El primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, convocó las próximas elecciones generales para el 6 de mayo tras reunirse en
el palacio de Buckingham con la reina Isabel, que procedió a la disolución
oficial del Parlamento.
Era prácticamente un secreto a voces en los círculos
políticos y mediáticos, que especulaban con esa fecha desde hace meses.
La convocatoria de los comicios supone el pistoletazo
oficial de arranque de la campaña, que durará un mes y en la que las dos
principales líderes políticos -el laborista Brown y el conservador David
Cameron- desarrollarán un auténtico maratón electoral.
Pese a que los pronósticos presentan a los conservadores
como favoritos, Brown aspira a conseguir para su partido la cuarta victoria
consecutiva y su primera como primer ministro tras suceder en ese puesto a Tony
Blair en junio del 2007.
Por primera vez en una campaña electoral, los líderes de los
tres grandes partidos parlamentarios -el Laborista, el Conservador y el Liberal
Demócrata- participarán además juntos en tres debates ante las cámaras de
televisión. Como arranque, el Partido Laborista, el Partido 'Torie' y el
Liberal Demócrata ha aprovechado el relativamente tranquilo puente de Semana Santa
para colocar en los medios de comunicación sus manifiestos y cruzar
acusaciones.