El inicio del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, trae desafíos en al ámbito exterior: el primero de ellos es el inicio de la implementación de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), acogiendo las declaraciones del Presidente Humala quien dijo en la pasada Cumbre del Celac en La Habana: “Terminado el diferendo marítimo con Chile, el Perú concluyó la delimitación de fronteras”. Y más enfáticamente sostuvo que “Perú, próximo a celebrar su bicentenario, ha cerrado para siempre el capítulo de la delimitación de sus fronteras”.
Un segundo desafío es preparar la defensa frente a la demanda boliviana que abrió un compás a una eventual conversación directa con la mandataria electa. Puesto en todos los escenarios es probable que prospere la demanda ante el máximo tribunal.
Un tercer desafío es la recomposición de la relación política regional, lo que se hará mediante un fuerte impulso a las líneas políticas y diplomáticas, de modo de recuperar fluidez en las relaciones con Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, tan necesarias para abordar la agenda regional.
Un cuarto desafío tiene que ver con el rol de Chile en un contexto global desde el Consejo de Seguridad de la ONU.
En el plano interno un quinto desafío es replantear una política exterior que combine todos los aspectos que la componen, de modo que nadie tenga duda respecto de la trascendencia que significa para el país contar con una política estratégica moderna, proactiva, que dé cuenta de una nación que “leyó el futuro” y le abre un campo a su sociedad. Ello significa un gran salto en una reformulación de la Cancillería, con énfasis diferentes, con profesionales de todas las disciplinas y más profundamente, con un presupuesto que se ajuste a respaldar una política como la que Chile requiere contar.
El designado ministro de Relaciones Exteriores tiene todas las credenciales para impulsar los desafíos y vigorizar a una nación que debe pasar de una situación de “temperatura térmica defensiva” a una más activa.
Heraldo Muñoz sabe leer escenarios, los conoce, su formación profesional y su experiencia le otorgan el bagaje que se requiere para emprender resolver las deficiencias que se le han detectado a la “actual política exterior”, y que seguramente serán transformadas en una prioridad dentro de la agenda del gobierno entrante.