María Ignacia Alvear C.
El alza de las tasas de interés de China anunciadas ayer es una señal más de que las economías globales están respondiendo a la alerta del aumento de la inflación en el mundo.
La amenaza es visible en distintos frentes, desde el alza en los precios de los commodities agrícolas hasta los buenos resultados que arrojaron las encuestas manufactureras. En estas últimas, los gerentes de compras señalan que sus empresas ya están traspasando los mayores costos de los insumos a los clientes.
Ayer, el Banco Popular de China elevó sus tasas de interés de referencia en 25 puntos base, la tercera alza desde mediados de octubre. Con ello se adelantó a la publicación de un reporte que indicaría que los precios al consumidor se aceleraron en enero a su ritmo más rápido en 30 meses, a 5,3%. Gran parte del alza se debe al mal tiempo que ha afectado la producción de granos, pero es también consecuencia de la fuerte expansión de la masa monetaria que implementó para luchar contra la crisis global.
“La medida muestra que el tema de la inflación se ha vuelto algo global (...) Frente a este contexto, es bueno que China reaccione con celeridad”, dijo a Reuters el estratega de MM Warburg, Carsten Klude.
La reactivación económica y la fortaleza de la demanda interna ha llevado a que la inflación se haya hecho visible primero en las economías emergentes, que sobrellevaron mejor la crisis financiera y económica que las desarrolladas. Además, los grandes flujos de capitales hacia los mercados emergentes también han alimentado la presión, En respuesta, India subió sus tasas de interés en enero en 25 puntos base a 6,5%, el mayor nivel en los últimos dos años y los expertos esperan un nuevo incremento en marzo.
En Brasil, donde los precios al consumidor se elevaron 0,86% el mes pasado, su ritmo más rápido desde 2005, los operadores apuestan a que el banco central elevará nuevamente la tasa Selic en su reunión de principios de marzo.
Aumento de sueldos
Más allá de los alimentos, los analistas ven en el repunte de la manufactura una señal de aumento en las tasas de empleo, lo que podría traducirse en una presión por un incremento en los salarios en los países desarrollados. De hecho, la automotriz alemana Volkswagen acordó dar a 100.000 trabajadores un aumento de sueldo de 3,2% para evitar huelgas mientras se esfuerza por elevar su producción para igualar una demanda sin precedentes.
Las exigencias por elevar los sueldos coinciden variaciones en los precios anuales en la zona del euro de 2,4% en enero, la tasa más alta en dos años, y a 3,7% en el Reino Unido, casi el doble de la meta del Banco de Inglaterra. El Banco Central Europeo (BCE), que busca mantener la inflación bajo 2%, mantuvo las tasas de interés referencia en 1% para no alimentar la crisis de la deuda soberana, pero en general se cree que en cualquier momento puede subirlas.