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Editor de The Economist: “No había motivos para avergonzarse del pasado de la Concertación”

El editor de América Latina del semanario The Economist señala que “en el mundo existe la sensación de que Chile ha perdido un poco el rumbo”.

Por: Rocío Montes | Publicado: Lunes 23 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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La relación entre el inglés Michael Reid (Guildford, 1952) y Latinoamérica empezó hace 35 años como corresponsal para The Guardian y luego para la BBC. En 1982 comenzó a viajar a la región y a estudiar su compleja historia. Hoy, como editor de América Latina y España, es uno de los analistas que mejor conoce la realidad de la Iberoamericana y su pluma influyente es leída con atención por intelectuales y la clase política. Autor de “El continente olvidado: La lucha por el alma de América Latina” –que acaba de actualizar, ampliar y que pretende presentar en Chile en 2018–, desde el teléfono en Madrid analiza las próximas elecciones chilenas, que sigue con atención.

– ¿Cuál es su balance de este segundo gobierno de Michelle Bachelet?

– Pienso que este gobierno de Bachelet ha sido una decepción para muchos chilenos.

– ¿A qué se refiere?

– La Presidenta empezó con un diagnóstico de Chile basado en una supuesta demanda para cambiar el modelo, pero no estoy tan seguro de que esto haya sido así. Los chilenos no querían cambiar el modelo, sino mejorarlo.

– ¿Se equivocó en el diagnóstico?

– Yo pienso que sí. No estoy tan seguro de que en Chile haya habido tanto descontento como Bachelet pensó.

– La Presidenta regresó para realizar cambios profundos que no se habían podido hacer desde 1990 a la fecha y, de alguna forma, dar respuesta a ese supuesto descontento.

– Intentó hacer un programa de reformas muy ambicioso y creo que bien intencionadamente, en el sentido de que es correcta la idea de que Chile para progresar necesita ser una sociedad menos elitista y más igualitaria, con más igualdad de oportunidades. Pero aunque Bachelet tiene sin duda algunos logros –pienso en la despenalización del aborto, el tema energético y el cambio al sistema electoral, que hay que ver cómo funciona en la práctica–, sus grandes reformas fueron mal diseñadas. Tanto la tributaria como la educativa fueron hechas con insuficiente atención a la calidad técnica.

– ¿Y el desempeño económico?

– El desempeño económico de este gobierno de Bachelet ha sido mediocre. Es verdad que al comienzo la culpa era de la caída del precio del cobre, pero evidentemente en la medida que la economía ha seguido siendo mediocre, hay otros factores, como la falta de confianza en el sector privado. El crecimiento económico no es el único fin de la política, pero evidentemente es un sine qua non para lograr muchos de los avances sociales que un gobierno de centroizquierda anhela.

– ¿Cómo se observa a Chile desde el extranjero?

– Algunas de las reformas son de largo plazo en su impacto –como la educativa– y todavía es demasiado pronto para evaluarlas. Mucha gente en Chile piensa que el país debe ser más igualitario, que tiene una elite empresarial muy cerrada, pero no necesariamente los medios adoptados para lograrlo han sido los mejores. Ahora mismo el mundo se pregunta si Chile ha perdido el rumbo. Siempre había sido visto como el país que más éxito había tenido en América Latina en combinar el crecimiento económico, una democracia recuperada, mayor contenido social y una reducción importante en la pobreza. Y en el mundo existe la sensación de que Chile ha perdido un poco el rumbo.

– También enfrenta nuevos desafíos…

– Es verdad que enfrenta desafíos nuevos y por eso creo que el mero rechazo al intento de reformas de la presidenta Bachelet esconde un problema real: para dar un salto a ser un país desarrollado, se necesita un mejor Estado, mejores políticas públicas y más capital humano. Todo eso es verdad y es una tarea pendiente.

– Usted critica sobre todo la gestión de las reformas.

– Es uno de los problemas. No hay duda de que la forma en que fue hecha la reforma impositiva fue un error, por ejemplo. La idea de que había que recaudar más para invertir en mejor educación y servicios públicos, no me parece descabellada. Me parece válida. Pero hay que hacerlo bien. Los gobiernos de la Concertación se habían caracterizado por dar mucho valor a la calidad técnica en la gestión y eso se ha perdido en Chile. Ojalá sea temporal.

– En este período, paradójicamente, parte de la centroizquierda chilena ha parecido avergonzada del legado de la Concertación y sus 20 años de gobierno.

