José Manuel Mena: “De acuerdo a los criterios de Basilea III, en Chile no existen bancos globales”
El presidente de la Asociación de Bancos explica sus diferencias con los ponderadores establecidos por la CMF para definir a los bancos sistémicos.
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El 12 de agosto pasado la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) puso en consulta para comentarios del mercado la primera norma sobre los nuevos estándares de capital de Basilea III, relacionada con la definición de bancos sistémicos.
Desde esa fecha y hasta el 26 de septiembre del presente año es el plazo que tiene la Asociación de Bancos (ABIF) para entregar sus comentarios o “sugerencias” como prefiere decir el presidente del gremio, José Manuel Mena, quien en conversación con DF detalla la postura de la industria respecto de Basilea III y otras regulaciones del sector.
“Basilea es una buena noticia para la banca, que requiere mantener niveles de solvencia, ojalá a niveles internacionales. Lo aprendimos en Chile muy dolorosamente en los 80’ y a partir de ello, la banca, el regulador y el país han trabajado sistemáticamente, para poder tener una industria que no sea un problema, sino que al revés: que sea un apoyo especialmente en los períodos económicos difíciles”, afirma Mena.
-¿Cuál es su análisis de la primera norma en consulta de Basilea III?
-Nos parece necesario avanzar hacia un Basilea pleno o full. Y si esto significa adicionar capitales, a nivel internacional la banca lo tiene asumido y para nosotros es una acción necesaria.
Hay dos conceptos que son importantes que me gustaría destacar. Lo primero es que ojalá se aplique a niveles estrictamente más cercanos a Basilea III porque tiene que ver con el grado de competitividad que tiene la industria bancaria chilena. Hoy hay algunos elementos que nos alejan de algunos estándares internacionales, como es el manejo de provisiones por ejemplo y por eso creemos que se debe aplicar Basilea III cercano a lo que es su letra y espíritu. Nuestro objetivo es que nuestra competitividad sea internacional.
El segundo criterio tiene que ver con mantener una simetría. Tenemos claro que debemos adecuar Basilea a la realidad chilena y mercados como el chileno es profundo pero pequeño. El primer ejemplo son los bonos perpetuos, que tienen que ver con elementos de cuasi capital y ahí tenemos el desafío de lograr que ese instrumento tenga un espacio en el mercado de capitales chileno, para inversionistas como las AFP.
-¿Hay mercado para estos instrumentos?
-Nosotros pensamos que sí, creemos que ese mercado institucional es posible para este tipo de bonos.
-¿Qué otros elementos están revisando?
-La normativa de Basilea hace una distinción entre banco global y banco doméstico. En nuestro criterio, de acuerdo a Basilea, en Chile no hay bancos globales.
De hecho, el Banco Itaú en Brasil -siguiendo la metodología de Basilea- alcanza un puntaje en torno a los 40 puntos y para ser banco global hay que tener 130 puntos. Eso nos lleva a decir que Itaú no es un banco global en Brasil.
Esa aplicación es un trabajo que hay que hacer para no tener un efecto, para que no sea que el cargo, que en principio es de US$ 2.500 millones para los bancos sistémicos, sea muy relevante y que se alejó de las estimaciones que nosotros teníamos.
-La CMF señaló que la Ley de Bancos establece un piso mínimo de capital que parte en 1% y que en Europa el ponderador que se exigió estaba dado por la crisis financiera.
-No quiero entrar al detalle pero sí quisiera decir que hay una diferencia entre banco global y banco doméstico. Entendemos el efecto de que la ley parte de ese piso de 1% que nos alejó del espíritu que mencionó sobre hacer la separación de entre esos dos tipos de entidades.
No puede darse que un banco que opere en Chile tenga un ponderador más alto que el que tiene en su casa matriz.
-Pero por ejemplo el 30% de sus ingresos de Bci provienen de sus operaciones en Estados Unidos e Itaú Chile consolida con Colombia. ¿Esos no son bancos globales?
