Tal como se esperaba, el principal mercado del mundo recibió
con fuertes bajas la quiebra de Lehman Brothers, el otrora cuarto mayor banco
de Estados Unidos. El despertar de las bolsas también se enfrenta a otro
movimiento financiero de proporciones, el de la compra de Merril Lynch por
parte del Bank of America.
Paralelamente, y como consecuencia de la inestabilidad, los
inversionistas también observan cómo se derrumban los precios internacionales
del petróleo que a esta hora se ubican en torno a los US$ 95. La fuerte baja
está arrastrando a las compañías energéticas.
Como si esto fuera poco, la Reserva Federal anunció esta mañana que la producción industrial cayó en agosto 1,1%, por encima de las expectativas y la baja más pronunciada en tres años.
En ese contexto, el Dow Jones caía 2,5% hasta los 11.136 puntos,
en tanto que el S&P 500 lo hacía en 2,32% a 1.222 unidades. El indicador
tecnológico Nasdaq retrocedía 1,8% 2220 puntos.
La apertura de Wall Street, sin embrago, se daba en un
contexto bursátil internacional que ya sufría los estragos del sistema financiero
estadounidense. En Europa, por ejemplo, el FTSE de Londres, el Cac de París, el
Ibex de Madrid caen más de 4% a esta hora.
En Asia las bajas llegaron hasta un 5%, aunque las bolsas más
importantes como la japonesa se ahorraron las pérdidas debido al feriado
internacional.