La semana pasada, Amarillos por Chile se unió a las conmemoraciones del triunfo del rechazo del 4 de septiembre de 2022. Uno de sus fundadores, el economista José Pablo Arellano, cuenta que el partido político nació como un movimiento en febrero de ese año, precisamente para tratar de frenar la propuesta que había elaborado la Convención Constitucional y que, a juicio de ellos, ponía en riesgo la democracia que tanto había costado recuperar.
“Llegamos al convencimiento de que el texto propuesto era muy negativo para Chile y, por eso, trabajamos por el rechazo a esa propuesta en el plebiscito de septiembre. Y, como se recordó, el 62% de los chilenos rechazó ese texto”, plantea.
Hasta 2022, Arellano era un militante histórico de la Democracia Cristiana y ocupó distintos cargos en los gobiernos de la Concertación. Fue director de Presupuestos con Alylwin; ministro de Educación con Frei, y presidente ejecutivo de Codelco, con Bachelet I. Hoy integra el comité político y económico de Amarillos por Chile, que en junio pasado decidió apoyar la candidatura presidencial de Evelyn Matthei.
“Ya tuvimos la experiencia del último Presupuesto que presentó el Presidente Piñera que incorporó un ajuste muy importante (…) algo así podría ocurrir con el presupuesto del próximo año”.
- ¿Por qué Amarillos se sumó a Matthei y usted, en particular, a su equipo económico?
- Amarillos decidió apoyar la candidatura de Matthei porque considera que para el próximo período presidencial es quien mejor puede liderar el Gobierno frente a los desafíos y urgencias que el país tiene actualmente: derrotar al crimen organizado y conseguir un ritmo de crecimiento económico, para lograr la generación de empleos y mejoras sociales.
- ¿Y en lo personal?
- En lo personal, coincido con ese diagnóstico y agregaría que es la persona mejor preparada para liderar el Gobierno por su experiencia política como diputada, senadora, ministra y alcaldesa. De mi experiencia estando en el Gobierno, cuando ella era oposición, la encontré siempre dispuesta a buscar puntos de acuerdo en pro del interés nacional.
- Usted ocupó distintos cargos en los gobiernos de la Concertación, ¿cómo se siente cruzando esa frontera política? ¿cómo fue ese proceso?
- Junto a muchos otros que fuimos parte de los gobiernos de la Concertación, coincidimos en la decisión de apoyar la candidatura de Matthei. Varios somos parte de Amarillos, otros son parte de Demócratas y, muchos otros, en forma independiente, están apoyando esta candidatura que, a nuestro juicio, es quien mejor puede lograr un camino de encuentro y progreso para el país.
- Usted plantea en un documento reciente que hoy para Chile es posible alcanzar el desarrollo, ¿por qué no lo hemos hecho?
- Por tres décadas parecía que habíamos encontrado un derrotero para hacer posible nuestro desarrollo. El país progresó a un ritmo que no había conocido en su historia previa. Logró reducir la pobreza, aumentar la clase media y conseguir avances importantes en materia social y en el desarrollo de sus organizaciones y de su infraestructura. Por distintas razones, parece que tropezamos con lo que se ha denominado la trampa del ingreso medio.
- ¿Cayó Chile en la trampa de los países de ingresos medios?
- Digamos que estamos ahí, pero es posible salir de esa trampa. Es posible retomar el camino de reformas, pero a partir de lo que otros construyeron, con gradualidad y abandonando las pretensiones refundacionales. Pienso que actualmente , después de los intentos refundacionales, hay más sectores de la vida nacional que reconocen que ese es el camino para avanzar y progresar.
“Mientras más efectivos seamos en aumentar el crecimiento del país más fácil será el proceso de consolidación fiscal”.
Por eso, en las elecciones de autoridades legislativas y presidenciales de los próximos meses tenemos que preguntarnos quiénes son los que mejor pueden contribuir a retomar un camino de acuerdos en vez de conflictos y polarización. Tenemos desafíos muy grandes, que pueden ser abordados si elegimos los liderazgos adecuados.
Informe para mejorar el gasto: “Es realista”
- Hoy los dos candidatos de derecha, Kast y Matthei, han puesto énfasis en el recorte del gasto público. ¿Qué tan necesario y factible es recortar US$ 6 mil millones como proponen ambos?
