Brasil, la mayor economía de la región, ha presentado últimamente índices de crecimiento desfavorables. En 2013 se expandió sólo 2,5%, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), y se espera que este año registre la misma tasa. Sin embargo, entre los 27 estados que componen el país, hay uno que destaca: Río Grande do Sul, ubicado al sur del territorio brasileño, creció 6,6% el año pasado, con un PIB per cápita que es 23% mayor al resto de los habitantes de la nación. De hecho, si fuese contabilizado por sí sólo, sería la 60º economía del mundo.
Este estado, que se encuentra en la frontera con Uruguay, tiene una población de 11 millones de habitantes y, aunque está fuera de los centros financieros y turísticos característicos de Brasil –como Río de Janeiro y Sao Paulo- exhibe una prosperidad evidente, ya que registra un crecimiento que prácticamente triplica al del resto del país.
El estado tiene un saludable mercado laboral, con una tasa de desempleo de 2,8% (pleno empleo), cifra menor al 4,8% que presentó la totalidad del país en enero de este año, según Reuters. Además, las exportaciones del estado aumentaron 44% el año pasado, superando los
US$ 25.000 millones, y el crecimiento industrial fue de 6,8%.
Tarso Genro, gobernador de Río Grande do Sul, y quien anteriormente se desempeñó como ministro de Educación y de Justicia en el mandato de Luiz Inácio Lula da Silva y como presidente del Partido de los Trabajadores (el partido de la presidenta Dilma Rousseff), explicó que este estado tiene una característica identidad política que lo diferencia del resto de los estados brasileños. “Es allí donde se han originado la mayoría de las políticas modernizadoras del país y fue también allí donde se registró una mayor actividad de resistencia en la época de dictadura”, precisó Genro, citado por el diario español Expansión.
Sin embargo, Río Grande do Sul no siempre ha sido un estado destacado, ya que su fuerte compromiso político tuvo un costo. “Durante mucho tiempo sufrimos un cierto aislamiento y también hubo prejuicios contra el progreso de nuestro estado”, acotó Genro. Pero, mediante la aplicación de una política industrial que ha derivado en que muchas empresas se instalen ahí, logró superar el período de aislamiento.
Es un estado principalmente agrícola, pero ha logrado diversificar su economía, contando con el tercer parque industrial de Brasil y 15 parques tecnológicos gracias a un amplio programa de incentivos fiscales. A cambio de esas exenciones tributarias, las compañías están obligadas a hacer sus compras a proveedores dentro del mismo estado.
Prometedor futuro
El estado tiene una cartera de inversiones privadas que se espera superen los US$ 12.500 millones, de los cuales US$ 2.300 millones están destinados a proyectos de energía eólica, un sector que está siendo promovido por el gobierno local.
En ese sentido, José María Roca, subdirector de estudio de Mercados Eléctricos de Endesa Latinoamérica, dijo que Río Grande do Sul “es la segunda región con mayor consumo eléctrico del país, pese a ser uno de los estados más pequeños”.