La paridad dólar-peso abrió a la baja este jueves mientras los traders ajustan posiciones ante la posibilidad de que un pronto fin del cierre del gobierno de Estados Unidos, el más largo de la historia, termine por darle a la Reserva Federal una luz verde en su campaña de alivio monetario.
El dólar caía $ 3 hasta los $ 941,8 poco después de la apertura, según los datos de Bloomberg. El dollar index bajaba 0,2% y los precios del cobre subían 0,3%, mientras los rendimientos del Tesoro devolvían una parte de sus alzas del miércoles.
¿Pronto reabre?
Nuevos datos de EEUU, índice ISM de servicios y las nóminas privadas ADP, hicieron noticia en la sesión de la víspera. Si bien superaron las expectativas, el dollar index se estabilizó y el tipo de cambio chileno vio una leve caída.
"Las recientes lecturas de ADP durante el actual cierre del gobierno de EEUU siguen apuntando a una débil demanda de mano de obra a corto plazo. Si los informes rezagados de empleo no agrícola se publican finalmente antes de la próxima reunión de la Fed y confirman una debilidad similar, ello respaldaría nuestra previsión de otro recorte de tasas. Esto ayuda a explicar por qué el apoyo al dólar global ayer fue limitado", planteó el analista sénior de divisas de MUFG, Lee Hardman.
Ayer se convirtió en el cierre de gobierno más largo de la historia. Hardman señaló que la administración Trump se ha visto sometida a una mayor presión para ponerle fin esta semana, tras los decepcionantes resultados electorales del Partido Republicano, que perdió frente a los candidatos demócratas en Virginia, Nueva Jersey y la ciudad de Nueva York.
Los operadores descuentan dos tercios de probabilidad de que la Fed recorte 25 puntos base en diciembre, según los precios de futuros y swaps. Han aparecido nuevas referencias sobre el mercado laboral: la encuesta Challenger dio a conocer la mayor cantidad de recortes de empleo que haya visto un mes de octubre en más de dos décadas.
En noticias ligadas a la guerra arancelaria, el mercado sigue atento los cuestionamientos que han hecho los jueces de la Corte Suprema, tanto liberales como conservadores, a los aranceles impuestos por la Casa Blanca. Un escepticismo que sugiere una disposición del máximo tribunal para intervenir el régimen de las tarifas.