Por Tom Holland
La mayoría de los analistas que argumentan que el crecimiento económico se dirige hacia una desaceleración basan su argumento en los temores sobre los niveles de deuda insostenibles. Pero hay una razón más directa de por qué la segunda economía más grande del mundo debe ralentizarse: una simple falta de recursos.
La limitante más severa de recursos que amenaza con restringir el crecimiento futuro es la escasez de agua, que echaría por tierra los planes para explotar los depósitos de gas de esquisto de China.
La extracción de gas de esquisto involucra la inyección de enormes cantidades de agua a la tierra a una alta presión para resquebrajar las formaciones de roca y permitir al gas natural atrapado fluir hacia la superficie.
Para los depósitos profundos, como China, se necesitan entre 15 mil y 20 mil toneladas de agua por cada pozo. Dado que los depósitos de gas de esquisto más prometedores de China se encuentran en provincias secas con menos de 1.500 toneladas de agua renovable per cápita anual, sacarlo será muy difícil.
Si no puede contar con gas esquisto, Beijing tendrá que depender del carbón y la energía nuclear para cumplir su meta de duplicar la capacidad de generación de electricidad del país entre 2010 y 2020.
Pero acá también hay un problema. Según analistas de HSBC, los planes de Beijing implican la construcción de nuevas centrales de energía alimentadas a carbón por 453 gigavatios, para sumarlas a la capacidad existente del país de 630 gigavatios.
Operar esas estaciones significará quemar 1.200 millones de toneladas adicionales de carbón al año. Dado que producir una tonelada de carbón puede demandar entre 3 toneladas y 11,5 toneladas de agua, si todo el carbón adicional es extraído a nivel local, las regiones mineras áridas de China tendrán que encontrar 8 mil millones de toneladas adicionales de agua al año. Ese es el suministro de casi todo un año para la provincia rica en carbón de Shanxi.
Y eso es sólo para la minería. Una planta de 500 megavatios impulsada por carbón es una caldera gigante que usa entre 8 millones y 12 millones de toneladas de agua cada año para impulsar sus turbinas y para enfriarse.
Como resultado, las nuevas estaciones de carbón requerirán 9 mil millones de toneladas de agua adicionales cada año. Eso significará aún menos agua para la industria y la agricultura.
Por supuesto, Beijing también planea generar electricidad en nuevas plantas de energía nuclear. Antes de la crisis de Fukushima en 2011, el gobierno planeaba la construcción de 50 gigavatios adicionales de capacidad nuclear para 2020. Esos planes han sido reducidos a 25 gigavatios adicionales. Pero las plantas nucleares necesitan aún más agua para refrigerarse que las plantas de carbón.
Considerando que después de Fukushima es poco probable que las plantas se construyan en la costa donde pueden usar agua de mar para enfriarse, esa capacidad extra impondrá una demanda adicional de agua.