El próximo presidente heredará una economía al borde de la recesión

La economía que recibe al próximo presidente francés no está en el mejor pie. A fines del año pasado, el gobierno de Nicolas Sarkozy aplicó medidas de austeridad para enfrentar los daños de la crisis de la eurozona en busca de una reducción del déficit fiscal (de un récord actual de 7,5% del PIB en 2009 a 3% del PIB para 2013), para alcanzar un equilibrio financiero hacia 2016. Sin embargo, las medidas (entre ellas un alza del IVA y de impuestos a las empresas, y el aumento de la edad de jubilación) no fueron suficientes para convencer: la agencia S&P quitó en enero de este año la tan preciada calificación AAA que ostentaba Francia.

Si bien el PIB creció 0,2% en el cuarto trimestre 2011, frente a los tres meses previos, un dato positivo considerando la contracción en el resto de los países de la eurozona, los indicadores económicos sugieren que es probable una leve contracción a comienzos de 2012, y la debilidad persistiría el resto del año, estima la Economist Intelligence Unit.

Por otro lado, las exportaciones serán golpeadas por una titubeante demanda de algunos socios comerciales (como España e Italia), y la economía se está quedando atrás en competitividad con sus pequeñas y medianas empresas frente a la fortaleza de la primera economía de la zona, Alemania. A esto se suma el creciente desempleo (que se ubicó en 9,8% a fines de 2011) que pesa fuertemente en la actividad económica.




Carga de la deuda


Aunque la economía francesa no se encuentra en un inmediato riesgo de una crisis de deuda, la carga de deuda soberana llegó a un máximo histórico de 85,5% del PIB en 2011 y se espera que se eleve a 89% este año, antes de alcanzar 89,2% en 2013. En tanto, la deuda del sector privado, que incluye a los hogares y las compañías no financieras, se mantiene cerca de 162% del PIB. 
El gasto público de Francia ( 56,2% del PIB en 2011), es el más alto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), después de Dinamarca, mientras que la recaudación de impuestos es la quinta más alta del bloque. Por otra parte, el gasto en bienestar social es el más alto de la OCDE (28,4% del PIB).