Una simple neumonía podría convertirse en una crisis para la campaña demócrata, en plena recta final de la carrera por la presidencia de EEUU. La atención de los medios estadounidenses estuvo ayer enfocada en el estado de salud de Hillary Clinton, luego de que su equipo confirmara que la candidata deberá cancelar un viaje de campaña a California por complicaciones de salud.
La revelación llega semanas después de que la propia ex secretaria de Estado acusara a sus rivales republicanos de esparcir “rumores” sobre su estado físico. La situación también pone en jaque a su equipo, cuestionado por el secretismo con que manejan la campaña.
“Esto involucra su honestidad y su salud, lo cual políticamente es una combinación letal”, señaló a Bloomberg el ex secretario de prensa de George W. Bush, Ari Fleischer. “Va a tener un millón de ojos sobre ella por un tema que antes las personas no tomaban como algo serio”.
Voces demócratas también cuestionaron el manejo de la situación. “Los antibióticos pueden enfrentar la neumonía, pero ¿cuál es la cura por una tendencia poco sana hacia la privacidad que reiteradamente crea problemas innecesarios?”, señaló en Twitter el ex consejero del presidente Barack Obama, David Axelrod. En declaraciones a Reuters, agregó que “la turbulencia a corto plazo tendrá más que ver con la gestión del tema que con el fondo, aunque estoy seguro de que ambos candidatos tendrán más presión para revelar su historial médico”.
Manejo mediático
La doctora de Clinton, Lisa R. Bardack, entregó ayer por primera vez detalles sobre el tratamiento que atraviesa la candidata y aseguró que “se está recuperando bien”.
El diagnóstico de neumonía, que había sido entregado el viernes, sólo se hizo conocido dos días después. Luego de que la candidata abandonara anticipadamente la ceremonia de conmemoración de la caída de las Torres Gemelas de Nueva York, sus asesores de campaña mantuvieron silencio por 90 minutos y los periodistas que la acompañaban ni siquiera fueron notificados de que ella se retiraría. Ello sólo se conoció tras la divulgación de un video amateur en el que miembros del Servicio Secreto la ayudaban a entrar a un vehículo negro.
Ayer, el equipo demócrata hizo autocrítica. ”Creo que en retrospectiva, podríamos haber manejado esto de mejor manera en términos de proveer más información más rápidamente”, dijo el portavoz de Clinton, Brian Fallon, en una entrevista con MSNBC. “En esos 90 minutos, pusimos la prioridad en asegurar que ella estaba bien”, señaló.
Trump cauteloso
La campaña republicana ha instalado una narrativa en torno a la debilidad de la salud de Clinton (de 68 años de edad), versus la fortaleza de Trump (quien emitió un parte médico en el que un doctor aseguraba que “de ser elegido, será el presidente electo más sano en la historia”). Ayer, el magnate inmobiliario fue mesurado en sus comentarios por la situación de su rival.
“Espero que se recupere pronto y que nos veamos en el debate (el 26 de septiembre)”, sostuvo en entrevista con Fox News, y agregó que el trabajo de campaña “es muy agotador, no hay duda. A mí todo este desafío me parece muy vigorizante”.
El republicano sostuvo que cree que la salud de los candidatos es un tema de campaña y aseguró que publicará “cifras muy, muy específicas” sobre exámenes médicos a los que se sometió la semana pasada.
Honestidad y estereotipos
“No creo que los candidatos puedan esconder una enfermedad como lo hacían generaciones anteriores”, dijo a Bloomberg el historiador y profesor de la Universidad Rice, Douglas Brinkley, quien enfatizó que la candidata demócrata debe ser honesta sobre lo ocurrido. “Lo más importante para Hillary Clinton ahora es ser transparente. Cualquier paso en falso podría costarle”, sostuvo.
Por su parte, la experta en comunicación política de la Universidad de Pennsylvania, Kathleen Hall Jamieson, manifestó que “los estereotipos sobre las mujeres mayores como inestables y frágiles están presentes y Trump los está alimentando”.