El silencioso proceso de rearme de la disidencia de la Democracia Cristiana
Quienes fueron oposición a la tesis del “camino propio” también aspiran a llegar a liderar el partido, pues pretenden defender sus posturas “electoralmente”.
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“Cualquier directiva es de cartón si los acuerdos a los que pueda llegar con el gobierno, se los van a echar abajo los parlamentarios en el Congreso”. Este es el diagnóstico del subjefe de la bancada de la Democracia Cristiana en la Cámara de Diputados y uno de los líderes de la disidencia, Gabriel Silber, sector que aspira a liderar el partido. Pero el proceso de rearme se lo pretenden tomar con calma luego de la debacle electoral que produjo varios candidatos a la presidencia de la colectividad.
Estas últimas semanas la disidencia parece ajena al debate al que ha pretendido llevarla el entorno de la excandidata presidencial, senadora Carolina Goic, tras un acuerdo de no aceptar provocaciones. Sin embargo, lejos de estar desconectados han estado trabajando “en contenidos” que necesitarán para enfrentar los procesos de evaluación y, por qué no decirlo, catarsis que iniciará la DC en enero.
En este contexto, la frase de Silber cobra especial relevancia, considerando que, según profundiza otra figura del sector, la disidencia está dispuesta “a defender nuestras ideas electoralmente, en la próxima elección interna del partido”, para la cual aún no se ha fijado fecha. Pero sí existe una premisa sobre la que este sector parte para configurar una posible candidatura y es que “las oposiciones se parlamentarizan”, por lo que es indispensable que algunos de sus liderazgos recién electos para el próximo período legislativo asuma el desafío de liderar a la Democracia Cristiana.
En la disidencia se enfocan en esas figuras, porque están convencidos que “hay que refrescar la directiva con rostros que hayan sido ganadores”, lo que -aunque omiten decirlo- estaría dejando fuera de carrera a la senadora Goic, aunque no a algunos de sus adherentes que al concluir sus tareas de gobierno podrían cobijarse en el partido los próximos años para no perder proyección.
Una visión más mesurada de lo que viene y hay que hacer, tiene el jefe de la bancada de senadores Jorge Pizarro. Si bien comparte que la oposición se puede hacer con más fuerza desde el Congreso, pues es allí donde finalmente se concretan acuerdos, si hay espacio para ello; también cree que el proceso de “sinceramiento” que debe hacer su partido sobre lo que provocó su fracaso electoral es más lento y profundo.
A su juicio, la disidencia no está para pensar aún en candidaturas internas, ya que este sinceramiento de que habla -y que apunta a que la derrota electoral del falangismo se debió a que fue percibido como el que dividió a la Nueva Mayoría- tomará largo tiempo.
Para Pizarro, mientras eso ocurre, “los liderazgos que están en el Congreso deberán ejercer la oposición desde esa tribuna”, sin esperar necesariamente a que la directiva tome una resolución o marque una línea. El senador tiene la convicción de que primero se debe producir el sinceramiento, “muy desde abajo, con un proceso de debate, cuyas propuestas impliquen un compromiso que sea respaldado por todos”. Cree que “va a haber diferencias profundas” y eso es lo que habrá que resolver, después -dice- se pensará en la directiva.