Los últimos 18 días de Fernández: gobernar hasta último minuto
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“Vamos a gobernar hasta el 10 de diciembre”. La frase, pronunciada la semana pasada por uno de los hombres más cercanos a la presidenta argentina, Cristina Fernández, promete o advierte sobre la reacción presidencial independientemente del resultado del ballottage.
Luego del domingo quedarán 18 días para anuncios, actos, inauguraciones, planteos públicos contra la Justicia (que en las últimas dos semanas falló varias veces contra el gobierno) o hasta algún proyecto de ley.
Por fin (tal vez tarde) Cristina Fernández se corrió de la escena pública para ayudar y ungir a su candidato mientras muchos comenzaban su duelo. Aunque le costó aceptar a Scioli como su posible sucesor, al punto de tardar en pedir el voto para él con nombre y apellido, Cristina dio un paso al costado y canceló sus cadenas nacionales tras perder en Buenos Aires y ante el peligro cierto de ser coautora de una derrota el domingo.
Desde el 25 de octubre sus limitadas apariciones apuntaron a reforzar la defensa del modelo y a redoblar esfuerzos entre los militantes, a pesar de los que internamente empezaron a bajar los brazos, una parte de La Cámpora incluida. El último mensaje explícito llegó vía Twitter el 17, el día del militante peronista.
El 10 de diciembre Cristina se mudará a su departamento en Recoleta. Después de doce años en Olivos, vivirá con la sola compañía de la mujer que siempre está con ella para asistirla. Su hija Florencia ya se mudó a Constitución con su pareja, Camilo Vaca Narvaja, y su beba. Y Máximo Kirchner viajará como diputado electo entre Río Gallegos y la Capital. A partir del mismo 10, tal como dijo muchas veces, se convertirá en ex Presidenta militante, sin cargo alguno y tal vez con la pretensión de ser “garante” de lo hecho, para que “el proyecto no se desvíe”.
Para ayudarla llegarán a la Cámara de Diputados nacional, legisladores jóvenes, en su mayoría de La Cámpora, que fundaron su marido y su hijo.
Pero además de la suya, cobrarán voz otros dirigentes, las nuevas caras del poder. Hasta ahora se silenció una profunda discusión, la grieta interna del Frente para la Victoria y del Partido Justicialista. Postergada por la imperiosa necesidad de buscar el triunfo, explotará después de que se cuenten los votos.
No faltan quienes planean su regreso como candidata en dos o en cuatro años al clamor de ya dicho y repetido “Cristina vuelve”.