- Bajo la metodología de Basilea eso no significa que sean bancos globales. Los conceptos son otros y es parte de lo que tenemos que trabajar. De lo que sí estamos conscientes es que los bancos que tienen ponderadores de lo que significa ser un banco global son muy pocos.
-¿Cree que los estándares aplicados por la CMF fueron muy conservadores?
-Se aleja de lo que nosotros pensábamos, pero esto está en una etapa de estudio todavía y tenemos tiempo para hacer nuestras acotaciones al regulador directamente. Este es un escenario de argumentos, tenemos la mirada de plantear las mejores prácticas a través de sugerencias.
-¿Cuánto costará Basilea a la banca?
-Existen escenarios variables pero diría que en un rango de entre US$ 4.000 millones y US$ 6.000 millones sería el costo.
Inclusión financiera
-¿Cuál es la propuesta que hace la banca luego de advertir la inexistencia de una agenda de inclusión financiera?
-Más que hacer una crítica estamos haciendo una propuesta complementaria, que ojalá tuviéramos permanentemente en el espacio público y legislativo. Hay dos elementos que deberíamos trabajar para que permita una mayor inclusión y menos informalidad. La primera es la tasa máxima convencional, que nosotros aspiramos que se reestudie. Ojalá revirtamos la situación que 300 mil clientes salieron del sistema financiero y con lo cual incluso hay áreas de negocios que en la banca dejaron de existir.
El otro punto tiene que ver con la base de deuda consolidada. Escuchamos hace unos días a la CMF que también mencionaban eso como una tarea pendiente que durante una década ha sido imposible. Creo que debería ser un impulso porque nos parece incomprensible que existan entidades que operan en el mercado que señalan como ventaja que si operan con esas compañías, esa operación no será informada.
-¿A qué entidades no reguladas se refiere?
-Hay prestamistas informales que trabajan en el segmento C3 y D. Algunos casos corresponden a operaciones mafiosas que operan en esos mercados como el “gota a gota”. Es inconcebible que eso pase. Yo entiendo que hay una situación de complejidad de actuar para el regulador porque está fuera de su perímetro pero tampoco nos podemos quedar simplemente con esa explicación. No tiene culpa el regulador de muchas de estas situaciones y creo que hay que mirarlo con una visión de país. Por eso, vamos a trabajar en una propuesta para poder tener una consciencia pública de que es necesario modificar aspectos legales o normativos que permita que la informalidad sea minimizada.
También nos preocupa la cadena de pagos y ahí estamos hablando de entidades que operan en la cadena que no están reguladas y nos inquieta tener un nuevo caso de Mis Cuentas.
-¿Cómo se puede prevenir una situación similar a Mis Cuentas?
-Cualquier iniciativa que vía innovación permita o esté actuando en un algún eslabón de la cadena debe actuar con al menos cuatro elementos que son básicos: tiene que dar una continuidad operacional, tiene que haber aspectos de ciberseguridad semejantes al resto de la cadena, un cuidado de la data al resto de la cadena y contar con elementos de prevención de lavado de activos.
-¿Esa preocupación se extiende a las FinTech que han aparecido en medios de pago?
-Apuntan a entidades tecnológicas, algunas FinTech y bastantes grandes.
-¿Esos cuatro elementos no podrían inhibir a empresas nuevas para entrar al negocio?
-Se debe tener el mismo estándar para operar en la cadena. Lo que no puede darse es que esto sea un juego para probar porque estamos hablando de fe pública y de confianza en los medios de pago.
-¿No debería ser proporcional la regulación a los riesgos de la operación y así fomentar la innovación?
-No puedo pedir proporcionalidad en el cuidado de la data. El cuidado es uno solo.
-¿Para ustedes las FinTech son colaboradores o competidores?
-Mi experiencia es que son más colaboradores. Otra cosa es que el mundo es muy complejo y avanza muy rápido y vemos que algunas que se denominan BigTech como Google, Amazon, Facebook, sus aspiraciones de entrar a las cadenas de pago y eso nos parece extraño. No están los reguladores chilenos ni el Banco Central en el camino de la solución.