El cobre alcanzó un nuevo récord y se acercó a los US$ 12.000 al final de un año dominado por la inestabilidad comercial, la escasez de oferta y una perspectiva alcista sobre la demanda a largo plazo.
El cobre subió un 0,9%, hasta los US$ 11.982 por tonelada, o US$ 5,43 por libra, a las 8:14 hora local en la LME. El aluminio, el zinc y el níquel también subieron, mientras que el plomo y el estaño bajaron.
A solo unos días de negociación para el cierre del año en la Bolsa de Metales de Londres, el cobre ha subido casi un 40%, registrando su mayor avance anual desde 2009. El metal, crucial para la transición energética, ha experimentado un impulso al alza en los últimos meses, ya que la creciente preocupación por la escasez de oferta mundial ha compensado la desaceleración de la demanda.
El factor desencadenante inmediato es la avalancha de metal hacia EEUU, con el objetivo de anticiparse a los posibles aranceles de importación, que amenaza con dejar al resto del mundo con un suministro insuficiente. Sin embargo, el avance de este año también se ha visto impulsado por paradas mineras imprevistas y el interés en torno a su uso en la infraestructura para la inteligencia artificial. Los inversores han invertido en futuros y acciones mineras a pesar de los retrocesos generalizados en la producción.
Favorables perspectivas
Ya existen numerosos pronósticos optimistas para 2026. Citigroup Inc. ha afirmado que los precios podrían alcanzar los US$ 13.000 por tonelada para el segundo trimestre, en medio de la lucha por llevar el metal a las costas estadounidenses. La semana pasada, Goldman Sachs Group Inc. señaló al cobre como su metal predilecto para el año venidero.
En una clara señal de la creciente presión sobre el suministro, las difíciles negociaciones para los contratos anuales de suministro de mineral resultaron en un acuerdo para que las fundiciones recibieran cero dólares por tonelada en concepto de tarifas de procesamiento, el precio más bajo registrado. Algunas fundiciones ya se han visto obligadas a cerrar o reducir la producción debido a la caída de sus márgenes de procesamiento, y nuevas interrupciones podrían agravar la presión sobre el suministro de metal refinado que se negocia en la LME y otras bolsas de futuros.