Una de las características del proceso electoral ha sido su estabilidad. Desde hace ya varias semanas que todo parecía asentado y que de no mediar nada extraordinario tendríamos a Jara y Kast – en ese orden- en una segunda vuelta con resultado predecible en favor de la derecha. Pese a que Kast es el más probable próximo Presidente lleva semanas en un atenuado, pero persistente declive en las encuestas. Encuestas que ya no se pueden dar a conocer a la opinión pública dada la retrógrada e insensata veda que se les impone en nuestro marco institucional.
Si hay algo que nos ha sacado de la modorra electoral – difícil una elección más aburrida que ésta –es que junto con la tendencia al declive de Kast se ha ido consolidando por su derecha –qué mundo loco estamos viviendo– un Kaiser que ha comenzado a trepar desplazando en algunas mediciones a Matthei del tercer lugar. Si a JAK se le sigue apuntando – y con razón – por la debilidad de sus equipos, en el caso de Johannes esto es llevado hasta el límite. El equipo es la familia y no mucho más, donde Axel representa al ala progre-woke si lo medimos con la vara de las ideas de su hermana Vanessa Olimpia.
Parte de la explicación de esto está en el tedio anteriormente señalado, cuando las personas se aburren necesitan llenar su vida con emociones y empiezan a hacer leseras. La derecha siente que la elección presidencial está ganada y puede permitirse cualquier lujo. No hay nada que cuidar, no existe el voto útil y cada uno expresa su molestia con el actual gobierno de la forma más radical posible. Olvídate de los equipos y los planes de gobiernos, esto se trata de dejar un testimonio claro de que el país tiene moverse en forma pendular.
Ya que Kaiser se empieza a acercar al codiciado segundo lugar quizás valga la pena recordar de sus coqueteos cuasi carnales con los movimientos antivacunas, de sus ideas estrambóticas en lo económico como eliminar el Banco Central y conceptos altamente impopulares en buena parte de la población como modificar radicalmente –no conocen otra forma – la PGU. Seguro que si uno pica un poco más salen otras bellezas como éstas.
Con todo este ramillete ideológico, Johannes ha cumplido un rol clave en la campaña de Kast. Le ha permitido al líder Republicano mostrarse frente a la opinión pública en forma consistente como moderado y sensato a diferencia de las campañas anteriores donde siempre le tocó ser el extremo derecho de la contienda. Esta vez, en cambio, ha ocupado con comodidad el puesto de la derecha a secas, sin apellido. Esto funcionaba perfectamente hasta que se le empieza a acercar en las encuestas y se pone especialmente peligroso cuando el convidado de piedra crece con fuerza en el votante obligado–aquel que no vota bajo voto voluntario –y que es por definición más voluble y menos comprometido. Cuando faltan solo 15 días, al menos yo, me pondría nervioso, especialmente sin encuestas confiables en la mano.
Si Kaiser llegara a dar la gran sorpresa, la elección estaría abierta. Y nuestra próxima Presidenta podría ser comunista. Todo por culpa del aburrimiento.