un acuerdo de rescate que evite que la economía helena caiga en default.
Aunque Atenas llegó a un principio de acuerdo con los negociadores de la Unión Europea, el Banco central Europeo y el Fondo Monetario Internacional -la denominada troika- para un plan de reformas, este todavía no ha sido ratificado por los políticos locales. Esta es una de las condiciones impuestas por Bruselas para apoyar al gobierno no electo encabezado por el tecnócrata Lucas Papademos, porque quiere evitar que un futuro gobierno pueda desconocer el convenio.
Fuentes cercanas a las negociaciones señalaron ayer que el retraso se debe a que los líderes de los principales partidos que conforman la coalición aún no han recibido el borrador. “La razón es que los líderes políticos no han tenido el tiempo de evaluar las medidas en el rescate”, comentó a Reuters una autoridad, y agregó que todavía no habían recibido el borrador media hora antes de que se iniciara la reunión que estaba fijada ayer.
Espacios vacíos
El primer ministro griego Lucas Papademos estuvo reunido hasta la madrugada del martes con los negociadores internacionales y al final del encuentro emergieron con un principio de acuerdo que incluye recortes en el gasto por 3.300 millones de euros este año, equivalente a 1,5% del PIB, rebajas de salarios para mejorar la competitividad y la recapitalización de la banca, pero sin la nacionalización de las entidades.
Pero todavía están pendientes puntos equivalentes a un recorte adicional por 600 millones de euros, dijeron las autoridades helenas ayer.
Pero los políticos griegos también están renuentes a apoyar un plan de austeridad que podría profundizar la recesión y que es muy resistido por la población, ya que hay elecciones programadas para abril y temen el castigo de los votantes.
De hecho, mientras las autoridades intentaban cerrar un acuerdo ayer, los principales sindicatos públicos y privados del país participaban en un paro nacional de 24 horas, que llevó al cierre de los servicios públicos, colegios, tribunales y servicios de transporte. Un grupo de manifestantes quemó una bandera alemana frente al parlamento al son de gritos de “nazis fuera”, en rechazo a las presiones de Alemania de mayor ajuste fiscal.
Elecciones a la vista
Antonis Samaras, líder del partido conservador Nueva Democracia, y que ha sido anteriormente crítico de los planes económicos, dijo ayer que se opone a la demanda de los acreedores de recortar aún más las pensiones. “Las pensiones ya han sido rebajadas. Recortarlas más llevaría a una recesión aún más profunda”.
De todos modos, Samaras precisó que no tomará una decisión sobre su respaldo al acuerdo hasta que pueda ver el detalle del borrador.
Su partido Nueva Democracia lidera en las encuestas, con 31% de apoyo, comparado con el 8% del socialista PASOK, el mayor grupo de la coalición y donde milita el actual ministro de Hacienda, Evangelos Venizelos. La demora de las autoridades griegas ha sido duramente cuestionada por los gobiernos de Francia y Alemania, que son los principales financistas del segundo paquete de rescate para Atenas por 130 mil millones de euros (US$ 171 mil millones).