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Müller: “Bachelet ha asumido personalmente el costo de las críticas a su gobierno”

En contraste, dice que “es bueno que haya una oposición fuerte y clara con la cual poder conversar”.

Por: Claudia Rivas Arenas | Publicado: Viernes 19 de diciembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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El director del Centro de Opinión Pública de la UDD y analista político -vinculado a la UDI- Gonzalo Müller es conocido porque cada domingo, sin falta, comenta la contingencia política en un programa de TV. Esta vez conversó con DF acerca de los avatares del gobierno y la oposición, advirtiendo que, a estas alturas y con el difícil escenario generado por las reformas, "se está produciendo una distancia natural entre la Presidenta, que está dispuesta a soportar todo costo político, y los partidos, porque están pensando en las próximas elecciones". Y que la oposición tiene una oportunidad si es que hace lo que le corresponde.

-¿Los problemas del gobierno son comunicacionales o derechamente de gestión?
-Hay una mezcla de ambos. Es difícil comunicar cuando no hay convicción política y no hay un liderazgo claro. El discurso de que los errores han sido sólo comunicacionales ya no se sostiene. Sobre todo cuando la gran mayoría apunta al equipo político como responsable de la mala conducción, eso lo hacen en el oficialismo, la oposición y la ciudadanía. Ya hay un consenso bastante fuerte sobre que hay errores en la conducción política que han generado un clima adverso para el gobierno.

-¿Un cambio de gabinete podría mejorar la situación?
-Es que el problema del gobierno es una mezcla de reformas que provocan rechazo y un gabinete débil. Si se cambia el gabinete y no cambian las reformas, se está arreglando sólo la mitad del problema.

-¿Se requiere cambio de gabinete y de reformas?
-Sí, porque es la mezcla de ambas lo que tiene al gobierno en una mala posición. Para ser justos, no sé si otro ministro de Educación estaría mejor evaluado que Eyzaguirre con la misma reforma.

-Dado el actual escenario, ¿la Presidenta tiene aún un capital político?
-Todavía tiene capital político, el tema es que ella tomó nota que lo está perdiendo. Ya no es que las críticas le reboten, Bachelet ha asumido personalmente el costo de las críticas que ha recibido su gobierno. Son sus atributos personales, especialmente los que tienen que ver con cercanía y credibilidad –que son el origen del fenómeno Bachelet- los que están en baja y nada asegura que de insistir en esta combinación de un gabinete débil y malas reformas no vaya a seguir bajando.

-¿Ha sido un mal año para la oposición, dado que no ha logrado capitalizar el descontento con el gobierno?
-Después de la derrota electoral sufrida lo natural es que viniera un período de renovación y de reflexión en la derecha. Eso se ha visto apurado debido al clima de reformas que ha obligado a pronunciarse muy rápidamente. A menos de un año de esa derrota el nivel de desaprobación que tiene el gobierno abre una oportunidad, pero para eso la derecha tiene que hacer su parte: Tiene que lograr articular políticamente el descontento mayoritario que hay hoy día en Chile.

-¿A qué atribuye que la "oposición social" no se traduzca en apoyo a la Alianza?
-Porque lo que se está produciendo primero es la desafección respecto del gobierno. No olvidemos que muchas personas que votaron por Bachelet hoy rechazan sus reformas y eso no se va a traducir en un cambio automático hacia otro sector político.

-En ese escenario, ¿qué importancia le atribuye a la renovación de liderazgos?
-Es una apuesta con sentido político. Si hay una demanda que recorre transversalmente y con fuerza nuestro sistema político es por rostros nuevos con ideas nuevas, el que no lo sepa leer se va a equivocar y lo va a pagar caro.

-¿Entonces cómo se interpreta el debate que se generó en la UDI a propósito de la eventual candidatura de Labbé, que no se identifica precisamente con la renovación; o que Matthei haya tenido que salir a enfrentar al gobierno, sacando la cara por la oposición?
-Renovación no implica necesariamente sacar de escena todos los liderazgos políticos anteriores, para nada. Significa sumar nuevos liderazgos y es lo que se está construyendo, creo correctamente.

-¿Comparte entonces que lo que aún falta de la Alianza son las propuestas?
-Es que la tarea del primer año era sacudirse la derrota y consolidar un rol opositor, y eso se ha logrado con cierto éxito. Lo que queda como una tarea pendiente es articular políticamente esa oposición social mayoritaria, desde los partidos y los movimientos. Esa articulación da esperanza de generar una plataforma y un proyecto común para pensar en las próximas elecciones. Pero se deben superar los vicios que provocaron la derrota.

-¿Cómo cuáles?
-El vicio principal es la división y el personalismo. Mientras no se superen va a ser muy difícil la construcción de una plataforma común, independiente de que exista un malestar profundo con el gobierno en este momento.

-¿Esta unidad es posible cuando viene una elección municipal y cada partido necesita perfilarse?
-Los mejores momentos de la centroderecha son cuando ha logrado actuar con unidad. Así llegó a La Moneda, así ha ganado elecciones. Y sus peores momentos están asociados a la división, entonces, está claro cuál es el camino.

