La incertidumbre y volatilidad en los mercados accionario y de commodities no ha sido obstáculo para los buenos rendimientos promedio que observan estas alternativas de inversión entre 2008 y 2012. En estos últimos cinco años, el IPSA lidera en rentabilidad, con un 10,61%, seguido de los commodities, que según el Índice S&P All Metals Total Return, ofrece de media un 6,86%.
Si la mirada se centra en este ejercicio, hay un giro favorable hacia el peso, que exhibe una apreciación de 8,6% y se equipara a los niveles promedio de invertir en el mercado de valores. Como segunda opción más conveniente del año irrumpe la tasa de captación de los bancos, cuyo retorno llega a 5,83%, aunque en el reciente quinquenio sube en promedio 4,87%.
Si bien el negocio bancario arroja una conclusión optimista, la inversión en activos inmuebles se consolida como más estable y rentable que la primera en los últimos cinco años, aportando además, en término medio, una rentabilidad que duplica a la de bonos del Banco Central o el mercado de renta variable.
Este buen desempeño del sector inmobiliario está en conexión con las preferencias del inversionista chileno. Según se desprende de la Encuesta Financiera de Hogares, elaborada por el Banco Central y publicada el pasado febrero, un 4,5% de las familias es partícipe al poseer otro activo inmobiliario distinto al de su vivienda principal.
Renta fija, la alternativa más demandada
La propensión del inversionista hacia el instrumento de renta fija o deuda se ha incrementado, según analistas, en estos años. El objetivo es resguardarse de la volatilidad del mercado de renta variable y la incertidumbre de los países desarrollados.
Manuel Pereyra, gerente de inversión de GlobalFolio, cree que “en el último tiempo ha existido localmente un mayor apetito por fondos relacionados con renta fija o activos inmobiliarios. El inversionista local continúa cauteloso”, asegura.
De la misma opinión, Marcelo Bauzá, gerente general de InCiti, explica que “en momentos en que las bolsas están con mucha turbulencia, la gente tiende a irse a cosas más concretas, más tangibles”, apunta.
Paulina Yazigi, estratega de IM Trust, no cree que se trate de aversión al riesgo, sino de que el inversionista está más atento al nivel de riesgos al cual se expone.
Es esta comprensión de que los riesgos están latentes en inversiones que se definen como seguras lo que, según Yazigi, se traspasa a una mayor diversificación tanto en clases de activos, como en regiones y vehículos de inversión.
“Seguiremos viendo un interés en fondos alternativos como los de inversiones reales (fondos inmobiliarios, mineros, infraestructura, etc)”, proyecta.
De esta forma, los analistas convienen en que se ha dado una apertura a mercados de la región, sobre todo en bolsas, incentivados por los fundamentos de economías como la peruana y la colombiana. Desde Munita, Cruzat y Claro observan además una mayor demanda por bonos corporativos locales y que es menor en bonos bancarios. De hecho, la misma encuesta del Central revela que del 14% de los hogares chilenos que posee algún activo financiero -cuyo valor mediano alcanza los $ 710.000-, un 9% invierte en activos de renta fija, llegado hasta los $ 522.000
Teodosio Cayo, gerente general de la tasadora Arenas & Cayo, explica que “buena parte de los inversionistas del rubro es gente que tenía inversiones en fondos mutuos, depósitos a plazo o acciones y que se han diversificado”. Es la misma lógica que obedece en el mercado de oficinas, donde los inversionistas se incursionan para forjarse una jubilación con un local que “se vaya pagando solo”, según, cuenta Jame Sarrà, director general de Nai Sarrà.
Para el futuro, ven buenas oportunidades de inversión en créditos high yield de empresas con crédito estable y la renta variable internacional, tanto en términos absolutos como relativa a otros activos y, en especial, el mercado americano.
Álvaro Alliende, director ejecutivo de la banca privada de Itaú, cree, por su parte, que es “el momento para empezar a mirar más atentamente la renta variable”.