Washington/Tel Aviv/londres
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que respalda el plan del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para poner fin a la guerra de casi dos años en Gaza.
“Creo que hoy estamos dando un paso crítico tanto para poner fin a la guerra en Gaza como para sentar las bases para avanzar dramáticamente en la paz en Medio Oriente”, dijo Netanyahu en la Casa Blanca este lunes.
Asegurar el acuerdo de Israel supondría un avance dramático para poner fin a un conflicto que ha devastado Gaza, ha costado decenas de miles de vidas, ha desencadenado una ola de violencia en toda la región y ha dejado a Israel cada vez más aislado.
“Podrían finalmente darse las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y la condición de Estado para los palestinos”, establece el plan de Trump.
Hablando junto al líder israelí, Trump dijo que la paz sería su “logro coronado”.
El plan establece que Trump presidiría un órgano de supervisión internacional -bautizado como Board of Peace (Junta de Paz, en español)- para proporcionar control sobre un comité palestino que administraría Gaza.
Agradeció a Netanyahu “por aceptar el plan y por confiar en que, si trabajamos juntos, podemos poner fin a la muerte y la destrucción que hemos visto durante tantos años”.
No estaba claro de inmediato si Hamas aceptaría la propuesta. Un funcionario al tanto de las conversaciones dijo que el primer ministro de Qatar y el jefe de la inteligencia de Egipto se reunieron con negociadores del grupo militante en Doha y compartieron el plan. Los negociadores indicaron que lo revisarían de buena fe y proporcionarían una respuesta, señaló el funcionario.
Trump afirmó que “siempre es una posibilidad” que Hamas rechace el acuerdo, pero que eso dejaría al grupo militante solo porque “todos los demás lo han aceptado”.
Añadió que daría a Israel su “total respaldo” para eliminar a Hamas si el grupo no acepta el plan.
Detalles del plan
El plan pide el fin inmediato del conflicto y que todos los rehenes restantes retenidos en Gaza sean liberados dentro de las 72 horas posteriores a que Israel “acepte públicamente” el acuerdo.
Hamas no tendría ningún papel en el Gobierno de Gaza; sus combatientes serían desarmados y a sus miembros se les concedería amnistía si “se comprometen a la coexistencia pacífica y a deponer sus armas”. A los integrantes del grupo militante que opten por abandonar el enclave también se les garantizaría “paso seguro” hacia países receptores.
Un comité tecnocrático y apolítico de palestinos administraría Gaza, mientras que el órgano internacional transicional de Trump proporcionaría control y supervisión. Otras figuras internacionales serían designadas para el Board, incluido el exprimer ministro británico Tony Blair.
El plan establece que nadie sería obligado a abandonar Gaza, con Trump apartándose de su propuesta anterior de vaciar la franja de palestinos y transformarla en la Riviera de Medio Oriente.
Israel liberaría a 250 prisioneros palestinos que cumplen cadena perpetua, así como a 1.700 gazatíes que fueron detenidos después del ataque del 7 de octubre de 2023, una vez que todos los rehenes israelíes sean liberados.
Se produciría un fuerte aumento de la ayuda hacia la franja, partes de la cual están sufriendo hambruna, según agencias de la ONU.
La Autoridad Palestina
El plan prevé un papel futuro para la Autoridad Palestina (AP) -que administra partes limitadas de la ocupada Cisjordania- en la gestión de Gaza una vez que sea reformada. También señala que el órgano internacional de supervisión de Trump manejaría el financiamiento para la reconstrucción de Gaza hasta que se haya completado el programa de reformas.
También alude a las aspiraciones palestinas de un Estado, al señalar que, con la reconstrucción de Gaza y un programa de reformas de la Autoridad Palestina, “podrían finalmente darse las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y la condición de Estado para los palestinos”.
La semana pasada, Trump presentó el plan -en cuya redacción participó de forma destacada su yerno Jared Kushner- a líderes árabes y musulmanes, quienes acogieron calurosamente las propuestas. Sin embargo, quisieron ver un mayor papel para la AP.
Es probable que Netanyahu enfrente una intensa reacción de sus aliados de extrema derecha en la coalición de Gobierno, quienes han rechazado repetidamente cualquier fin permanente de la guerra antes de la derrota completa de Hamas a manos del ejército israelí.
Ellos -y Netanyahu- también han dicho que la AP no debe tener ningún papel en Gaza y han rechazado el establecimiento de un Estado palestino.
Cualquier reacción adversa corre el riesgo de deshacer la coalición del primer ministro y forzarlo a elecciones anticipadas.
Netanyahu advirtió que si Hamas rechazaba la propuesta de EEUU, o “si supuestamente la aceptan y luego básicamente hacen todo para contrarrestarla, entonces Israel terminará el trabajo por sí mismo”.
Se espera que naciones árabes y musulmanas contribuyan a la fuerzas de paz; Indonesia ya dijo que estaría dispuesta, mientras que Emiratos Árabes Unidos insinuó que también podría contribuir.
El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, también dijo que su país participaría, sin aclarar de qué forma.