Juego sucio entre Argentina y sus vecinos
Algunos países de la región están preparando quejas contra Buenos Aires y tal vez tomen medidas en represalia por sus políticas proteccionistas.
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Las políticas argentinas cada vez más proteccionistas comenzaron a irritar a sus vecinos. Uruguay y Paraguay, ambos miembros socios en el Mercado Común del Sur (Mercosur), están empezando a ayudar a los exportadores dañados por los controles a la importación de Argentina. Otros países de la región están preparando quejas contra Buenos Aires y tal vez tomen medidas en represalia. El empeoramiento de las relaciones con sus socios comerciales podría eventualmente dañar a Argentina al fomentarle a los proveedores que busquen mercados alternativos, aunque exponiendo a las empresas locales a una escasez perjudicial y a retrasos.
Argentina endureció los controles a las importaciones desde el 1 de febrero, exigiendo que todos los importadores que entreguen declaraciones juradas y aseguren la aprobación de parte de las autoridades tributarias antes de adquirir divisas extranjeras y obtener permisos avanzados del Secretario de Comercio Interior antes de que los bienes hayan entrado al país. Un año antes, las autoridades cambiaron los procedimientos de licencias de importación de automáticas a no automáticas.
La meta de estas medidas es proteger a la industria local y reducir la caída del superávit comercial de Argentina y de sus reservas internacionales. La EIU pronostica que el superávit comercial va a declinar de US$ 14.400 millones en 2011 a US$ 8.500 millones en 2012. Esto contribuirá a un deterioro mayor en el balance de la cuenta corriente, desde un pequeño superávit de US$ 744 millones en 2011 hasta un déficit pronosticado de
US$ 6.600 millones este año.
Un contragolpe
Exportadores de los mayores socios comerciales de Argentina ya se estaban quejando sobre el impacto del régimen de licencias no automático, que causó retrasos en las aduanas y perjudicó, en particular, a los exportadores de perecibles y otras exportaciones más urgentes. En Uruguay, por ejemplo, los exportadores textiles fueron golpeados durante el reciente verano del hemisferio sur, perdieron millones de dólares en ventas de ropa ligera al mercado argentino, debido a retrasos en conseguir las licencias.
En Paraguay, la última ronda de restricciones argentinas provocó una respuesta furiosa del gobierno, que declaró que no participará en futuras reuniones del Mercosur hasta que la situación sea resuelta. El vicepresidente de la Unión Industrial Paraguaya, Eduardo Felippo, ha dicho que trabaja en contramedidas para restringir importaciones de una lista de ítemes que tendrían el mayor impacto sobre Argentina y el menor en el mercado paraguayo.
Brasil, el mayor socio comercial de Argentina, también ha sido desconcertado por la nueva política. Las medidas proteccionistas han causado tensiones entre los dos países, los mayores miembros del Mercosur, y han conllevado a negociaciones sobre comercio de bienes como ropa, autos y partes de autos.
Irritación No-Mercosur
En Chile, la Asociación de Exportadores pidió al presidente Sebastián Piñera, que se reunió con la mandataria Cristina Fernández en Santiago la semana pasada, que hable sobre la restricción a las importaciones de Argentina. Los funcionarios chilenos discutieron el asunto con el poderoso secretario de Comercio interior trasandino, Guillermo Moreno, que prometió revisar una lista de casos. Lo que irrita particularmente a los chilenos es que Argentina disfruta de un gran superávit comercial con Santiago. Las exportaciones argentinas a Chile alcanzaron
US$ 4.800 millones en 2011, mientras las importaciones de Chile fueron US$ 1.100 millones.
Otros países no-Mercosur —Perú, Colombia y México—evalúan presentar una demanda conjunta contra el gobierno de Fernández. Internamente, estos gobiernos estudian medidas para mejorar la competitividad de sus exportadores y ayudarles a traspasar parte de su comercio de Argentina hacia mercados alternativos. Además, podrían adoptar medidas en represalia que aún deben ser anunciadas y que permita la Organización Mundial de Comercio.
La Unión Europea y otros países de Europa también cuestionan la postura proteccionista de Argentina. Argentina lidera un aumento en el arancel externo común del Mercosur que se aplica a unos 100 productos que llegan de Europa con el máximo impuesto permitido de 35%.
La política comercial argentina corre el riesgo de escalar hacia una crisis con sus socios comerciales y podría socavar el Mercosur. También reduce las posibilidades de un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.
Sin embargo, parece improbable que Buenos Aires revierta su postura, ya que intenta mantener su balanza comercial, preservar sus reservas internacionales y proteger su industria. Es esperable que el gobierno siga apostando al control de divisas, el comercio y los capitales, incluso si esto impide la inversión productiva o causa escasez interna o cuellos de botella.
El control de importaciones ya causa problemas a empresarios nacionales e importadores. Además de imponerles más burocracia, las medidas amenazan con crear escasez de insumos para los fabricantes locales.
Artículo de The Economist Intelillence Unit. Todos los derechos reservados