Fusión entre BAE Systems y EADS fracasa por desacuerdos de los gobiernos

El proyecto de fusión entre BAE Systems y EADS para crear un gigante mundial de la aeronáutica se dio hoy por terminado por desacuerdos de los gobiernos alemán, francés y británico, con intereses en esas compañías.

En un comunicado conjunto remitido a la Bolsa de Londres, la compañía británica de defensa y el consorcio europeo EADS, dueño de Airbus, anunciaron "el fin de las negociaciones" iniciadas el 12 de septiembre, que también habían suscitado inquietud entre los principales accionistas privados.

Según BAE y EADS, la operación, valorada en 35.000 millones de euros, no prosperó porque, tras varias reuniones con los gobiernos, "quedó claro que los intereses de los accionistas gubernamentales no pueden ser reconciliados entre sí ni con los objetivos establecidos para la fusión" por las dos empresas.

De acuerdo con la nota, estas ya habían acordado los términos económicos y comerciales de la fusión, así como la estrategia para el negocio conjunto, que hubiera sumado ventas por valor de 60.000 millones de libras (75.000 millones de euros) y una plantilla de 220.000 empleados.

Tras conocerse el fracaso de las negociaciones, el ministro de Defensa británico, Philip Hammond, reconoció que, aunque la fusión era interesante, era "demasiado difícil" conciliar las diferencias políticas, mientras el presidente francés, François Hollande, precisó que se trataba de "una decisión empresarial".

El Gobierno alemán, que desde el principio planteó inconvenientes, reaccionó con ambigüedad y reserva y se limitó a remarcar que Berlín "apoya la cooperación existente entre las dos compañías".

Según los analistas británicos, fue el Ejecutivo alemán el que acabó bloqueando la fusión, al no llegarse a un acuerdo sobre el nivel de participación e influencia de los Ejecutivos.

Francia cuenta con una participación en EADS del 22,35%, la misma que Alemania (que controla el 22,5% de los derechos de voto), mientras España tiene un 5,45%.

El Gobierno británico no tiene participación en BAE Systems, una antigua empresa estatal y el mayor exportador del Reino Unido, si bien posee la llamada "acción de oro", que le permite bloquear fusiones con empresas extranjeras.

Tanto el Reino Unido como las dos empresas en negociaciones habían pedido limitar al 9% la participación de Alemania y Francia en la empresa fusionada, en el caso de los británicos para mantener sus relaciones comerciales privilegiadas con el Pentágono estadounidense.

También rechazaban que representantes gubernamentales se sentaran en el Consejo de Administración del futuro grupo, y querían que los Estados alemán y francés se comprometieran a no concertar sus votos para ejercer el veto, según la cadena pública británica BBC.

Junto con los escollos planteados por los Ejecutivos, tanto BAE como EADS afrontaban también la oposición de sus principales accionistas.

Así, el gestor de fondos Invesco Perpetual, que tiene un 13,3% de la británica, expresó el lunes sus "profundas reservas" con la operación, mientras la francesa Lagardere tampoco estaba conforme con las condiciones.

Con estos y otros obstáculos, BAE Systems y EADS decidieron hoy suspender la negociación poco antes del plazo previsto por la comisión de fusiones y adquisiciones británica.

Tanto el presidente de BAE, Ian King, como el de EADS, Tom Enders, lamentaron el fracaso del proyecto aunque no descartaron retomarlo en el futuro, al señalar, en palabras del segundo, que "habrá otros retos en el futuro que podamos afrontar juntos".

En el Reino Unido, el sindicato Unite, que representa a unos 30.000 trabajadores de las dos compañías, lamentó que "una fusión, con los puestos de trabajo garantizados, habría creado una potente nueva compañía que habría podido proteger los intereses del Reino Unido a largo plazo".

El fracaso de la operación plantea además un interrogante sobre la estrategia futura de BAE Systems ya que, aunque este año se ha asegurado varios lucrativos contratos de defensa, la compañía se enfrenta a los masivos recortes aplicados en ese sector por los Gobiernos europeos y Estados Unidos.