Las bolsas estadounidenses cerraron una de las peores
semanas desde que se tenga registro producto de la crisis financiera. Y en una
jornada en extremo volátil, en el que los indicadores traspasaron varias veces
la línea de las pérdidas y ganancias, Wall Street completó la octava jornada
consecutiva cerrando con números rojos.
Al término de las operaciones, el indicador de industriales
Dow Jones cayó 1,49% hasta los 8451,19 puntos. La baja, sin embargo, es mínima
considerando que en el inicio de las operaciones llegó a caer más de 8% y con
ello, arrastrando nueavemente a todos los mercados del mundo.
Con el cierre de hoy, el Dow concluyó la semana con un
retroceso acumulado de 18,15%.
Tal fue la volatilidad de la jornada, que a menos de media
hora del final, el índice más importante de Wall Street alcanzó a respirar con
un incremento de 3%.
La misma suerte corrió el S&P 500. El indicador
extensivo –pues mide la evolución en bolsa de las 500 mayores firmas de Estados
Unidos- cerró con un retroceso de 1,18% que lo arrastró por debajo de los 900
puntos (899,22). Con este resultado, el S&P cayó 18,19% en la semana, equivalentes
a 200,1 puntos.
Curiosamente, en medio de toda esta turbulencia, el Nasdaq
logró estacionarse en los números azules por primera vez en la semana. El indicador
tecnológico cerró con un alza de 0,27% que lo dejó en las 1.649,51 unidades. Sin
embargo, el balance semanal es casi tan malo como el del resto: -15%.
Los temores por la famosa crisis financiera siguen causando
estragos en los mercados. Entre los inversionistas existe la sensación de que las
medidas adoptadas hasta hora no lograrán mitigar los efectos de la crisis en la
economía global. Los temores se centran especialmente en la falta de liquidez
que hay en el mercado.