– Que haya una nueva generación que no vivió la transición, que tiene otras actitudes, es innegable. Pero cuando un partido o un grupo político empieza a tener vergüenza de su pasado, me parece una mala señal. ¿Qué razones tendría el resto del mundo para confiar en él? No había motivos para avergonzarse del pasado de la Concertación. Claro que hay críticas puntuales que uno podría hacer, pero fue un periodo exitoso. No hay que olvidar que las circunstancias, al comienzo, fueron muy difíciles.

– Algunos señalan que la mayor tragedia política de esta administración es que termina con la ruptura de la histórica alianza entre el centro y la izquierda.

– Este gobierno de Michelle Bachelet marca el fin de un ciclo, aún más que el gobierno de Sebastián Piñera, porque se podría decir que el gobierno de Piñera era el quinto gobierno de la Concertación. Este gobierno ha sido otra cosa.

– ¿Por dónde cree que pasan las opciones de recomposición de la centroizquierda chilena, considerando las experiencias de otros países?

– La centroizquierda está en un proceso de fragmentación y se necesita renovación de liderazgo y renovar ideas.

¿Y los candidatos?

– ¿Qué piensa de Piñera? ¿Le parece un centrista en un lugar equivocado, la derecha? ¿Un derechista disfrazado de centrista?

– Si uno mira el desempeño de su gobierno, pienso que fue bastante centrista en muchas cosas y hubo bastante continuidad con la Concertación. Ahora, si se desempeñará así en un eventual nuevo período, no lo sabemos. Sería un error pensar que un nuevo gobierno de Piñera será lo mismo que el anterior, porque las circunstancias son diferentes. Habrá que ver…

– ¿Qué opina de la candidatura de Guillier? ¿Dónde se hallan sus principales problemas, que no le han permitido repuntar?

– Básicamente, le ha faltado definición. ¿Qué representa? ¿La continuidad de este gobierno, como ha indicado en algunos momentos? ¿O representa una expresión de renovación política? No es nada claro.

– ¿El Frente Amplio chileno tiene semejanzas con el Podemos español? Aspiran a dar el sorpasso a la Nueva Mayoría de Bachelet…

– Existe una semejanza porque ambas son fuerzas políticas que cuestionan la forma en que se hizo la transición democrática y a la socialdemocracia moderada representada en España por el PSOE y en Chile por la Concertación. Las dos son fuerzas que quieren representar una ruptura y no la continuidad y no el progreso incremental. Pero hay una diferencia: Podemos surge porque España pasó por una recesión económica y una crisis financiera muy grande que ahora está retrocediendo, y esa no ha sido la experiencia de Chile. Por lo tanto, me parece que hay un límite al crecimiento del Frente Amplio, por más que pueda cosechar algún descontento.

– ¿Cuáles piensa que deberían ser los desafíos del próximo presidente de Chile?

–Van a tener que corregir la reforma tributaria, ver si lo que ha salido de las reformas educativas es coherente y cerrar el tema constitucional.

– ¿Por qué el tema constitucional?

– Es verdad que en las encuestas alrededor de un 70% dicen que les gustaría tener una nueva Constitución, pero cuando les preguntan por los principales problemas del país, nadie nombra la Constitución. Y dejar abierto el tema constitucional ha sido un factor de incertidumbre que claramente ha actuado como un freno de la inversión privada en Chile. Porque quienes vayan a poner su plata en la mesa ¿bajo qué reglas la va a poner?


"Los chilenos no quieren a Piñera, pero lo respetan"

– ¿Son especialmente relevantes estas presidenciales para Chile, dado que considera que se está cerrando un ciclo político?

– Me acuerdo que la presidenta Bachelet me dijo, poco después del arranque de este gobierno, que si ella fracasaba en su agenda de reformas, el resultado sería el populismo, cosa que en Chile tiene muy poca tradición. En cambio, yo siempre pensé que si ella fracasaba el resultado iba a ser otro gobierno de Sebastián Piñera. Y aunque si hay segunda vuelta sería bastante reñida, todo indica hoy que va a ser el resultado. En ese sentido, va a haber cierta continuidad. Pero lo relevante para Chile será la etapa que se abriría después de un segundo gobierno de Piñera, porque finalmente Piñera es un hombre de la generación de la transición. Luego, inevitablemente habría un cambio generacional en el liderazgo político del país.

– ¿Piensa entonces que va a ganar Piñera?

– Estoy lejos y uno siempre puede equivocarse, al igual que las encuestas, pero mi supuesto es que Piñera va a ganar y por tres motivos. Primero, por la decepción con el gobierno actual. Segundo, porque puede existir la percepción de que los chilenos no quieren a Piñera, pero lo respetan. Recuerdan los éxitos económicos de su gobierno que, si bien en parte era por la coyuntura internacional, se explica también por su gestión económica. Un tercer factor es que la centroizquierda llega dividida a la elección y la centroderecha, básicamente, unida.

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