Economía

Merkel quiere reducir la fuerza de los sindicatos mientras las huelgas paralizan Alemania

Aumentan medidas convocadas por grupos pequeños de trabajadores en sectores que generan un impacto amplio y transversal en la sociedad.

Por: Ainhoa Murga | Publicado: Miércoles 6 de mayo de 2015 a las 04:00 hrs.
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Viajeros y empresas que dependen de la red ferroviaria alemana se preparan para la que podría ser la huelga más larga del sector en la historia del país después de que, tras meses de negociaciones, la estatal Deusche Bahn y el sindicato no lograran un acuerdo. La medida afectará a los 5,5 millones de pasajeros y 607 mil toneladas de mercancías que se transportan diariamente en la red.

El paro ferroviario se suma a la oleada de huelgas que Alemania ha afrontado en los últimos meses, una situación que los alemanes estaban acostumbrados a criticar en vecinos como Francia o España. Desde los pilotos de Lufthansa, hasta los trabajadores de la industria automotriz o los empleados de servicios postales e incluso de Amazon, han paralizado sus actividades en los últimos meses.

A estos sumaron además ayer los trabajadores de la compañía de transporte de valores Prosegur, lo que de inmediato provocó una crítica escasez de dinero en la red de cajeros automáticos del país.

La situación preocupa particularmente porque son sectores transversales y de amplio impacto sobre la sociedad.

Resquicio legal
En momentos en que en Chile se discute una reforma laboral, el caso de Alemania ilustra que incluso potencias como la mayor economía de Europa están abiertas a ajustar su normativa ante los cambios de las condiciones. Desde 2010, los sindicatos alemanes más pequeños han aprovechado una sentencia que abrió una vía para negociar los salarios al margen de los acuerdos más amplios de la industria, lo que derivó en un aumento de los paros. Para muchos, esta forma de negociar escapa del sentido original de la legislación, razón por la que el gobierno busca ahora reducir la influencia de grupos más pequeños a través de una ley que ya está en la cámara baja.

Las huelgas "no son útiles en un entorno de debilidad económica", dijo Thomas Harjes, economista senior en Barclays. Alemania "está en una encrucijada" , y el derecho a huelga debe ejercitarse proporcional y justamente, opinó.

Presión de grupos pequeños
Desde ayer en la mañana, más de 19 mil conductores e ingenieros de la ferroviaria estatal están convocados a huelga hasta el domingo 10 de mayo, un total de 127 horas en el octavo paro del conflicto convocado por el sindicato GDL.

La lucha del sindicato se centra en los salarios, las horas laborables y los empleados a los que el sindicato debe representar. Se estima que la huelga de esta semana costará a la economía alrededor de US$ 557 millones en la medida en que el paro afecta a los inventarios y cadenas de suministro y puede obstaculizar y hasta detener la producción de algunas empresas, indicó Eric Schweitzer, presidente de la asociación industrial DIHK.

La fuerza sindical de GDL es menor a la del grupo EVG, que cuenta con alrededor de 213 mil trabajadores de la red ferroviaria alemana. Pero es suficiente para presionar los objetivos de su negociación, "y pueden ir a huelga más rápido si lo hacen de forma independiente y con sus únicas metas en mente", explicó Stefan Heinz, académico de la Universidad Libre de Berlín especializado en temas sindicales. "Pueden conseguir más para su grupo".

Aumento en las huelgas
Tras la huelga de pilotos de Lufthansa convocada en octubre, la canciller Angela Merkel reconoció una creciente tendencia de paros convocados por pequeños sindicatos que acababan teniendo gran impacto para las empresas la sociedad. En ese momento anunció que el gobierno había tomado la decisión de cambiar la ley para limitar el poder de negociación colectiva a un grupo por cada empresa.

El proyecto, redactado por la ministra del Trabajo Andrea Nahles, del grupo socialdemócrata y miembro del sindicato IG Metall, no supone una restricción directa del derecho a huelga.

Se trata de limitar las futuras negociaciones salariales al mayor grupo sindical en cada empresa, lo que en potencia reduciría el rol de las organizaciones más pequeñas. El plan también contempla dar mayor poder a los tribunales para intervenir en caso de conflicto laboral.

Entre 2005 y 2013, Alemania perdió en promedio sólo 16 días laborales al año por cada 1.000 trabajadores debido a la acción sindical, según la Fundación Hans Boeckler, el brazo de investigación de la Confederación Alemana de Sindicatos. Una cifra baja si se compara con Francia, que perdió 139 días, o con Dinamarca (135 días).

Sólo en 2013, sin embargo, el número de trabajadores que participó en una huelga llegó a su máximo nivel en cinco años y el total de días ascendió a 150 mil, un máximo en seis años. El número de compañías afectadas por paros escaló en 2013 a 1.384, un máximo en dos décadas, según los datos de la Agencia Federal del Trabajo.

Los sindicatos defienden la necesidad de llamar a paros porque los salarios se han estancado, al tiempo que las empresas consideran que no pueden hacer frente a las alzas debido a la situación económica que atraviesa el país. Ajustados por inflación, los ingresos de los hogares no han crecido entre 2006 y 2012, según cifras de la organización Hans-Boeckler.

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