Apenas 57 segundos luego del inicio del primer capítulo del podcast Elige a tu vieja, puesto al aire el 10 de julio, las dos actrices que lo conducen dejaron claro cómo había surgido esta idea tres meses antes. “Yo no estaba en un buen momento”, explicaba Ignacia Baeza frente al micrófono. “Yo tampoco”, respondía Mariana Derderian.
De esa sensación de no estar bien, de buscar algo que no tenían, de hallar un sentido nuevo a las existencias, había partido todo. Ellas, amigas desde hace dos décadas, conversaban siempre de estos procesos personales que a veces les apretaban el pecho. La diferencia ahora fue que habían decidido compartirlos con otros, tantos, que pasaban por situaciones similares y querían agarrar vuelo para enfrentar el futuro.
Esa declaración no fue un desliz o algo que se les escapara sin pensarlo, pese a que ese capítulo -llamado Rompiendo el chanchito- fue desordenado, atropellado, tal vez demasiado gritado. Tres semanas después de eso, sentadas en un café de Vitacura, las dos profundizan en ese motor que en abril les dio el punto de arranque. “De verdad que esto me pilló en un momento de cambios y de búsqueda muy profundos. Temas personales de mis 40 en adelante, cómo los quiero vivir en busca de una sanidad en todo sentido; como que me puse así sana heavy. Empecé a cuidarme con tanto amor y con tanta dedicación, como nunca lo había hecho antes. Es la primera vez que me conecto real conmigo, que hago una pausa”, dice Ignacia, sin entrar en más detalles. Mariana, en cambio, se sumerge más hondo.
El podcast aparece un año después de que murió su hijo menor, Pedro. Y Mariana no esquiva el tema. “Estoy en un momento de mi vida de altos y bajos. Te podría decir que de repente me desconozco a mí misma, que estoy mutando y que siento que todavía no tomo la forma definitiva. Y me pregunto si esta mutación me la voy a permitir para siempre, porque hasta hoy me ha ido enriqueciendo mucho y he crecido. Uno siempre crece en la vida no desde las caricias, sino que desde los puñetazos. Lamentablemente, por la buena uno no aprende las lecciones. Qué torpeza del ser humano”, reflexiona.
“Cuando te pasa eso se genera un punto de quiebre, y uno decide revisar todo desde cero, como pasar todo por un escáner -continúa-. Te vuelves a hacer preguntas, debes volver a responderlas. Muchas veces uno se deja llevar por la corriente, como si fueras parte de un cardumen en el mar, te agarra la máquina y sigues y sigues y sigues… Hasta que la vida te hace poner pausa y dices: ‘Yo me voy a salir, sigan ustedes, me quedo aquí’. Uno nunca piensa que estas cosas le van a pasar a uno. Cuando antes yo veía que ocurrían cosas malas, pensaba: ‘Qué heavy, pero a mí no me va a ocurrir, ¿por qué tendría que pasarme a mí, habiendo tantos millones de habitantes?...’ Pero pasa, te obliga a detenerte y poner todo en revisión, en un proceso que es difícil y lento. Yo siempre busco lo positivo de las cosas. Es más fácil, obvio, en las cosas buenas que en las malas. Pero es en estas últimas cuando dices: ‘¿Cómo rescato algo bueno de algo tan terrible?’. Y lo único rescatable para mí es enriquecerme con esto y que, literal, valga la pena. Devolvérselo a quien quiera escucharlo es mi forma de honrar a mi hijo”.
"Es más fácil, obvio, en las cosas buenas que en las malas. Pero es en estas últimas cuando dices: ‘¿Cómo rescato algo bueno de algo tan terrible?’. Y lo único rescatable para mí es enriquecerme con esto y que, literal, valga la pena. Devolvérselo a quien quiera escucharlo es mi forma de honrar a mi hijo”, dice Mariana.
- En el podcast reconoces que “busco momentos de felicidad sin culpa”. ¿Eso pasa por aplicarlo a uno mismo que es el primer comisario?
- Sí, uno es el primer juez. Esa es la primera tregua que hay que darse. Es difícil salir de una pena grande, pero yo busco continuamente momentos de felicidad. Me pasa que mi hija se merece una mamá que vuelva a sonreír. La gente que me ve podría decir ‘¿pero cómo se puede estar riendo después de la desgracia?’… pero ¿qué quieren?, ¿que no sonría nunca más en mi vida?
