El Gobierno de unidad nacional griego pasó hoy su primera prueba al lograr un holgado refrendo parlamentario a un programa económico que pretende salvar al país de la bancarrota, una tarea que el primer ministro Lukás Papademos definió como "titánica"
Una holgada mayoría de 255 diputados en una cámara de 300 escaños respaldó al nuevo Ejecutivo que aúna a los socialistas del Pasok, los conservadores de Nueva Democracia y los ultraderechistas de Laos. Otros cinco diputados de otras formaciones minoritarias también apoyaron al Gobierno.
Los 38 votos en contra provinieron de los partidos de izquierda, que pidieron elecciones inmediatas, y de dos diputados del Pasok y de un tercero de Nueva Democracia que se saltaron las consignas de voto de sus formaciones.
Algunos de los legisladores de los dos partidos mayoritarios expresaron su discrepancias por gobernar junto con un ministro del partido de ultraderecha LAOS, mientras que otros manifestaron su desacuerdo con las medidas de austeridad que han ahondado la recesión y aumentado el paro al 18 %.
Fruto de esos desacuerdos los conservadores expulsaron a dos diputados, lo que reduce su fuerza parlamentaria de 85 a 83 escaños.
Antes del voto de confianza, Papadimos declaró que "con el voto a favor, el nuevo gobierno asumirá una tarea titánica que requiere de sangre fría".
El nuevo gobierno de 100 días, que cuenta con el respaldo de tres de cada cuatro griegos, debe de ratificar y comenzar a aplicar los acuerdos del segundo rescate financiero pactado con la Unión Europea (UE) que salve al país de una suspensión de pagos.
Para ello, aparte del voto de confianza, los partidos que constituyen el gobierno de salvación nacional deben de comprometerse a un programa de medidas y reformas impopulares ante los socios europeos.