En una medida sin precedentes, el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a entregar a los bancos europeos préstamos ilimitados a tres años y en condiciones muy ventajosas para revivir el reducido flujo de créditos a las empresas y hogares.
Se trata de la primera de las dos operaciones con vencimiento a tres años (36 meses) que la autoridad monetaria va a realizar por primera vez en su historia y para garantizar liquidez a largo plazo en la eurozona. La segunda será en febrero.
A esto se sumó que España subastó muchas más letras del Tesoro a tres y seis años de las previstas y con un rendimiento sustancialmente inferior al de las anteriores emisiones, reduciendo su costo de financiamiento a la mitad. La operación fue un regalo de bienvenida para el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, que ayer asumió como jefe de gobierno.
Las buenas noticias continuaron en Alemania, la mayor economía de la región. El centro de investigaciones Ifo informó que su índice de clima empresarial, basado en un sondeo mensual a unas 7.000 compañías, subió a 107,2 en diciembre desde 106,6 puntos en noviembre, contrariando las expectativas de una caída. Pero el dato no fue suficiente para que los observadores pasaran por alto la decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de partir a sus vacaciones en medio de la mayor crisis que vive la región en muchos años.
Subasta sin precedentes
Se espera que la participación en la inédita subasta del BCE sea “muy elevada”, dijo a Reuters el analista del Commerzbank, la segunda mayor entidad financiera alemana por activos, Christoph Rieger.
Los resultados de la operación serán dados a conocer hoy pero los analistas calculan que la demanda de liquidez de los bancos se situará entre 160.000 millones de euros (US$ 209.000 millones) y 250.000 millones de euros.
Algunos expertos consideran que es posible que algunos bancos tomen prestado el dinero del BCE a condiciones muy baratas para comprar deuda soberana de países periféricos con vencimientos a dos o tres años, que ofrece una rentabilidad mucho más elevada. Esto se trataría de una especie de operación de carry trade (tomar prestado barato para invertirlo donde la rentabilidad es mayor) pero muchos bancos europeos, sobre todo los más grandes, actualmente reducen sus exposiciones a la deuda soberana de los países periféricos.
Pero la operación no garantiza que la crisis haya quedado atrás. Pese al rechazo de la entidad y de las autoridades de Alemania, el BCE podría estar ya convirtiéndose en un préstamista de última instancia en la práctica.
“Los bancos van a preferir prestarle al BCE que prestarse entre sí, y van a preferir pedirle prestado al BCE a tasas más altas y luego, volver a prestarle inmediatamente de vuelta al BCE”, dijo a Bloomberg el director de renta fija de Strategas Research Partners en Nueva York, Tom Tzitzouris. “Esto es un vuelo a seguridad en sus sentido más perverso y las consecuencias probablemente serán desestabilizadoras”.