- Lo primero que destacaría es que hay conciencia en todos los candidatos en que hay que corregir el déficit fiscal que se mantiene por demasiados años, con el consiguiente aumento de la deuda del Estado. De lo que se trata es de buscar la manera más efectiva para reducir el déficit y parar el endeudamiento.
Lo más efectivo es impulsar el crecimiento económico. El aumento del crecimiento eleva la recaudación del IVA y del impuesto a las utilidades de empresas y personas. El 80% de los mayores ingresos fiscales han sido resultado del crecimiento del PIB. Por lo tanto, en ello deberíamos poner máxima atención y debate.
La disminución de gastos ineficientes es importante, tanto porque reduce el déficit, como porque no podemos malgastar recursos que son de todos los chilenos. Incluso, si no hubiera déficit, las autoridades tienen la obligación de ser extremadamente celosos en el buen uso de los recursos públicos.
Hay otros programas en que no es posible disminuir gastos, pero si es posible y necesario frenar su aumento.
- Y, en su opinión, ¿dónde es posible hacer ajustes de eficiencia y mejorar la calidad del gasto?
- Afortunadamente, hay dos estudios recientes que examinan y proponen ajustes bien concretos de gastos que no tienen suficiente justificación y que podrían ahorrarse o destinarse a otras necesidades urgentes.
El primero es un estudio que hizo un grupo de profesionales en el CEP; y, el segundo, es el informe de la comisión de destacados profesionales convocadas por el Ministerio de Hacienda que se acaba de dar a conocer. Este informe tiene 34 propuestas específicas para frenar el aumento del gasto y en otros para reducirlo. En él participaron dos exdirectores de Presupuestos y otros profesionales conocedores de las políticas públicas.
- Ese informe dice que se pueden ahorrar hasta US$ 2 mil millones anuales, incluyendo la eliminación de servicios, programas y con congelamientos de dotación. Pero, además de complejo políticamente, ese ajuste aún está muy lejos de la meta de US$ 6 mil millones…
- Me parece que lo importante es que es una propuesta realista y está suscrita por personas con experiencia en los gobiernos de la Presidenta Bachelet y Piñera. Además, como decía, hay que poner esfuerzo tanto en contener o reducir gastos, como en generar mayores ingresos estimulando el crecimiento. Mientras más efectivos seamos en aumentar el crecimiento del país más fácil será el proceso de consolidación fiscal. Y para elevar el crecimiento hay que destrabar inversiones que están esperando para materializarse. La inversión agregada lleva varios años prácticamente estancada. Es posible redoblar el esfuerzo exportador, tenemos oportunidades que no se están aprovechando. Ello va a contribuir a elevar el crecimiento y a mejorar la situación fiscal.
- El Consejo Fiscal Autónomo recomendó hacer ajustes adicionales a los ya comprometidos para cumplir las metas fiscales, ¿qué tan preocupante es el escenario para el próximo Gobierno?
- El cuadro fiscal es preocupante, por una parte, porque llevamos demasiados años con déficits sostenidos. Desde 2014 todos los años, con la sola excepción de 2022, se han registrado déficits iguales o superiores al 1% del PIB. Como consecuencia, la deuda del Gobierno aumentó desde 12,8% del PIB en 2013 a 42% actualmente. Más deuda acarrea mayor gasto en intereses. El pago de intereses es el ítem del presupuesto que más ha crecido en la última década. Para este año se proyecta un gasto de más de US$ 4 mil millones en intereses. Esto es comparable a lo que el Estado gasta en vivienda. Con la gran falta de viviendas sociales que tenemos, no necesito subrayar lo que significa esta enorme cuenta y la importancia de ponerle atajo.
Y, en segundo lugar, la situación fiscal es preocupante porque las proyecciones para los próximos años muestran que no hay holguras. Por el contrario, solo con los gastos ya comprometidos en los próximos cuatro años hay déficits. Insisto, esta es la proyección con los gastos ya comprometidos por las distintas leyes y obligaciones del Gobierno. Para los dos primeros años del próximo Gobierno este déficit en promedio superaría los US$ 3.500 millones al año.
Pero esas proyecciones suponen que la economía crecerá al 2,2%. Si crecemos más rápido, la situación se alivia.
Presupuesto 2026
- Este mes, el Gobierno debe enviar al Congreso el Presupuesto 2026, ¿qué esperaría en términos de sostenibilidad fiscal?
