Internacional

Aumenta la tensión en el campo argentino ante la ausencia de diálogo

Medios locales aseguran que la presidenta dejará las conversaciones en manos de técnicos y no se sentará con los productores.

Por: | Publicado: Miércoles 9 de abril de 2008 a las 17:44 hrs.
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El mes de tregua que los productores agropecuarios argentinos dieron al gobierno de Cristina Fernández tras una huelga de 21 días se ha convertido en una incómoda cuenta atrás en la que la tensión va en aumento a medida que pasa el tiempo sin que se concreten fechas para la negociación.

Las principales asociaciones del campo ya han solicitado una reunión urgente a la presidenta, que, según medios locales, de momento dejará las conversaciones en manos de los técnicos y no se sentará con los productores.

Una de las organizaciones implicadas en el conflicto, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), lanzó el martes un ultimátum para que se defina un calendario de negociaciones en un máximo de 48 horas.

Así, se vuelve a enrarecer la relación con el sector sólo una semana después de que finalizara la huelga de 21 días que secundaron 290.000 productores como rechazo al aumento de los impuestos a la exportación de granos y a regulaciones gubernamentales.

Los huelguistas además llevaron a cabo cortes de carreteras que provocaron desabastecimiento en algunas grandes ciudades.

Desde el campo alertan que si transcurre el mes de tregua sin una solución satisfactoria volverán a parar, y que si lo hacen, endurecerán sus métodos.

"Lo que la gente está buscando, porque está muy dolida, es que la presidenta se vaya", aseguró a Efe Federico Murrié, administrador de la empresa Los Grobos, dirigida por el empresario Gustavo Grobocopatel y que con 600.000 hectáreas de cultivos es uno de las mayores productoras de soja del país.

Murrié explicó que los productores agrarios están "dolidos" con un gobierno "que lleva cinco o seis años" -en alusión al mandato de Néstor Kirchner, esposo de Cristina Fernández- y nunca ha escuchado sus reclamos.

Por eso, indicó, la subida de las retenciones a las exportaciones, que pasaron del 35 al 44 por ciento, fue sólo la chispa que encendió la llama en un campo que se acababa de recuperar de la crisis económica de 2001 gracias, sobre todo, a la soja, de la que Argentina es el tercer exportador mundial.

El año pasado se cosecharon 15,9 millones de hectáreas de la oleaginosa, frente a 5,5 millones de trigo y 2,8 de maíz, que hasta hace poco eran los pilares de la producción agrícola del país.

Para Murrié, ésa es la clave de la cuestión y el motivo que llevó al ministro de Economía, Martín Lousteau, a decretar el alza de los impuestos: "el gobierno tiene miedo de quedarse sin trigo y maíz para el consumo interno y que falte el pan en las ciudades", apuntó.

Sin embargo, a su juicio no hay peligro de una "sojización" del país.

El riesgo, según Murrié, es que el incremento de los impuestos decretado por el Gobierno lleve a los agricultores a replantearse la rentabilidad del cultivo de soja y acabe con una de las principales fuentes de ingresos del Estado.

Esta circunstancia ya está empezando a darse en algunos lugares, dijo, ya que existen campos donde se producen 2.500 kilogramos de soja en la cosecha cuyo valor en el mercado se va en el pago de arrendamiento e insumos, sin que quede margen de beneficio y con gran riesgo de pérdidas.

"La soja no es como dijo Cristina, dos 'yuyos' -hierbas- que se echan al campo y se dejan crecer", afirmó, sino que se trata de una planta muy sensible al ataque de insectos y que, si bien es más dura que el maíz, necesita muchos cuidados.

Por eso, insistió, si se mantienen las nuevas retenciones los productores dejarán de sembrar soja y volverán al trigo y al maíz, que es más difícil de exportar.

"El mundo no quiere trigo o maíz. Quiere soja y hay que darle soja", aseveró Murrié.

Para dar carpetazo al conflicto con el campo, Murrié planteó una reducción de impuestos y la creación de una industria transformadora que permita dar un valor añadido a la producción, ya que actualmente la mayoría de las exportaciones son de grano sin procesar.

Mientras el gobierno y las organizaciones agrarias tratan de llegar a un acuerdo, los productores insisten en que no están dispuestos a dejar pasar la crisis sin más, y en esto Murrié es tajante: "volveremos al paro".

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