Hace una década la innovación en el sector legal era una característica reservada exclusivamente a las start up que intentaban adentrarse en una industria tradicionalmente conservadora y reticente a los cambios.
Sin embargo, este panorama ha cambiado radicalmente en los últimos años y la lucha por ser la oficina con ideas más creativas, tanto en su gestión interna como en la relación que tienen con sus clientes, es casi tan dura como la pelea por los beneficios o por una cartera de jugosos contratos. Eso es al menos lo que se vio reflejado en los galardones Innovative Lawyers, entrefados por el Financial Times.
Esta premiación estuvo nuevamente dominada por los despachos anglosajones, los que siguen liderando las nuevas tendencias y la innovación.
Destaca un año más Allen & Overy, que continúa firme en la cabeza de la clasificación como firma más innovadora. Es el único que ha conseguido, en esta decimotercera edición, superar la barrera de los 200 puntos.
