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Recambio en la OMC: una elección oportuna para revivir el comercio

La elección de Roberto Azevêdo como el nuevo jefe de la Organización Mundial del Comercio...

Por: | Publicado: Jueves 9 de mayo de 2013 a las 05:00 hrs.
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La elección de Roberto Azevêdo como el nuevo jefe de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es sin duda un golpe diplomático maestro para Brasil. Bajo la presidencia de Dilma Rousseff, el gigante latinoamericano sigue tratando de construir una reputación como el mediador en jefe del mundo, ubicando a sus candidatos en lo más alto de los organismos multilaterales. El nombramiento de Azevêdo llega luego de la designación de José Graziano da Silva como director general de la rama de la ONU para la alimentación y agricultura en 2010.

Una pregunta más difícil es si es que Azevêdo puede revivir la suerte de una organización que está luchando para mantener su influencia. La OMC continúa teniendo un rol de confianza en el monitoreo de los acuerdos comerciales y como árbitro de disputas. Pero profundos desacuerdos entre las naciones clave han significado que la organización radicada en Ginebra ha sido incapaz de negociar acuerdos multilaterales. La Ronda de Doha, que comenzó en 2001, está muerta en todos los términos excepto en su nombre.

La OMC está ausente justo cuando la economía global necesita una administración firme. El comercio mundial creció sólo 2% en 2012, el segundo peor desempeño desde que comenzaron los registros en 1981, y menos que el crecimiento económico global. Como Pascal Lamy, el actual jefe de la OMC, advirtió en abril que la amenaza del proteccionismo está aumentando. Más economías están recurriendo a acuerdos bilaterales, una solución de segundo lugar ya que implican desplazamiento comercial de terceras partes.

A primera vista, la designación de un brasileño en la cúspide de la OMC no parece prometedor. Brasil -país del que Azevêdo ha sido embajador en la OMC desde 2008- difícilmente es un defensor del libre comercio. El Mercosur, el pacto comercial regional de América Latina que Brasil ayudó a crear en 1991, no ha cumplido. En 2011, Brasil buscó la aprobación de la OMC para tomar represalias en contra de aquellos países comprometidos en políticas monetarias ultraflexibles, lo que corresponde a un paso proteccionista.

Azevêdo necesita demostrar que actúa de manera independiente. Su experiencia como diplomático y en la OMC podrían ser útiles para revivir la suerte de las conversaciones multilaterales. El fuerte apoyo que recibió del mundo en desarrollo podría ayudarle a construir puentes entre las divisiones del norte y el sur que han evitado acuerdos multilaterales.

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