En el mercado hay preocupación. Existen dudas -y un poco de miedo- sobre cuánto más va a durar el rally liderado por el frenesí de la inteligencia artificial. Sin embargo, mientras ese ruido crece en Occidente, hay otra tesis que también aumenta con fuerza: la posibilidad de oportunidad en China, un país golpeado hace años por una economía con menos crecimiento y con problemas estructurales por caídas de constructoras y deuda inmobiliaria.
Y justamente, las fichas de este renacer no están en los ladrillos, sino que en el sector tech.
Son muchas las proyecciones para 2026 de distintos bancos de inversión que posicionan al sector tecnológico chino como un “dark horse” (un competidor inesperado) que podría tener un interesante crecimiento durante el próximo ciclo. Uno de ellos es el banco suizo UBS, que en su informe para clientes de fin de año posiciona a los equities de tecnología chinos como “una oportunidad global” que cotiza con un descuento injustificado.
En concreto, afirman que “la fuerte liquidez, los beneficios y los flujos minoristas deberían mantener el impulso de las acciones chinas, asiáticas y de los mercados emergentes”.
Este rally no es una novedad. El sector tech chino ya tuvo un muy buen 2025, arrastrado por la innovación en soluciones locales en IA.
Pero todo indica que esta tendencia alcista seguirá creciendo. “Los nuevos modelos de IA chinos han demostrado su liderazgo tecnológico, y las políticas de apoyo están reforzando la resiliencia del ecosistema. A pesar de los buenos resultados obtenidos este año, las valoraciones siguen estando muy por debajo de las de sus homólogos mundiales y por debajo de los máximos históricos, lo que sugiere un potencial de revalorización. Esperamos que el fuerte crecimiento de los beneficios en 2026 impulse al alza las acciones tecnológicas chinas, y consideramos que el sector es una idea de alta convicción dentro de la renta variable mundial”, explica UBS.
A continuación, veremos las claves para navegar este mercado. Y de si es, realmente, una buena oportunidad para jugarse parte de las lucas el próximo año.
Nasdaq de oriente
Para entender la foto completa hay que mirar el Hang Seng Tech, índice que funciona como el “Nasdaq de Oriente” y agrupa a las 30 mayores tecnológicas chinas. Durante el año, este selectivo ha rendido sobre un 25%, superando incluso al Nasdaq Composite.
¿Por qué el optimismo en este país si las noticias insisten en la crisis china? Porque existen dos economías corriendo en paralelo. Mientras el sector inmobiliario sigue siendo un ancla, el brazo tecnológico juega en otra liga.
El banco inglés Barclays ya lo advirtió en un reciente estudio: 2025 fue una racha de éxitos tangibles, desde la eficiencia de DeepSeek hasta la nube de Alibaba y las baterías de BYD.
Goldman Sachs se suma a este análisis y destaca cómo el tablero se dio vuelta en tiempo récord: “Empresas chinas como Alibaba, Baidu, Tencent y DeepSeek están en marcado contraste con hace un año, cuando las firmas occidentales encabezaban las tablas de clasificación”.
Y agregan: “Mientras EEUU sigue desarrollando los modelos de IA más importantes, la naturaleza de código abierto china les ha permitido dominar cada vez más la adopción en el mundo real por su menor costo y accesibilidad”.
“Anti-involución”
El soporte de esta apuesta es el 15º Plan Quinquenal (2026-2030) de China. Según Goldman Sachs, la hoja de ruta de Beijing prioriza la autosuficiencia tecnológica y la modernización industrial.
ING destaca que la “carrera tecnológica” ya tiene resultados tangibles más allá de los titulares: desde el auge de la robótica industrial hasta las “fábricas oscuras” (totalmente automatizadas) y el dominio en la exportación de semiconductores, que creció un 23,4% en lo que va del año.
A pesar de todo el ruido, Morgan Stanley pone la pelota al piso. Proyectan ganancias moderadas con un crecimiento de utilidades del 6% para 2026, acelerando al 10% en 2027 a medida que la deflación ceda. La estrategia ganadora no es comprar el índice a ciegas, dicen, sino hacer una selección de compañías alineadas con los objetivos de seguridad nacional e innovación de Beijing. Ahí está el desafío.