Grandes empresas familiares de Asia enfrentan un complicado desafío generacional
Bajo fuertes parámetros culturales, firmas como Samsung, Casio y Suzuki cubren sus puestos directivos en base a lazos familiares.
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Cuando el presidente de Samsung Electronics, Lee Kun Hee, recorría sus fábricas, los preparativos eran dignos de un jefe de Estado. A los trabajadores se les decía que estacionaran detrás de la planta porque sus autos feos ofendían los ojos del líder; los guardias se alineaban en la calle para dar la bienvenida a una limosina hasta la que se desplegaba una alfombra roja.
“Literalmente no se nos permitía mirarle”, cuenta a Bloomberg Masaki Oguro, un ingeniero japonés que trabajó en la planta de Suwon. “Samsung es una religión, y el presidente Lee, su dios”.
Samsung sin embargo dependería ahora de alguien con un estatus menos mítico para dirigir el chaebol más grande de Corea del Sur. El presidente, de 72 años, se encuentra hospitalizado desde que sufrió un infarto el año pasado, y su heredero, su único hijo varón, Lee Jae Yong, ha sido cuestionado por carecer de habilidades gerenciales.
“Todos han sabido siempre que él sería el próximo ´emperador´, pero nunca tuvo que probar nada”, dijo a Bloomberg Chang Sea Jin, profesor de política empresarial de la Universidad de Singapur.
Y es que el relevo generacional es uno de los principales problemas a los que tienen que hacer frente las multinacionales de Asia, que a pesar de su gran tamaño, operan en mucho casos como empresas familiares y bajo fuertes parámetros culturales muy rígidos.
Cuando una tercera generación se prepara para sustituir a los octogenarios presidentes al mando de Samsung, Suzuki, Casio, la búsqueda de herederos adecuados ha demostrado ser un desafío, cuando los grupos han tenido que ampliar las operaciones a nivel mundial para combatir la saturación de sus mercados locales.
“Nunca satisfecho”
“Nunca he estado satisfecho con nuestro negocio”, ha asegurado Kazuo Kashio, uno de los cuatro hermanos que fundó Casio Computer, fabricante del reloj G-Shock. Tal vez ese es el secreto que mantiene activo a sus 86 años a uno de los ejecutivos más veteranos de Japón.
Pero incluso los jefes más duraderos tienen que preparar su sucesión. A finales de junio, Kashio, que ha pasado casi tres décadas dirigiendo la empresa, cedió el título de presidente a su hijo de 49 años Kazuhiro, dando inicio a “una nueva era” para el grupo fundado en 1957.
Kashio está iniciando a su hijo en el poder después de una fuerte racha de crecimiento de las utilidades. Su beneficio alcanzó un máximo histórico de US$ 215 millones durante el ejercicio finalizado en marzo y las acciones subieron 70% el año pasado. Sin embargo, Kashio dice no estar contento con el lugar donde se encuentra la compañía.
Poco después de la crisis financiera, Casio fusionó su deficitaria división de telefonía móvil con Hitachi y NEC. Además, las ventas anuales se han reducido casi a la mitad desde 2008.
Por ello, Kazuhiro tendrá la tarea ahora de construir nuevos negocios, como los dispositivos de pulsera y la señalización digital.
Suzuki se suma
Al mismo tiempo, otro veterano CEO japonés, Osamu Suzuki, de 85 años, inició una transición similar a principios de mes, nombrando a su primogénito Toshihiro Suzuki como su sucesor después de 37 años al frente de Suzuki Motor.
El hasta ahora vicepresidente ejecutivo asumió el rol de presidente y de director de operaciones en el primer cambio en la presidencia del grupo desde 1978.
Mientras, ambos octogenarios, de Casio y de Suzuki, permanecerán como CEO y presidente de momento para guiar a sus herederos.
Si bien Kashio analizó otros candidatos fuera de los miembros de la familia fundadora, terminó eligiendo a Kazuhiro. “Como parte de la familia, el sentido de responsabilidad es muy fuerte”, explica Kashio.
Admite que Kazuhiro no fue preparado para convertirse en su sucesor, por lo que padre e hijo dirigirán la empresa de forma conjunta durante al menos un año.
Sin embargo, después de 27 años en la cima, Kashio, un autoproclamado adicto al trabajo, siente que se necesita una nueva forma de pensar para la próxima fase de crecimiento de las empresas.