En un ambiente altamente tensionado Isabel Allende asumirá la presidencia del PS
Camilo Escalona apuesta por instalarse en la primera vicepresidencia. La única forma de que eso ocurra es que este domingo se forje un acuerdo, pero en el entorno de Allende advierten que esa posibilidad esta cerrada.
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Aunque las elecciones del pasado del 26 de abril dieron el triunfo indiscutido a Isabel Allende para presidir el Partido Socialista, este domingo, cuando se constituya el Comité Central, la senadora y su contendor Camilo Escalona volverán a verse las caras en una pugna por los nombres que conformarán la nueva directiva.
La instancia se anticipa particularmente compleja, pues mientras Escalona se auto arroga la primera vicepresidencia de la mesa, el allendismo cierra desde ya, las puertas a esa posibilidad.
Según los votos obtenidos en la contienda y de acuerdo a los estatutos del partido, a la lista derrotada le corresponderían dos o tres cupos de los ocho que componen la directiva. Específicamente qué cargos podrá ocupar la opción de Escalona, es lo que se zanjará este domingo.
Históricamente la instancia del pleno del Comité Central es donde se forjan los acuerdos para llevar a la práctica el mecanismo de listas integradas que establece la normativa. Sin embargo, en el entorno de Allende aseguran que esta vez es diferente: tras la campaña habrían quedado demasiadas heridas y diferencias irreconciliable como para cederle a Escalona un puesto de alta visibilidad, justifican.
En ese sentido, ante la afirmación de Escalona de que él asumiría la primera vicepresidencia, Allende es tajante: "No se puede exigir nada, aquí hay que ser respetuoso de las mayorías y el tema se decidirá el domingo sin presión alguna".
Si el asunto se zanja con la votación de los miembros electos prescindiendo de un acuerdo entre ambos lados, es muy improbable que, con 75 integrantes que representan a Allende y 31 que están por Escalona, el ex timonel logre el cargo que persigue.
Por su parte, los escalonistas no se pierden en su argumentación. "Es una costumbre que se convierte en ley", advierte el diputado Marcelo Schilling recordando las elecciones de 2006. En esa ocasión, Escalona venció a Allende por un amplio margen de votos, y la senadora integró la mesa en la primera vicepresidencia.
En tanto, el diputado Juan Luis Castro manifiesta que "es difícil imaginar la gobernabilidad de un partido sin ese 40% que Escalona representó". Así, llama a sus oponentes a "la sensatez y la cordura para no fragmentar al PS en medio de esta crisis de confianza y generar un acuerdo que integre a la minoría sin relegarla a terceros planos".
Pero el entorno de Allende parece decidido. De hecho, esta noche se reúnen para precisar los nombres que, por su parte, integrarían la mesa, además que ya se le habría ofrecido la secretaría general a los "terceristas" y la primera vicepresidencia a los "renovados", corrientes que apoyaron la candidatura de la senadora.
El círculo de Escalona tendrá una cita similar mañana sábado. Además del ex timonel, el diputado Castro y el secretario general de la CUT, Arturo Martínez, serían las principales cartas de la lista. En la ocasión también esperan tratar el adverso panorama que enfrentan para obtener la primera vicepresidencia.
Según ha comentado el propio Escalona en privado, este domingo concentraría todas sus energías en llegar a un acuerdo con Allende que le permita instalarse en la segunda fila de la colectividad. De todos modos, el otrora senador también habría afirmado que, de no tener éxito, estaría dispuesto a asumir otro puesto en la mesa. Algunos del escalonismo reconocen que la batalla podría estar perdida. Es más, inquieta que la anticipada declaración del ex senador atribuyéndose el cargo, sea leído públicamente como una nueva derrota del ex senador.
Nuevo gabinete y la molestia
El pleno ocurre a una semana de que dos ministros socialistas quedaran fuera del nuevo gabinete. Aunque en el partido es una queja compartida hacia Bachelet, este domingo el tema sería un foco de conflicto, pues todo indica que desde el escalonismo cuestionarán a Allende por el hecho. Ello, porque luego de que la senadora hubiera levantado como bandera de lucha su lealtad y cercanía con la Presidenta, leen como una derrota de la legisladora que Bachelet no la considerara en el proceso de ajuste ministerial.
Es más, incluso podría recibir críticas del "tercerismo" –principal corriente que respaldó su candidatura-, por la salida de uno de los suyos, el vocero Álvaro Elizalde. De hecho, actualmente esa tendencia se concentra en que el caído secretario de Estado no pierda visibilidad, sin estar definido aún dónde instalar al ex ministro. En este escenario es que para los terceristas, tras el traspie de Elizalde en el gobierno, es de vital importancia, al menos, obtener la secretaría general de la mesa.