- También has dicho: “Nunca voy a poder ser feliz como era antes; ésta es mi nueva felicidad”.
- Esta nueva felicidad la podría graficar en que me cortaron una pierna y en el fondo yo sigo bailando, sigo sonriendo, sigo corriendo, sigo haciendo la vida, pero con una muleta, coja, con ayuda. Si mi felicidad antiguamente era de 0 a 100, hoy va a ser de 0 a 80. No voy a ser más feliz que esto porque me falta una mitad, porque ya no estoy completa.
La nostalgia
Las dos amigas decidieron entonces que desde sus respectivos y profundos momentos emocionales podían unir fuerzas y llevar esa conversación a un podcast. El nombre, Elige a tu vieja, hace alusión a cómo un ser humano -haciéndose preguntas vitales- debe empezar a armar la persona que quiere ser más adelante.
Cada jueves se sube un nuevo capítulo a YouTube -donde tienen canal propio- y a Spotify. Ya van cinco al aire, cada uno -no más de 40 minutos de duración- dedicado a temas distintos, que van desde las llamadas zonas azules, donde sus habitantes disfrutan una agradable longevidad, hasta la lista de actividades que se pueden hacer antes de que la vejez caiga encima. “Lo que me gusta y me emociona de esto, aparte de trabajar con ella, una de mis mejores amigas, es que hay una cosa honesta de parte de nosotras, algo muy espontáneo, también con humor. Una conversación entre amigas que están tratando de encontrar algo, pero no saben cómo”, dice Ignacia.
- Claro que ahora, en un podcast, esas conversaciones personales tienen público…
- En un momento le planteé a la Mariana, y quizás me lo planteé a mí misma, que si vamos a hacer un podcast yo debía armar un personaje. Pero eso no funciona aquí, en todos los capítulos somos nosotras tal cual. Las opiniones que doy de verdad son mías. Sólo escucho buenos comentarios, es lo que la gente quiere escuchar, cómo estas mujeres de la tele de pronto son cercanas, honestas.
"En un momento le planteé a la Mariana, y quizás me lo planteé a mí misma, que si vamos a hacer un podcast yo debía armar un personaje. Pero eso no funciona aquí, en todos los capítulos somos nosotras tal cual", dice Ignacia.
Hasta ahora, las grabaciones se han hecho en las casas de las actrices, en distintos rincones. Esta semana, eso sí, armaron un estudio en lo que era la pieza de manualidades de Mariana en su departamento, que amoblaron gracias a un canje con una tienda de muebles. Elige a tu vieja tiene ya dos auspiciadores y toda la parte comercial la ve Jump, la misma empresa que comercializa los contenidos de Socios de la parrilla -de Jorge Zabaleta y compañía- o el podcast de Diana Bolocco y Cristián Sánchez.
Como aún no es rentable, los gastos -que van desde el arriendo de equipos hasta el pago de quien se encarga de lo técnico en las grabaciones- los dividen en partes iguales entre las tres socias, porque a las dos conductoras se une una productora con experiencia en audioseries, a quien conocieron en 2021 y que en esta entrevista prefiere dejar su nombre en reserva y ser llamada Sultana. Así es como la nombran en el podcast cuando se refieren a ella cada vez que desde fuera de cámara llama a las actrices al orden, en los momentos en que se tornan muy dispersas. “Sin la Sultana no somos nada”, coinciden ellas.
Respecto de los costos, la misma Sultana señala que en un podcast de este tipo pueden variar en un amplio rango, pero que en promedio cada capítulo anda en torno a los $ 300 mil. Los resultados, resalta, las tienen contentas. “Nos ha ido bien -señala-. En dos semanas, llegamos a más de 40.000 seguidores en Instagram. Y 1.500 mensajes, donde la gente dice: ‘Amo su caos, amo su dispersión, es como estar sentada en el living con mis amigas conversando’. En una semana llegamos al segundo lugar de tendencias en Spotify, donde ya superamos las 30.000 reproducciones. Ya comenzamos a monetizar en YouTube”.
