Por Hugh Carnegy en París
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, lanzó anoche su embestida por la reelección, adelantando el inicio de su campaña oficial en un esfuerzo por revertir el fuerte liderazgo que ha establecido François Hollande, el contendor de oposición socialista.
Después de tres años de crisis sin precedentes, no presentarse sería “como el capitán del barco en medio de la tormenta, diciendo estoy cansado, he tenido suficiente”, dijo el presidente galo.
Sarkozy dijo que quería continuar el proceso de reforma necesario para adaptar al país a cambios profundos en la economía global. “Francia no puede estar al margen del resto del mundo. Si queremos mantener nuestro sistema social y estilo de vida, tenemos que continuar con el cambio”.
Sarkozy quería esperar hasta marzo para declarar su candidatura para mantener a sus oponentes adivinando y para asirse a la autoridad del rol presidencial lo máximo posible antes de la elección de dos vueltas el 22 de abril y el 6 de mayo.
Pero el cambio del presidente estuvo forzado por un inesperadamente fuerte desempeño de Hollande desde el inicio del año, que ha visto al candidato de oposición acumular un sólido liderazgo en las encuestas de opinión, generando llamados desde dentro del partido de centro derecha de Sarkozy, la UMP, para que tomara las armas.
Sarkozy prometió hacer una campaña “desde el lunes en la mañana hasta el domingo en la noche”, para superar a Hollande y vencer a otros candidatos que lo amenazan, particularmente la líder del partido de extrema derecha Frente Nacional, Marine Le Pen.
Sarkozy, cuyos ratings de aprobación caen en torno a 35%, se ve obstaculizado por su propia impopularidad y la débil economía del Estado tras la crisis financiera de 2008 y la agitación de la eurozona los últimos dos años.
Hubo un atisbo de buenas noticias para el presidente ayer con las cifras oficiales mostrando que la economía francesa creció 0,2% en el cuarto trimestre del año pasado. Pero la decisión de la agencia Moody’s de poner la calificación AAA de Francia en perspectiva negativa, que se suma a una rebaja de S&P en enero, y a una pérdida de 32 mil puestos en el mercado laboral en el cuarto trimestre, subrayaron el duro trasfondo económico que enfrenta el presidente.
Las últimas encuestas le dan algo de aliento. Ifop/Fiducial lo mostró fortalecido para la primera vuelta con un apoyo un poco superior a 25%, mientras Le Pen cayó a menos de 18% y Hollande se mantuvo liderando con 30%.
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