¿Qué significa la sigla MAGA? La mayoría de los votantes estadounidenses, si se les preguntara, dirían que se refiere al movimiento “Make America Great Again” (Hagamos grande de nuevo a Estados Unidos) impulsado por el presidente Donald Trump. Pero esta semana, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, le dio un nuevo giro a la sigla. En una publicación en las redes sociales en la que anunciaba una línea de swap de US$ 20.000 millones para Argentina, argumentó que la ayuda debería permitir al presidente Javier Milei “Make Argentina Great Again” (Hacer grande de nuevo a Argentina).
¿Funcionará esta segunda versión de MAGA? No está claro. Con Milei enfrentándose el domingo a unas elecciones de mitad de mandato decisivas, los mercados de divisas ya están descontando nuevas caídas del peso argentino, y las reservas de divisas utilizables del país son peligrosamente bajas. Mientras tanto, la economía se desliza hacia la recesión y algunos votantes se rebelan contra las radicales políticas de libre mercado de Milei, que quieren mantener un peso fuerte para aplastar la inflación.
De hecho, los bromistas ya hablan del acrónimo MADA -o “Make Argentina Default Again” (Hacer que Argentina vuelva a entrar en default)-, ya que surgen dudas sobre si Milei podrá realmente evitar una crisis financiera, incluso con este paquete de ayuda de Estados Unidos y un cuantioso préstamo anticipado del FMI.
Pero mientras circulan las especulaciones, Bessent también se enfrenta al menos a tres riesgos. Uno de ellos tiene su origen en la política interna: las encuestas sugieren que casi la mitad de los partidarios de Trump detestan el plan. “La base quiere apoyar al presidente, pero está confundida, porque el Departamento de Estado y el Tesoro no han explicado adecuadamente la importancia estratégica de Argentina o Milei”, dice Steve Bannon, exestratega jefe de la Casa Blanca. Señala que el malestar refleja en parte el temor de que se trate más de un rescate de Wall Street que de un aliado.
El segundo riesgo radica en la geopolítica financiera. Lo que este acuerdo ha puesto de relieve es que la administración Trump no sólo está comprometida con una estrategia “geoeconómica” que utiliza las políticas comerciales para la gestión del Estado, sino que también está utilizando el dólar como arma diplomática.
En cierto sentido, esto no es sorprendente. Como han señalado académicos como Edward Fishman y Matteo Maggiori, el poder hegemónico de Estados Unidos hoy en día no reside en las cadenas de suministro manufactureras, ya que China domina los puntos clave. En cambio, se basa en el estatus del dólar como moneda de reserva y en el dominio financiero de Estados Unidos. Y las administraciones anteriores también han utilizado esta herramienta. Basta con ver cómo el gobierno de Biden excluyó a enemigos como Rusia de la financiación en dólares, mediante sanciones.
Sin embargo, la administración Trump está utilizando ahora la hegemonía del dólar (es decir, la geofinanza) de nuevas formas, no sólo mediante sanciones, sino también amenazando con imponer aranceles masivos a los países que se diversifican del dólar. Y este paquete de ayuda a Argentina demuestra que Bessent también está politizando las líneas de swap en dólares.
Después de todo, cuando la Reserva Federal ofreció líneas de swap temporales a los mercados emergentes en el pasado, como lo hizo durante la crisis financiera de 2008, lo hizo evaluando su fortaleza económica, no política. Lo mismo ocurrió cuando la Fed creó líneas de swap permanentes para grandes naciones, como Japón o el Reino Unido.
Sin embargo, Bessent está utilizando ahora un mecanismo del Tesoro independiente para Argentina, conocido como Fondo de Estabilización Cambiaria. Trump ve al proempresarial y recortador de gastos públicos Milei como un aliado político, y también quiere contrarrestar la influencia china en América Latina, al tiempo que obtiene acceso a los minerales de Argentina.
En otras palabras, lo que está ocurriendo es una forma descarada de imperialismo financiero. Y esto probablemente hará que otras naciones se muestren aún más nerviosas a la hora de depender de la ayuda estadounidense o de contar con la presencia de la línea de swap en dólares, dado el “precio” futuro que Trump podría exigir. En cambio, es probable que sigan diversificándose hacia activos no denominados en dólares, incluido el oro, y que se unan de formas novedosas. Esto podría acabar reduciendo, en lugar de aumentar, el poder hegemónico del dólar.
Luego existe un tercer riesgo, más sutil, relacionado con la credibilidad del propio Bessent. El objetivo de esta línea de swap con Argentina -que se complementa con una novedosa intervención monetaria y un supuesto paquete de apoyo bancario de US$ 20.000 millones- es evitar el colapso del peso. Sin embargo, la mayoría de los indicadores sugieren que la moneda argentina está sobrevalorada, quizás en un 20%, y que, por lo tanto, debe devaluarse. Bessent y Milei están tratando de luchar contra la gravedad financiera.
Si lo consiguen, el Tesoro de EEUU parecerá omnipotente. Pero si fracasan, esa imagen machista del poder estadounidense se verá socavada, y los inversores podrían preguntarse si Washington puede desafiar otras formas de gravedad financiera, como los riesgos que plantea para el mercado de bonos del Tesoro la deuda estadounidense, que no deja de crecer.
Por ahora, hay pocos indicios de que esos riesgos se materialicen; hasta ahora, los rendimientos de los bonos del Tesoro se han mantenido notablemente bajos. Esto se debe en parte a que recientemente el déficit estadounidense se ha reducido (ligeramente), la Reserva Federal ha recortado los tipos de interés, Bessent ha gestionado hábilmente las subastas de bonos y los mercados están ahora tan inundados de liquidez que ha subido el precio de casi todos los activos, incluidos los bonos.
Pero los mismos factores que actualmente están impulsando los precios de los activos cada vez más al alza -el exceso de liquidez y el apalancamiento- también están haciendo que los inversores se sientan nerviosos ante una futura crisis financiera y la situación de las monedas fiduciarias, si (o cuando) todas estas burbujas estallen. Por lo tanto, Bessent no puede permitirse hacer nada que pueda socavar la confianza de los inversores.
En otras palabras: si el paquete de ayuda estadounidense no logra detener la crisis del mercado argentino, no sólo perjudicará a Milei, sino que también podría tener graves repercusiones en Washington. Así pues, todas las miradas están puestas ahora en la votación del domingo y en si esta versión argentina de MAGA podrá convivir con su homólogo estadounidense o si empañará su brillo.