- El Gobierno podría recoger las propuestas de eficiencia de gastos de los informes que hablamos y aquellas en que hay coincidencia en los programas presidenciales e incorporarlas en el proyecto de Presupuesto para el próximo año.
Ya tuvimos la experiencia del último Presupuesto que presentó el Presidente Piñera, que incorporó un ajuste muy importante para terminar con gastos extraordinarios de la pandemia. Ese Presupuesto fue ejecutado por el ministro Marcel en el primer año de este Gobierno. A otra escala, porque la situación es muy distinta, algo así podría ocurrir con el Presupuesto del próximo año.
Si avanzamos en este necesario ajuste fiscal, podemos concentrar las energías en otras reformas para mejorar la calidad de los servicios del Estado.
- ¿Se refiere a que el proyecto de Presupuestos 2026 debería tener una caída del gasto público?
- La consolidación fiscal no se puede lograr en un año. Lo importante es que el Presupuesto del próximo año debe avanzar decididamente en la consolidación fiscal. Hay una oportunidad en que el actual Gobierno, con el concurso de la oposición, apruebe un proyecto que se ejecutará en el próximo Gobierno y que marcará un camino en esa dirección.
“El desafío más grande de nuestro Estado actualmente es la derrota del crimen organizado”
- Distintos sectores hoy plantean la necesidad de avanzar en la modernización del Estado. En su opinión, ¿por qué Chile se ha quedado atrás en este tema?
- Hace años que nos hemos quedado atrás en la modernización de nuestro Estado. Las razones son varias. En algunos momentos ha sido la falta de prioridad y la idea de que lo principal era que el Estado asumiera más funciones, descuidando la calidad de los servicios que ya presta. Se puso mucho énfasis en más Estado y menos en mejor Estado. En otros momentos la preocupación ha sido por reformas estructurales y no por reformas modernizadoras.
Otro factor que dificulta las reformas modernizadoras son los intereses corporativos. Grupos que se benefician del statu quo y, por tanto, se oponen a las reformas que afectan sus intereses.
Pero hay varios diagnósticos, comisiones y propuestas, falta pasar a la acción e implementar esas reformas modernizadoras.
- ¿Y qué es lo más urgente para pasar a la acción?
- En el documento Para un Estado moderno y efectivo, que se publicó este año, hice una serie de propuestas. Está lo que tiene que ver con modernizar las regulaciones que se han convertido en una traba al desarrollo, lo que se ha denominado permisología. El Estado con las regulaciones debe contribuir al desarrollo y no transformarse en una traba, como ha ocurrido con la llamada permisología.
Hay que cambiar la orientación de los servicios del Estado. Necesitamos servicios públicos que estén al servicio de las personas y no centrados en sí mismos y en sus reglas. Que sean evaluados por la calidad de sus servicios y no sigan atrapados en conductas burocráticas. Necesitamos un Estado donde haya un sentido muy claro de obligación con la ciudadanía. Eso, en alguna época, fue un orgullo en Chile; tenemos que renovarlo.
En el caso de los organismos fiscalizadores, se requiere fortalecer su autonomía y profesionalismo. Ello se facilita con la instalación de un gobierno colegiado con mayor autonomía y autoridades que tengan una renovación independiente de los cambios de Gobierno. Tenemos buenas experiencias en organismos del Estado que se manejan de esa forma.
La gestión del personal y la selección de directivos en el Estado es un gran tema. La alta dirección pública fue un avance importante que hay que profundizar. El estatuto administrativo que ha quedado obsoleto como mecanismo de gestión moderna de personal.
Pero el desafío más grande de nuestro Estado actualmente es la derrota del crimen organizado, una realidad nueva en el país que requiere capacidades que no hemos desarrollado suficientemente.
- ¿A qué se refiere?
- A que todavía estamos a tiempo para impedir que las mafias penetren los aparatos del Estado al punto de que este se vuelva incapaz de combatirlas y derrotarlas.
- Muchas comisiones y diagnósticos han quedado en el papel. ¿Qué haría distinto para que no se corra la misma suerte?
- Un proceso de modernización requiere acuerdos amplios. Ello requiere que el sistema político sea capaz de llegar a acuerdos en temas que pueden ser conflictivos. La actual fragmentación política hace muy difícil y muy lento llegar a acuerdos importantes. Por ello, tiene enorme importancia llevar adelante la reforma del sistema electoral y político para reducir la fragmentación y facilitar la existencia de partidos y coaliciones estables que puedan dar gobernabilidad.