A medida que han ido avanzando los capítulos, la conversación se ha ido ordenando. Aunque siempre hay salidas de libreto. Algunas incluso las sorprenden a ellas mismas. Pasó en el cuarto capítulo, Nunca es tarde, ¿o sí?, cuando ambas conductoras hablaban de sentir nostalgia, de extrañar, incluso las cosas que ya no van a pasar.
“¿Hay algo que tú extrañas y que no ocurrió?”, preguntó Ignacia en ese capítulo.
“Toda la vida de Pedro… Extraño verlo graduarse, extraño que me construya una torre con imanes”, respondió Mariana.
Ignacia quedó visiblemente descolocada. Y Mariana, como siempre es la rutina en este podcast, recordó algo gracioso. El humor aquí es la tabla que rescata a cualquiera de las dos cuando transita peligrosamente por la cornisa.

Thelma y Louise
“No quiero ser ambiciosa, pero esto va a crecer. Cuajó un grupo muy bueno entre las tres”, anuncia Ignacia, optimista. Sultana refuerza y dice que ya están pensando en que bajo la misma marca se puedan dar charlas, invitar entrevistados, armar otros productos audiovisuales. Convertirse incluso en merchandising. “A mí me gustaría también meter ficción”, sueña Ignacia. “Lo concreto -aterriza Sultana- es que estamos trabajando para el primer semestre del próximo año poder viajar a conocer cómo en otras culturas se trata el tema de la vejez. Lo transmitiríamos en nuestro canal de YouTube”.
Por ahora, no paran. Han tenido que grabar incluso algunos domingos y otros días a las 7 de la mañana, ya que las agendas de las conductoras no siempre son fáciles de cruzar: Mariana está en Sabingo, de Chilevisión, que la mantiene constantemente de viaje; e Ignacia está grabando para Reunión de superados, la teleserie nocturna de Mega, que debuta este mes.
Mariana comenta que, hasta antes de este podcast, mucha gente no sabía que ellas son amigas hace 20 años. Que se conocieron en un Festival de Viña, que engancharon de inmediato, que vivieron un tiempo juntas, que se conocen secretos, que se han acompañado en los inicios y en los términos de sus pololeos, en la crianza de los hijos. “La vida loca y joven, ahí estábamos Thelma y Louise”, señala Ignacia, haciendo referencia a la película de Ridley Scott. “Ahora hasta nos encuentran iguales”, se ríe.
“La vida loca y joven, ahí estábamos Thelma y Louise”, señala Ignacia, haciendo referencia a la película de Ridley Scott. “Ahora hasta nos encuentran iguales”, se ríe.
Ambas actrices coinciden en que el podcast plantea cómo se piensa el recorrido largo hacia adelante de dos mujeres en sus 40 y algo. ¿Pero por qué deciden empezar a conversarlo justo ahora?, ¿por qué no en dos años más, por ejemplo? Mariana lanza enseguida la respuesta: “Es porque este cuestionamiento en que estamos es en este minuto de la vida. ¿Mi presente está construyendo futuro o sosteniendo el pasado? En mi caso, estoy escribiendo un libro también, y lo hago ahora porque igual que el podcast es en este momento cuando estoy con la efervescencia de la emoción, más visceral, con las cosas sin decantar; y eso que es una respuesta instintiva, primitiva, es valiosa porque habla de la esencia del ser humano”.
Mariana se acerca a la cornisa. Al punto donde podría derrumbarse. Entonces Ignacia, su partner, tal como lo haría en una grabación del podcast, y posiblemente en las cientos de conversaciones que han tenido juntas, lanza el salvavidas del humor. Que vuelve a poner las cosas en su equilibrio. Se focaliza de nuevo en el podcast y recuerda a los icónicos y divertidos personajes interpretados desde fines de los ‘80 por Gloria Münchmeyer y Rebeca Ghigliotto: “Yo quiero que seamos un poco la Vicky y la Gaby, que son mis referentes”.
“¡Nunca me habías dicho eso!”, reacciona sorprendida Mariana.
“Sí, lo he pensado. Yo soy la Gaby. Y tú la Vicky, que es pensamiento hablado”, le dice Ignacia.
Se ríen juntas y se dan el enésimo abrazo de la tarde.
"Esta nueva felicidad la podría graficar en que me cortaron una pierna y en el fondo yo sigo bailando, sigo sonriendo, sigo corriendo, sigo haciendo la vida, pero con una muleta, coja, con ayuda", cuenta Mariana.