La incapacidad de demócratas y republicanos para acercar posiciones y reducir la deuda de EEUU supone una seria amenaza para los mercados de Wall Street. El pasado verano las desavenencias entre ambos partidos políticos pasaron factura a la renta variable norteamericana, que hoy vuelve a sufrir por culpa de la clase política.
A falta de dos días para que expire el plazo de que dispone el Congreso para aprobar el plan de reducción del déficit las negociaciones entre los dos partidos políticos de EEUU están estancadas. A juicio de los asesores legislativos, el panel de expertos debería admitir su derrota este lunes.
La negativa de los republicanos a una subida de impuestos, en especial en los estados más ricos, es el principal punto de fricción. Sin ese aumento de los impuestos EEUU tendría que recortar jubilaciones federales y beneficios de salud, algo a los que los demócratas no están dispuestos.
El miércoles finaliza el plazo y no habrá plan conjunto del ‘Súper Comité’, por lo que, según los términos del acuerdo bipartidista alcanzado el pasado mes de agosto, se aplicarán recortes de gasto de forma automática en Defensa y en los programas sociales por valor de US$ 1,2 billones a partir de 2013.
De poco sirvieron las constantes peticiones del presidente estadounidense urgiendo a un acuerdo y las propuestas de las grandes fortunas del país, con Warren Buffett a la cabeza, sugiriendo que los ricos paguen más.
Mercados e inversores temen que la falta de entendimiento de la clase política estadounidense vuelva a pasar factura a Wall Street y suponga un nuevo toque de atención por parte de las agencias de ráting.
El pasado verano Standard & Poor´s decidió recortar la triple A de EEUU como consecuencia del circo político montado entre republicanos y demócratas, que a punto estuvo de hacer que el país incurriera en suspensión de pagos. Dos semanas después de aplicar el primer recorte a la calificación de EEUU en la época moderna, el presidente de S&P presentaba su dimisión.