Finalmente, el 25 de agosto la Unión Inmobiliaria, la sociedad dueña del emblemático edificio del centro de Santiago donde opera el Club de La Unión, logró conseguir que sus acreedores le aprobaran su Reorganización Judicial (RJ).
La propuesta, apoyada sin disensos por la junta de acreedores, considera 12 meses de gracia y luego otros 12 meses de plazo para pagar sus deudas, con cuotas mensuales sucesivas, a razón de 8,33% del pasivo. Ese plazo de gracia dice relación con que, para juntar los recursos, la Unión Inmobiliaria procederá a vender bienes muebles, a su elección, que en su mayoría están ubicados dentro del edificio donde funciona el Club de la Unión. En su mayoría estos bienes muebles de su propiedad están integrados por diversas obras de arte y mobiliario.
Durante la citada junta, eso sí, se conoció que la entidad ya procedió a la venta de un cuadro, para pagar la deuda laboral de trabajadores del Club de la Unión, en la cual la Unión Inmobiliaria ya fue considerada como deudora solidaria, precisan fuentes. Esa venta derivó en un debate durante la junta de acreedores que al final zanjó el abogado de la entidad, Andrés Bastarrica, señalando que la ley permite enajenar bienes sin autorización de los acreedores cuando éstos no superen un determinado porcentaje del pasivo.
En la instancia se conoció el monto al que podrían llegar los pasivos preferentes, entre los cuales se incluyen juicios laborales en que la Unión Inmobiliaria ha sido demandada en forma solidaria. Se trata de $ 10.700 millones, versus activos valorizados en $ 15 mil millones. Aquella cifra excede con creces los pasivos bajo esta RJ, dado que a solicitud de la veedora se incorporó una cláusula en el acuerdo en orden a que con el producto de la venta de activos fijos se priorizará el pago de los créditos que gocen de preferencia que no están afectos a esta reorganización, siempre que sean exigibles y no estén controvertidos en algún tribunal.