-A esta necesidad de unidad del sector, ¿qué importancia le atribuye la distancia que Amplitud ha tomado de la Alianza y de Piñera?
-La unidad es un requisito voluntario. Si Amplitud tomó una decisión distinta, bueno, tendremos que verlo. Tenemos que hacer los esfuerzos para que Amplitud sea parte de una coalición opositora. Incluso, voy más lejos, no hay que descartar que incluso Fuerza Pública pueda ser parte de una gran coalición opositora.

-¿No le incomodaría que Andrés Velasco participara en una primaria de la Alianza?
-Eso no depende de nadie más que de él. Lo que sí estoy seguro es que hay puntos en común con Andrés Velasco. También hay, obviamente, grandes diferencias. El tema es si somos capaces de construir una coalición amplia y no descartaría que pueda ser tan amplia como para que incluso participara Fuerza Pública.

-¿Esta oposición contestataria reditúa?
-Es bueno para el gobierno que haya una oposición fuerte y clara con la cual poder conversar. También es bueno para el sistema democrático que haya una oposición fuerte y clara que permita expresar institucionalmente el malestar de la gran mayoría de los chilenos con el gobierno.

-En el contexto de aspirar a tener un proyecto común que le permita a la derecha pensar en las próximas presidenciales, ¿cómo interpreta la reaparición de Piñera, trata de llenar un vacío de liderazgos?
-No, para nada. Está actuando con la responsabilidad de un ex presidente que entiende que lo que la centroderecha necesita hoy día no es un candidato, sino definir un proyecto. Y si él va a colaborar a la construcción de ese proyecto común, bienvenida toda su ayuda.

-¿Pero podría ser el que consolidara ese liderazgo?
-Su gobierno es parte importante del patrimonio político de la centroderecha y él mantiene un liderazgo importante, sería ridículo descartarlo.

-La UDI está en el proceso de buscar un presidenciable, ¿puede tenerlo o se podría dar el escenario de que terminara apoyando derechamente a Piñera?
-La UDI no puede renunciar a potenciar sus liderazgos presidenciales. Sobre todo si el mecanismo va a ser una primaria. La experiencia de la UDI es exitosa con sus liderazgos propios. En sólo seis semanas Pablo Longueira logró movilizar a la UDI y ganar las primarias presidenciales. Esa es una experiencia muy fuerte yexitosa.

"Aquí hay la pretensión de amedrentar al partido"

-¿Cuánto ha afectado a la UDI el caso Penta?
-Obviamente es un caso donde la UDI se siente cuestionada, donde además es difícil defenderse porque no se conoce la veracidad de las acusaciones. Hay muchos que han descartado estas acusaciones como falsas y, por lo tanto, el riesgo de que personas inocentes estén sometidas a un bullying impresionante respecto de las filtraciones es un riesgo, sin duda.

-¿Qué tan dañino puede ser para la UDI que candidatos del partido aparezcan mencionados?
-No, por ningún motivo. Siempre en política hay que diferenciar, aquí no hay ningún rol institucional, ninguno. Hay responsabilidades personales.

-¿Aun cuando se mencione al presidente del partido?
-Pero ¿está mencionado en qué? En filtraciones, en trascendidos...y él ha sido categórico en decir que los hechos que se le imputan son falsos. Es muy difícil defenderse frente a una imputación de una persona que tiene una orientación a buscar su beneficio personal con el testimonio.

-La estrategia de la UDI para enfrentar el caso da la sensación de que busca empatar, ya que a partir de la situación que afecta a algunos militantes se defiende sacando a relucir eventuales irregularidades en la campaña de Michelle Bachelet. ¿Esta estrategia del empate es buena?
-No creo que haya ninguna estrategia del empate. Lo que sí existe es la convicción de que para que haya justicia, debe haberla para todos. Cuando la justicia se vuelve unilateral deja de ser justicia. En un ambiente de mayor transparencia respecto del financiamiento de la política, nadie puede pretender ser excluido, ni siquiera la Presidenta de la República.

-Si finalmente se comprueba que la UDI no ha cometido ninguna ilegalidad, ¿se recupera la imagen del partido o queda dañada?
-No veo por qué el rol político y opositor del partido vaya a tener que ser distinto. Aquí hay la pretensión de algunos de amedrentar al partido, generalizando una conducta que no existe.

-¿No siente que contrasta esta actitud defensiva de la UDI con la forma como ha actuado en casos que podrían ser similares, pero que en su momento afectaron a la Concertación con la que fueron muy duros?
-La UDI tiene una historia que la valida en su compromiso con la transparencia. El acuerdo alcanzado por Pablo Longueira y José Miguel Insulza habla de que el razonamiento de Estado es el que ha primado siempre en la UDI y no ventajas políticas pequeñas. Lo mismo respecto del error de la DC al inscribir a sus candidatos.

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