En plena Patagonia, el Fiordo Quintupeu se ha convertido en el foco de atención del mundo de la conservación. Este sector de más de 12 mil hectáreas -de bosque templado lluvioso, hábitats marinos y ecosistemas prístinos- es considerado por muchos como la pieza que falta para completar la consolidación del Parque Nacional Pumalín, el proyecto iniciado por el empresario y filántropo Douglas Tompkins en 1991, cuando adquirió el campo Reñihué para proteger sus bosques nativos de la tala.
La propiedad está actualmente en proceso de venta, gestionada por Mario Anfruns, fundador de Anfruns Propiedades, corredora especializada en operaciones ligadas a conservación y tierras escénicas en la Patagonia. “Estamos ante una oportunidad histórica: esta propiedad es la última pieza del puzle que permite consolidar el Parque Nacional Pumalín, cerrando un ciclo de conservación que ha sido ejemplo a nivel mundial”, dice Anfruns.
Por ahora, no hay acuerdo cerrado. Si se concreta, la operación -cuyo valor es de $ 7 mil millones- permitiría asegurar la protección de uno de los fiordos más singulares del sur de Chile y cerrar un capítulo en la historia del parque más emblemático de la Patagonia.