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Madrid y Lisboa dicen que el problema se acaba en Dublín

Por: | Publicado: Miércoles 24 de noviembre de 2010 a las 05:00 hrs.
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Por Victor Mallet en Madrid y Peter Wise en Lisboa



Líderes españoles y portugueses, con refuerzos de Bruselas, están luchando una acción de retaguardia para convencer a los inversionistas de que no hay necesidad de nuevos rescates en la eurozona, después del rescate de entre 80 mil millones de euros y 90 mil millones de euros (US$ 109 mil millones y US$ 122 mil millones) acordado para Irlanda el fin de semana. 
“Absolutamente no”, dijo Elena Salgado, la ministra española de Finanzas, cuando fue consultada ayer en una entrevista radial si España necesitaba ayuda de la Unión Europea. “España está haciendo todo lo que prometió, con resultados tangibles”.

Portugal es considerado por los inversionistas en el mercado de bonos y por economistas como el próximo en la línea para recibir un rescate después de la asistencia a Grecia e Irlanda. Pero José Sócrates, el primer ministro portugués, fue categórico en que “no había conexión” entre el rescate irlandés y los problemas de Portugal.

“Portugal no necesita la ayuda de nadie y resolverá sus problemas”, afirmó, insistiendo en que el país tenía una estrategia clara para reducir su enorme déficit de presupuesto.

Luego de que los mercados bursátiles cayeran y el euro revirtiera el avance que siguió al acuerdo irlandés, las autoridades europeas intentaron calmar las especulaciones sobre un nuevo rescate.

Olli Rehn, comisionado europeo para asuntos económicos y monetarios, aseguró que los problemas de Portugal e Irlanda eran “muy diferentes” y que Portugal había tomado “medidas muy valientes” para reducir su déficit e implementar reformas estructurales. Jean-Claude Juncker, de Luxemburgo, quien encabeza el grupo de ministros de Finanzas de la eurozona, consignó que las especulaciones sobre España y Portugal eran “injustificadas”.

Ayer en la tarde, sin embargo, había pocas señales de que esas afirmaciones tuvieran impacto en los mercados financieros. Desde Grecia a Irlanda y ahora Portugal, la crisis parece estar moviéndose en la periferia de la moneda común.

Esas tres economías son relativamente pequeñas. Un rescate de España, sin embargo, colocaría una presión enorme sobre la eurozona. El país es la cuarta mayor economía del área, más grande que Grecia, Irlanda y Portugal juntos.

Consultado sobre qué deberían hacer España y Portugal para detener el llamado contagio, Edward Hugh, economista basado en Barcelona, respondió: “No hacer nada mal”. Y siguió: “Lo único que se puede aconsejar a esta gente en este momento es que sean absolutamente francos y se apeguen absolutamente a lo que digan”.

Los ministros españoles y portugueses argumentan que han hecho justamente eso –aunque en el caso de Portugal las cifras del presupuesto de los primeros nueve meses de este año mostraron que el déficit se había ampliado en lugar de achicarse- y han declarado repetidamente su compromiso con planes de austeridad severos.

La austeridad, sin embargo, ya no es suficiente para convencer a los inversionistas, en parte porque han se han dado cuenta de que asfixiar una recuperación económica ya débil podría no ser la manera de impulsar los ingresos gubernamentales o repagar las deudas.

“A partir de ese momento, entre más austeridad fiscal haya, más contracción hay y menos se puede pagar”, dijo Hugh.

La última caída de España al rol de potencial receptor de un rescate es particularmente mortificante parta el gobierno socialista, porque el país parecía haberse graduado del último escalón de la escalera fiscal de la eurozona. Mientras que el paquete de 750 mil millones de euros de fondos de rescate de la eurozona que siguió al rescate griego fue creado originalmente pensando en España y no Irlanda, España era hasta hace poco considerada por los mercados justo debajo de Italia como un miembro de la eurozona de riesgo moderado.

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