Fernández hereda misión de dar conducción política a gabinete tras salida de Burgos de Interior
En la tarde de ayer, el nuevo ministro participó en la primera reunión del comité político. Delincuencia, La Araucanía y ordenar la NM, ejes de su agenda.
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Superado el impacto que provocó la decisión del hasta ayer ministro del Interior Jorge Burgos de renunciar al cargo a trece meses de haberlo asumido, argumentando razones personales, se conoció casi de inmediato que Mario Fernández ocuparía su lugar. Se trata de un DC descrito como un “conservador”, cuya llegada al gobierno -que ya inauguró ayer al liderar una cita del comité político- no implicaría un giro respecto de la conducción ni del sello que le imprimía su antecesor.
Burgos se va del gobierno tras protagonizar una serie de desencuentros con la mandataria, el más reciente su desacuerdo por la querella presentada en contra de la revista Qué Pasa.
Y es que según trascendió, al único de sus ministros al que la mandataria le habría consultado por la conveniencia de impulsar dicha acción legal fue a su jefe de gabiente, quien con la franqueza que lo caracteriza le recomendaría no iniciar la medida judicial.
Pero la historia de desencuentros se venía dando a los pocos meses de haber sido nombrado en el cargo. Fue en una entrevista en que la gobernante le quitó el piso al titular de Interior. Luego vino el episodio del frustrado nombramiento del abogado Enrique Rajevic como contralor y quien era la carta del ministro en esa época.
A ello se sumó el paro de los camioneros, donde discrepó de la fórmula que defendía su subsecretario, Mahmud Aleuy, para contener la movilización de los transportistas.
El momento de mayor tensión, el mismo que lo habría motivado a presentar su renuncia -la que fue rechazada por la mandataria- ocurrió cuando el ministro fue marginado del viaje que realizó la Presidenta a la región de La Araucanía, en circunstancias que él había encabezado el diálogo con las organizaciones de víctimas de violencia rural en la zona.
Dada esta seguidilla de diferencias, las versiones sobre su salida del gabinete se gatillaron de inmediato cuando ayer -minutos antes de las 8.00 de la mañana- el hoy ex ministro del Interior cruzó el Patio de Los Cañones de La Moneda para dirigirse al despacho de la Presidenta.
Durante los casi 60 minutos que duró la reunión, quien reemplazó al cuestionado Rodrigo Peñailillo en mayo de 2015 le habría explicado a la mandataria sus razones para dejar definitivamente la cartera. Una decisión que, según trascendió, le habría adelantado en marzo e, incluso, él mismo habría propuesto cuatro nombres para sucederlo, entre ellos el también hasta ayer embajador en Uruguay, Mario Fernández.
Continuidad, desafíos e interrogantes
También conocido como el “Peta” Fernández, el nuevo titular de Interior representa una suerte de “continuidad”, no sólo por tratarse de un DC que sucede a otra figura de la falange en Interior, sino que por ser una persona que al igual que Burgos “valora lo hecho por los gobiernos de la Concertación y al mismo tiempo, tener plena conciencia que estamos en una etapa en que los desafíos políticos, sociales y económicos son distintos”, destaca el abogado y cientista político Eduardo Saffirio.
En ese sentido, el ex diputado ligado también a la falange admite que “no veo ningún giro o quierbre abrupto de lo que estamos conociendo en el gobierno en el último año y medio”, dado el complejo cuadro económico y la situación política marcada por los casos de financiamiento irregular .
En una línea similar la cienstista política de Chile 21, Gloria de la Fuente, agrega que al igual que Burgos, Fernández es conocido como un “hombre moderado”, por lo que no cree que su arribo a La Moneda y al comité político constituya un giro respecto de lo que se estaba haciendo, sino que “todo lo contrario, es mantener o profundizar la línea -un poco- del freno, desde el Ministerio del Interior”.
Una tarea que si bien va en la linea de la hoja de ruta fijada por la mandataria en el sentido de que la obra gruesa ya está lista y ahora hay que comenzar a consolidar, no es del todo compartida por los representantes de la Nueva Mayoría y puntualmente por un sector de la misma DC que insiste en avanzar en iniciativas como una reforma a las pensiones y a las Isapres.
A ello se agrega la conducción de un gabinete con una magra evaluación ciudadana y una peor aprobación de la gestión de la mandataria. Todo en un año marcado por las elecciones municipales, que se dice, son un termómetro de la presidencial de 2017.
De ahí que a juicio del decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, la llegada de Fernández plantea una serie de interrogantes, porque al margen de tratarse de un político, tiene una trayectoria distinta a la del mismo Burgos, quien además de haber sido ministro venía del mundo parlamentario y conocía de las negociaciones que se dan en ese ámbito.
A ello se suma, el tema de las personalidades que en el caso de Burgos -que tampoco habría compartido del todo la visión de la gobernante- puede haber contribuido a las tensiones que protagonizó con la presidenta Michelle Bachelet.
Así junto a los desafíos políticos, Fernández como titular de Interior también deberá enfrentar el tema de la seguridad ciudadana, en un contexto marcado por el aumento de los índices de victimización y un conflicto mapuche que parece agudizarse cada día más.