¿Se salvó el euro? Los siete riesgos que sortear antes de cantar victoria
Los mercados celebran las medidas adoptadas en la cumbre pero los expertos alertan de que hay importantes obstáculos que salvar antes de dar por cerrada la crisis en la zona euro.
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Los mercados celebran las medidas adoptadas en la cumbre pero los expertos alertan de que hay importantes obstáculos que salvar antes de dar por cerrada la crisis en la zona euro.
1- Faltan los detalles del plan
Los analistas critican la falta de concreción de las medidas expuestas por los líderes europeos, sobre todo, en lo concerniente al fondo de rescate. Todavía no se sabe cómo se articulará para reforzarse hasta un 1 billón de euros. Este desarrollo técnico se ha dejado en manos del Eurogrupo, al que se le emplaza a detallarlo en noviembre.
En este sentido, Mohamed El-Erian, director general de Pimco (la mayor gestora de renta fija del mundo, ha asegurado que el acuerdo de la zona euro carece de claridad respecto a la aplicación.
"¿Cómo se aprovechará el FEEF (fondo de rescate)? ¿De dónde vendrá el dinero para el capital (adicional) de los bancos? ¿Qué van a pagar los contribuyentes?", se ha preguntado hoy este gestor.
2- ¿Es suficiente la quita aplicada a Grecia?
Los inversionistas que tienen deuda griega van a sufrir una quita del 50%, lo que supone que esos títulos pasarán a valer la mitad y que se le condonan unos 100.000 millones de euros al país heleno.
Pero ya hay muchos analistas que ven que esta quita podría no ser suficiente. Hay que recordar que el informe de la 'troika' (formada por miembros de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) apuntaban en su último informe que Grecia necesitaba una quita del 60% para que sus finanzas fueran sostenibles.
Entre los analistas hay división. Según una encuesta realizada por Reuters entre 47 economistas, 24 han opinado que la quita del 50% no es suficiente frente a 23 que dijeron que sí lo era.
Entre los que dijeron que no, el pronóstico medio apuntaba una quita del 70%. Una cifra muy cercana al default que sufrió en su día Argentina. En 2005 el país latinoamericano tuvo que acometer una quita del 75%, por la que pasó de tener una deuda total de 81.800 millones de dólares a 35.300 millones tras la reestructuración. Como se puede apreciar la dimensión del problema griego es más del doble de la del argentino, un ingrediente más que pone en entredicho la medida adoptada.
3- Todavía hay que convencer a los inversionistas para reforzar el FEEF
En la última semana los líderes europeos han asegurado que probablemente en la ampliación del fondo de rescate participarán tanto inversionistas privados como públicos. En este último caso, se ha hablado de China como uno de los principales prestamistas y del FMI. Sin embargo, ninguno de los dos ha confirmado su participación.
Hoy mismo el Gobierno de China ha mostrado su satisfacción por el "marco de consenso" al que se ha llegado en la cumbre, aunque aún no ha concretado si intervendrá en el reformado FEEF, según señaló la portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Jiang Lu.
Por su parte, el FMI tampoco ha dicho formalmente que lo hará, aunque también es cierto que ya participado en los diferentes rescates acometidos en la zona euro.
4- Continúa el riesgo de recesión
Otra de las críticas que han recibido las medidas acordadas en Bruselas es que ninguna busca impulsar el crecimiento de la zona euro. De hecho, por ejemplo, la recapitalización de la banca puede suponer un nuevo cierre del crédito y esto frenará la actividad. Una cuestión grave dado que las perspectivas de la región no son muy halagüeñas. La Comisión prevé que zona euro crezca un 1,7% este año, pero no faltan los servicios de análisis que alertan del peligro de recaída y vuelta a la recesión. El miércoles, por ejemplo, el director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, aseguró que las probabilidades de recesión en la zona euro.
5- La credibilidad de la zona euro en entredicho
Ahora está por ver cómo la zona euro puede restaurar su credibilidad para convencer a los mercados. A la crisis de deuda le queda poco para cumplir dos años y todavía no se ve cerca su resolución. Los líderes europeos no se han mostrado muy ágiles en la toma de decisiones. Una muestra es la reestructuración de la deuda griega que lleva debatiéndose seis meses o la aprobación del sexto tramo de ayuda a Grecia que se ha aprobado in extremis.
A esta lentitud se une la división de opiniones entre los líderes que se ha evidenciado en esta última cumbre donde Alemania y Francia han mantenido una intensa negociación que todavía no se ha cerrado. Aunque al final queda la sensación de que la canciller, Angela Merkel, siempre acaba imponiendo su criterio y maneja los tiempos y el debate para no perder el respaldo de su país.
6- El BCE debe seguir apoyando al mercado
Los mercados han reclamado que el BCE siga manteniendo su apoyo y el italiano Mario Draghi no ha tardado en responder. Dragui ha tomado distancias respecto a la oposición de Alemania y ha sugerido dar continuidad a las compras de deuda periférica por parte del organismo, según ha publicado Financial Times.
El encargado a partir de la próxima semana de tomar el relevo de Jean Claude Trichet al mando del BCE parece dispuesto a seguir ayudando a las dos grandes economías periféricas: Italia y España. De hecho, con la resaca de la cumbre el jueves por la mañana varios operadores citados por Reuters han asegurado que el el BCE estaba acometiendo nuevas adquisiciones de bonos italianos.
El El-Erian, de Pimco, ha asegurado que era importante que Dragui haya dicho que apoya la compra de bonos soberanos.
7-El mercado asumirá que la deuda pública vale menos
Una de las condiciones de la recapitalización de la banca es que las entidades actualicen el valor de los títulos de deuda soberana a precios de mercado tomando el 30 de septiembre como referencia. Se trata de realizar un ajuste puntual por una situación excepcional, pero aunque se acometa sólo una vez ya perjudica a la imagen de la deuda pública.
Los inversionistas tras ver esta devaluación de los títulos de deuda (los españoles un 2% pero los portugueses un 40%, por ejemplo) previsiblemente exigirán un precio menor y una mayor rentabilidad en las futuras emisiones. Es decir, el mercado asumirá esta pérdida de valor de estos títulos y se podría traducir en un aumento del coste de financiación para los países emisores.