Empresas y Startups

El plan del grupo Angelini para hacer del valle del Itata el nuevo Colchagua

La idea es que los productores de uva salten a la elaboración de vinos. Para demostrarles que es posible, están invirtiendo en su propia viña de nicho.

Por: Jéssica Esturillo O. | Publicado: Lunes 18 de junio de 2018 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Bastó que hace un par de años Josep Roca, el dueño del famoso y premiado restaurant español El Celler de Can Roca, lo destacara como uno de los mejores espumantes que había probado, para que en sólo un par de días se agotaran las 800 botellas de Brutall que cada año Lucía Torres produce en el valle del Itata.

Imagen foto_00000005

Es que esta zona vitivinícola tiene la particularidad de concentrar en sus diez mil hectáreas de viñedos la mayor cantidad de las denominadas cepas patrimoniales: país, cinsault y moscatel de Alejandría, que son cosechadas por los 5.500 productores de este sector, en su mayoría para venderlas a viñas que las procesan en otras zonas o bien se destinan a la fabricación de pipeño o vino a granel regular.

Esto ha impedido, más allá del círculo especializado, el reconocimiento de este valle como una de las regiones vitivinícolas más importantes de Chile o “lo más parecido a la Toscana” que hay en el país, como lo han calificado algunos enólogos.

El agregar valor a la industria vitivinícola del Biobío para que sea el motor para el encadenamiento con otras actividades, como el turismo o la gastronomía, replicando así un modelo como el del valle de Colchagua, es el interés de los municipios de la zona, organismos gubernamentales y también del grupo Angelini.

Hace seis años y a través de Arauco, su brazo forestal, que en la zona opera el complejo industrial Nueva Aldea, el conglomerado comenzó a ejecutar este proyecto, uno de los más grandes que tienen en materia de valor compartido.

Para ejecutar esta iniciativa en la que el propio Roberto Angelini se ha vinculado, a través de varias visitas, se hicieron asesorar por el propio Carlos Cardoen, artífice del posicionamiento del Valle de Colchagua. Además, en la gestión de organizar a los productores de uva y asesorarlos en el proceso para convertirse en viñateros, Arauco fichó al ex gerente general de la viña Montgras, Patricio Middleton, y Ana María Cumsille que fue la enóloga de Altair, la bodega premium de Viña San Pedro.

Al limitarse a vender la uva, un productor puede ganar del orden de $300 mil, mientras que comercializando un buen vino esa cifra puede superar los $ 20 millones. Para convencer a los productores de que es posible, el grupo predica con el ejemplo. Está a punto de realizar una inversión de US$ 10,5 millones en su propia viña: Cucha Cucha.

Hace diez años Arauco compró la hacienda del mismo nombre para darle uso forestal. Con la asesoría de Middleton, descubrieron que tenían un activo excepcional, ya que este viñedo tiene las plantas más antiguas del mundo en producción, con más de 250 años. Los 70 centímetros de diámetro de sus troncos dan cuenta de ello (foto superior).

Esta viña de nicho ofrece cuatro etiquetas que además de país, moscatel y cinsault, incluye Mixtura, una combinación de esta última cepa con cabernet sauvignon, merlot y malbec. “A través de este programa se mejoran las condiciones sociales de la comunidad donde estamos insertos”, explica Charles Kimber, gerente comercial y de asuntos corporativos de Arauco.

Van a construir una bodega nueva de 1,6 millones de litros de capacidad y restaurarán la casona colonial para convertirla en centro de eventos que, en una fase posterior, se enlazará con un hotel. En julio esperan llamar a licitación. “La idea es que se instalen tres o cuatro bodegas grandes que le compren uva al resto y en torno a las cuales gire una oferta hotelera, comercial, gastronómica y cultural, aprovechando los atractivos de la zona”, comenta Middleton.

Imagen foto_00000008

El modelo Cucha Cucha

La producción de la viña Cucha Cucha, que bordea las tres mil cajas de doce unidades, se comercializa a través de la CAV y de algunos restaurantes destacados como el Baco. Pronto esperan comenzar a exportar, aunque a mercados muy específicos, debido a los volúmenes acotados que van a manejar. Middleton comenta que están postulando para entrar a Canadá, tras intentar en Suecia. Ana María Cumsille agrega que en paralelo está asesorando a nueve productores de pipeño y granel para que mejoren la higiene de sus procesos y ajusten algunos métodos, lo que provoca un efecto inmediato en la calidad. Esto se acompaña con un trabajo de imagen para la presentación de los vinos, que se venden a consignación en la tienda Alma del Itata, que Arauco abrió en la localidad de Ñipas, que es el centro del valle. Este espacio, donde también hay algunas botellas del espumante de la señorita Lucía, es parte de la ruta que están conformando para potenciar al Itata como el valle del vino patrimonial.

Lo más leído