Por Marco Fajardo
No todo ha sido pérdidas en esta nueva crisis financieras. Algunas economías de hecho han salido mejor paradas de la última turbulencia, según un reciente estudio. El índice, que mide el desempeño de 42 economías antes y después de la crisis, revela que 20 países están hoy mejor que antes. Lo notable, es que todas son economías emergentes.
Aunque Chile figura en la zona media, con los países que no están ni mejor ni peor que antes, sus perspectivas para después de la crisis se ven más auspiciosas.
En cambio, EEUU, Europa y Japón, aparecen entre los principales perdedores y su futuro parece sombrío.
El estudio del centro de investigación CERES, de Uruguay considera numerosas variables, como el crédito, el consumo, la inversión y PIB, la deflación y el desempleo. Y concluye que la crisis financiera global ha creado una nueva geografía económica. Por un lado, las economías avanzadas han sufrido una caída, y por otro, las emergentes registran mejoras en todos los índices.
No es casualidad
En su trabajo “Anemia, Exuberancia y Vulnerabilidad: La Nueva Geografía Económica Global”, los economistas Ernesto Talvi e Ignacio Munyo señalan que la subida de unos y la caída de otros no es coincidencia. La génesis de este nuevo mundo “yace en la crisis financiera de las economías avanzadas: consumo e inversión deprimidos que liberaron capitales y recursos financieros que literalmente inundaron un amplio espectro de economías emergentes en todas las regiones del mundo”.
Para identificar a ganadores y perdedores, los investigadores crearon el Índice CERES de Exuberancia Económica (ICEE), que determina si el desempeño económico de un país es más enérgico o más débil en comparación al periodo 2000-2006. El índice mide el comportamiento de seis variables marcoeconómicas clave: PIB, desempleo, demanda interna, crédito bancario, inflación y tipo de cambio real. Los países fueron clasificados como economías “exuberantes”, “neutras” (como Chile) y “anémicas”.
Los resultados fueron sorprendentes. En los primeros cinco lugares (ver gráfico) destacan Argentina (1), Brasil (3) y Perú (5). Munyo explica que los tres arrojaron resultados positivos en todos los índices, con algunas particularidades: en Brasil se destacan en demanda interna y crédito bancario; en Argentina, el tipo de cambio, el desempleo y la demanda interna; y en Perú, todos los anteriores.
Chile, que aparece en el puesto 19, casi al límite, destaca en desempleo, demanda y crédito, pero estas variables son contrarrestadas por el menor desempeño en PIB y tipo de cambio.
¿Qué depara el futuro?
Igual de interesantes son las proyecciones del estudio a 2014, que analizan si la tendencia será sostenida en el tiempo (ver tabla). Buen pronóstico tienen China, India, Egipto, Argentina, Brasil, Colombia y Perú, entre otros. Chile está en proceso de enfriamiento. México podría recuperarse, mientras EEUU, la eurozona, Japón y Canadá seguirán deprimidos.
El estudio además concluyó que los países emergentes ganadores comparten características estructurales clave: a) son exportadores netos de commodities, favorecidos por precios altos; b) exportan gran parte de sus bienes y servicios a “economías exuberantes”, c) tienen baja dependencia de remesas desde las “economías anémicas” avanzadas y d) ofrecen amplias oportunidades de inversión en sectores económicos intensivos en capital y sensibles a las tasas de interés, además de un clima de inversión interno favorable, y se vieron beneficiados por financiamiento externo abundante y barato.
Aunque la mayor parte del mundo emergente ganó con la crisis, éste es altamente vulnerable a una nueva crisis, que le podría quitar “su bonanza en un abrir y cerrar de ojos”, según Munyo. Hoy los emergentes enfrentan la paradoja de que la “exuberancia engendra vulnerabilidad”.
Los autores midieron la vulnerabilidad en liquidez (proporción de deuda a corto plazo/reservas) y macroeconómica (saldo en cuenta corriente ajustado por precios de commodities/importaciones). En el primer caso los emergentes están sólidos, y podrían solventar nuevas turbulencias. En el segundo aspecto, en cambio, la exposición es alta para América del Sur, México y América Central.
Como conclusión del estudio, recomiendan diseñar políticas que reduzcan la vulnerabilidad, “con un comportamiento contra-cíclico, en vez de descansarse en la bonanza” y capitalizar a los organismos multilaterales para que puedan enfrentar nuevas turbulencias financieras, con fondos que deberían llegar justamente desde los países emergentes.