De depresión a euforia fue la jornada de ayer en los mercados europeos. Es que el triunfo que llevó al socialista Hollande a la presidencia de Francia deprimió a los inversionistas en Europa, que vieron en el hecho un virtual quiebre del entendimiento de ese país con Alemania, clave para conducir la crisis de deuda en la Eurozona.
A ello se sumó el rechazo que cosecharon los partidos políticos griegos que respaldaban los planes de austeridad, otro factor que ayudó al pesimismo.
Así, el desánimo se expresó a inicio de la jornada bursátil de ayer, con los principales índices europeos marcando retrocesos y el euro perforando la barrera de los US$1,3 llegando a US$ 1,2955, en mínimos de tres meses.
Pero bastó que la canciller alemana Angela Merkel afirmara su disposición para seguir trabajando con el nuevo presidente francés para que volviera el optimismo y las bolsas rebotaran.
El CAC francés subió 1,65%, el Ibex español escaló un 2,72% y el El FTSE de Milán ganó un sólido 2,56%. El euro tambiéns se recuperó y cerró en US$1,3051, aunque de todas maneras marcó un retroceso de 0,26%