Los mercados estadounidenses culminaron otra sesión para el
olvido. Tras un inicio promisorio, con alzas de más de 1% -y con expectativas
de una importante recuperación luego del descalabro de ayer-, los referenciales
más importantes de Wall Street cayeron nuevamente víctima del miedo y la
incertidumbre producto de la crisis subprime. Es la quinta baja consecutiva.
En ese contexto, el indicador de industriales Dow Jones cerró
con un retroceso de 5,11% que lo arrastró hasta los 9.447 puntos. Este es su
nivel más bajo desde el 30 de septiembre del 2003. En cinco días, el indicador
más importante de Wall Street perdió 1.400 puntos, la mayor caída acumulada en
un periodo igual en 21 años.
El S&P 500 –que mide la variación de las 500 empresas más
grandes de Estados Unidos- cerró con un retroceso de 5,74% por debajo de la línea
de los 1.000 puntos (996,23). Del mismo modo que el Dow, el indicador
extensivo cae a su nivel más bajo desde
el 30 de septiembre de 2003.
Mientras, el indicador tecnológico Nasdaq se desplomó 5,8%
hasta los 1.454 puntos.
La máxima expresión de la volatilidad se vio hoy en Wall
Street. Y claro, a diferencia de la debacle de ayer en que los indicadores únicamente
conocieron los números rojos, hoy estos índices transitaron por el terreno de
las ganancias durante las primeras operaciones.
Esto luego del anuncio de las Reserva Federal de un revolucionario
plan para enfrentar la crisis, que consiste en adquirir enormes cantidades de
deuda de corto plazo para reactivar los mercados financieros.
El ánimo, sin embrago, duró poco. Es que los inversionistas –según
agencias internacionales- estaban decepcionados por la escasa coordinación
entre los gobiernos y bancos centrales para unirse y enfrentar la crisis.
A ese escenario de pesimismo se sumaba el desplome de Morgan Stanley que llegó a sucumbir 35% ante
las dudas de que el banco japonés Mitsubishi vaya a ingresar a la propiedad del
ex banco de inversión estadounidense.
Como corolario de todo esto hay que destacar el discurso de
Ben Bernanke, el presidente de la Fed. Aunque sugirió que habría una baja en la
tasa de interés (al disminuir las presiones inflacionarias), dejó entrever que los
mercados iban a necesitar más que solamente inyección de recursos para
estabilizarse. Además, sugirió que el panorama económico se veía complicado.